A De Guindos le preocupa que la crisis derive en crisis financiera

La Euro Finance Week, en Frankfurt, debería haber tratado fundamentalmente sobre digitalización, pero la pandemia se impone como prioridad y el sector se apresura a elaborar los primeros diagnósticos, con la vacuna ya a la vista. El vicepresidente del Banco Central Europeo, Luis de Guindos, ha mostrado una visión positiva de balance de actuación, reconociendo que «los bancos han contribuido a absorber el impacto de la pandemia», al cubrir el aumento de la demanda de créditos y que «han capeado la crisis hasta ahora bastante bien, pese a algunos riesgos y vulnerabilidades».

En su opinión, el sector bancario «ha ayudado a evitar una contracción del crédito, que hubiera sido perjudicial para la economía», pero también ha reiterado que eso no servirá para salvar al sector si no se toman medidas con prontitud. «Es urgente afrontar la debilidad estructural del sector bancario europeo, reduciendo el exceso de capacidades y aumentando la eficiencia de los costes para abordar su persistente baja rentabilidad», ha advertido, señalando que es importante que los bancos utilicen sus colchones de capital para absorber pérdidas y continuar apoyando el crédito.

A medio plazo es deseable, según de Guindos, que los bancos vuelvan a lograr un equilibrio entre las exigencias de capital estructurales y cíclicas para crear espacio de prudencia macroeconómica. «Una mayor proporción de colchones disponibles aumentaría la capacidad de las autoridades de actuar de forma contracíclica», ha dicho, haciendo también hincapié en que los bancos europeos ya tenían problemas antes de la crisis que ha ocasionado la pandemia, dado que su valor bursátil había caído debido a su muy baja rentabilidad.

Dado que esta está causada a su vez por el exceso de capacidades, la diversificación de ingresos limitada y la baja eficiencia sobre los costes, Guindos ha hecho un llamamiento a las directivas de los bancos a actuar para paliar cuanto antes esas dolencias. «La necesidad de abordar estos asuntos estructurales es ahora más urgente que nunca», ha dicho, instando además a los bancos europeos a reducir más los costes para mejorar su eficiencia y recordando que las fusiones y adquisiciones son otra forma de reducir el exceso de capacidades en el sector. «Los planes de fusiones nacionales en algunos países son una señal alentadora en este aspecto», ha mencionado con esperanza.

Entre las señales de alarma que ha ido enumerando en su intervención, se ha referido también a que «los fondos de inversión continúan siendo vulnerables a salidas de capital repentinas en periodos de tensiones en el mercado debido a sus bajos colchones de liquidez». Por ello, de Guindos aconseja que «también es necesaria una revisión de los requerimientos de liquidez para los fondos del mercado de dinero y su composición de cartera».

Todo es poco en una situación tan crítica como la que vive no solo el sector, sino la economía global en su conjunto. En este, sentido, la retirada prematura de los programas de avales desplegados durante la crisis para paliar el impacto de la pandemia, provocaría un indeseado endurecimiento de las condiciones para conceder préstamos por parte de las entidades bancarias y desencadenaría una crisis crediticia para las empresas, ha advertido. «Un retirada prematura de los sistemas de garantía de préstamos puede inducir a los bancos a endurecer los estándares crediticios», ha dicho, «esto daría lugar a una contracción del crédito para las sociedades no financieras y se traduciría en un fuerte aumento de los incumplimientos de las empresas».

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, ya ha mencionado en público el peligro de una segunda crisis financiera como consecuencia de ese desarrollo de los acontecimientos económicos. Al igual que Lagarde, de Guindos, aunque ha reconocido que las medidas de apoyo eventualmente deberán retirarse, ha subrayado que su retirada «abrupta y prematura» podría dar lugar a «efectos de acantilado», enfriando así la ya tibia recuperación económica de la zona euro.

Guindos prevé que las quiebras corporativas aumenten en 2021 y ha señalado que el riesgo de crédito ha aumentado particularmente en el caso de las pymes, ya que estas empresas dependen más de la financiación bancaria que las grandes. Entre las fichas de dominó que preocupan al vicepresidente del BCE, por su posible caída en cadena y por el impacto en la estabilidad financiera relacionado con la posición de entidades no bancarias, ha apuntado la vulnerabilidad de los fondos de inversión ante salidas repentinas de dinero durante periodos de turbulencias.

«Los fondos de inversión continúan siendo vulnerables a salidas repentinas durante períodos de tensión del mercado debido a que sus reservas de liquidez son relativamente pequeñas», ha previsto, por lo que considera necesario revisar los requisitos de liquidez de los fondos del mercado monetario y la composición de su cartera. «Aunque los fondos aumentaron temporalmente sus tenencias de activos líquidos en respuesta a la tensión del mercado, sus posiciones de efectivo ya han vuelto a los niveles anteriores a la pandemia. Esto vuelve a dejar al sector vulnerable a grandes reembolsos en caso de nuevas turbulencias en los mercados financieros», ha concluido.
Source: ABC

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *