Las «fintech» ven su trampolín definitivo en la consolidación del sector bancario

La banca tradicional española vive tiempos convulsos. Las negociaciones entre Caixabank y Bankia para crear el primer banco por volumen de activos nacional acaparan ahora todas las miradas, pero el resto de entidades saben que también tienen que mover ficha por las continuas presiones de los reguladores y el problema de la baja rentabilidad, agravado por la crisis del coronavirus. La tercera gran oleada de fusiones se cierne sobre el sector y con ella se abre una ventana de oportunidad para las denominadas «fintech», empresas tecnológicas que ofrecen productos y servicios financieros para operar cien por cien en el mundo online.

Estas compañías ya venían creciendo con fuerza en nuestro país: en apenas cuatro años se han quintuplicado, desde las 78 de 2015 a las 385 que se contabilizaron en 2019. Las hay de todas las tipologías: préstamos, medios de pago, inversiones, finanzas personales, neobancos… pero lejos de haber tocado techo, los expertos consultados creen que todavía les aguarda un futuro prometedor y que el contexto actual, marcado por el Covid-19 y los procesos de consolidación bancaria, juega a su favor. «Tras la crisis de 2008 la banca americana reaccionó con grandes reformas, mientras que en Europa respondimos con apoyo estatal y con regulación, lo que dificulta la innovación. Cuantas más ineficiencias tiene el sistema financiero, más oportunidades surgen para los actores «fintech» y la pandemia ha hecho que esa necesidad de cambio se acelere», asegura Luis Garvía, profesor de Finanzas de ICADE Business School.

Con el baile de fusiones a la vuelta de la esquina, las «fintech» tienen ante sí la ocasión perfecta para captar nuevos clientes. «Si ahora hay bancos que van a estar más focalizados en temas internos, puede ser una opción que las «fintech» aprovechen para hacerse con segmentos o nichos de soluciones verticales específicas», apunta Miguel Ángel Barrio, subdirector del Programa de Innovación Digital y Fintech del Instituto de Estudios Bursátiles (IEB) y Head of Entelgy Digital. Matiza, eso sí, que los bancos también se están introduciendo en el mundo «fintech», con lo cual ellos mismos pueden poner en marcha soluciones para las áreas sin cubrir. En junio, sin ir más lejos, Caixabank relanzó su aplicación bancaria móvil Imaginbank con el objetivo de elevar en un 70% la rentabilidad con los clientes jóvenes.

Más competencia

Francisco Uría, socio responsable del sector financiero de KPMG en EMA (Europa, Oriente Medio y África), destaca que el efecto más probable de la presumible nueva ola de consolidación bancaria es «que puedan surgir nuevas oportunidades para el desarrollo de nuevos negocios que se conviertan en una alternativa competitiva a los bancos tradicionales». Por otro lado, señala que «para aquellas «fintech» que ya hayan entrado en alianzas con bancos que puedan participar en procesos de integración, la situación será equivalente a otros ámbitos en los cuales han surgido vehículos instrumentales para la colaboración estratégica entre los bancos y otras entidades, reguladas o no».

Anticipa, además, que los servicios financieros van a evolucionar todavía con mayor rapidez tras la experiencia del confinamiento desde los canales tradicionales hacia los digitales: «El escenario competitivo se hará más complejo y es probable que en un contexto en el que se está produciendo una ralentización en el ritmo de entrada de inversores en el sector, veamos un proceso de consolidación también en el mundo «fintech» que probablemente sería positivo».

«La oleada de fusiones de la banca tradicional puede replicarse en las entidades fintech»

Aunque en la actualidad las «fintech» representan alrededor del 5% del negocio bancario, Alberto Gómez Toribio, director del programa Experto Universitario en Desarrollo de Aplicaciones Blockchain de la Universidad Internacional de la Rioja (Unir), recuerda su potencial en un momento como el actual: «El que exista un cuasi-monopolio en banca es el caldo de cultivo ideal para que surjan actores especializados. Llega un momento en que los bancos no pueden crecer más en ingresos incrementando el número de clientes porque ya han alcanzado una cuota de mercado muy alta, así que optan por lanzar productos más complejos y el consumidor percibe que la «fintech», especializada en un único segmento, es un mejor prestador de servicios». ¿Qué pueden hacer los bancos para evitar el trasvase de clientes a estas empresas nativas digitales? El profesor pone como ejemplo la adquisición que hizo Telefónica de Tuenti para convertirla en un operador móvil virtual orientado al público joven: «Los bancos van a tener que adoptar esa estrategia si no quieren seguir siendo drenados en clientes por las «fintech», aunque es una decisión que cuesta tomar porque canibaliza su propio negocio».

El nuevo escenario bancario supone una ocasión perfecta para que las «fintech» den un golpe sobre la mesa y reivindiquen su posición, pero también para que potencien su colaboración con las entidades tradicionales. «Muchas compañías «fintech» están en actividad récord porque en la situación actual son parte de la solución para el sector financiero», asegura Rodrigo García de la Cruz, presidente de la Asociación Española de Fintech e Insurtech (AEFI). En concreto, explica que para las «fintech» «business to business» (representan el 56% del total, según datos de Funcas), está siendo un momento «muy interesante» porque la banca ha tenido que desarrollar más procesos digitales y está requiriendo de su colaboración. Fuentes bancarias comentan que para los bancos, estas compañías «pueden ser un aliado en la evolución del proceso de transformación digital que el cliente bancario pide cada vez con mayor intensidad», mientras que a las «fintech» esa colaboración «les puede acercar al profundo conocimiento que tienen los bancos del cliente y a la relación de confianza en que se basa el negocio bancario».

Por segmentos de actividad, algunas categorías de «fintech» apenas han sufrido el zarpazo del Covid-19, mientras que otras sí que se han visto más perjudicadas. «La sensación es que en el ámbito de los pagos las «fintech
» ha mantenido una fuerte actividad, del mismo modo que también se ha mantenido una fuerte entrada de inversores y transacciones relevantes», dice Francisco Uría (KPMG). La otra cara de la moneda es el ámbito del crédito, especialmente del crédito al consumo, donde los efectos económicos relacionados con la crisis han provocado una menor actividad.

En términos de inversión, el último informe global de KPMG sobre la industria «fintech» muestra que se ha producido una ralentización vinculada al Covid-19 en el volumen de inversión (25.6000 millones de dólares de enero a junio frente a los 150.400 millones de 2019) y en las transacciones ligadas a estas entidades. «Creemos que se trata de un fenómeno temporal y que terminarán beneficiándose del impulso que el negocio financiero a través de canales digitales va a tener en los próximos años», sostiene Uría.

Sobre el estado en que se encuentra el apetito inversor en España respecto a Europa, indica que «existe una percepción general, y probablemente real, de que los efectos negativos de la pandemia sobre la economía española van a ser más intensos y prolongados que en otros lugares, lo que tiene efectos sobre las expectativas de rentabilidad de casi todos los negocios y también sobre las operaciones de crédito». No obstante, afirma que hay ámbitos como el comercio electrónico o los pagos digitales que «están experimentando un fuerte crecimiento y en los que se observa un mayor apetito inversor por lo que, al igual que en toda Europa, se observa un apetito inversor diferencial respecto a los distintos sectores en relación directa con los efectos sufridos y las expectativas de una recuperación más o menos rápida como consecuencia de la pandemia».

El negocio financiero a través de canales digitales crecerá en los próximos años

En 2019, la inversión en «fintech» españolas fue todavía incipiente si se compara con otros países de Europa, ya que representó un 3% del total, según un estudio de Finnovating, plataforma global de estrategia de innovación abierta, con datos referidos a 2019. Jaime Fernández, responsable de innovación de Finnovating, confía en que ese porcentaje aumente en los próximos años: «Uno de los aspectos que puede atraer del mercado español es que la valoración de sus startups es menor que la de empresas similares en Reino Unido, de forma que por la misma inversión pueden conseguir una mayor participación». Por delante de España se sitúa Francia (6%), Suecia (7%), Alemania (28%) y, como líder destacado, Reino Unido (42%), que cuenta desde 2017 con un «sandbox» regulatorio, es decir, un entorno controlado de fomento y prueba de las innovaciones para las «fintech».

Pero no todo está perdido para España. El Consejo de Ministros aprobó en febrero el Proyecto de Ley para la creación de un «sandbox» para acompañar la transformación digital del sistema financiero, ahora pendiente de ser aprobado como ley en las Cortes. La propuesta, impulsada por el Ejecutivo de Mariano Rajoy y retomada por la actual ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, podría ser la catapulta definitiva para que España sea convierta en un referente en la Unión Europea. «Sería un absoluto disparador, es decir, aceleraría el proceso de crecimiento de este sector enormemente y eso también atraería inversión», reflexiona Miguel Ángel Barrio (IEB). La patronal calcula que este espacio de pruebas generaría 5.000 empleos en los próximos dos años y atraería 1.000 millones de euros de inversión.

David Conde, cofundador de Coinscrap«La crisis del coronavirus ha mejorado nuestras perspectivas»
Está operativa en España desde hace tres años y ya ha conseguido cerrar alianzas con entidades como Caser, Mapfre, Bankia y Evo Banco, entre otras. La «fintech»» Coinscrap nació con el objetivo de «mejorar la salud financiera de las familias» a través de una plataforma de planificación que utiliza reglas de ahorro y finanzas conductuales. David Conde, uno de los fundadores, que había trabajado previamente en banca privada, cuenta que durante esa experiencia profesional constató cómo, por regla general, a las personas les cuesta planificarse y pensar en el medio-largo plazo. De ahí la puesta en marcha de la startup.

En 2017 cerraron un acuerdo con Caser Seguros. Ellos ponían la tecnología y la aseguradora les proveía del producto de ahorro. «En 2018 nos damos cuenta de que es complicado monetizar este tipo de modelo de negocio porque la gente necesita la ayuda, pero es complicado que estén dispuestos a pagar por ello», cuenta a ABC Conde. Por este motivo, empezaron a vender la plataforma como marca blanca a bancos y aseguradoras… una decisión acertada, ya que estos clientes suponen hoy su principal fuente de ingresos.

El año pasado cerraron una ronda de financiación de 180.000 euros y la empresa, de origen gallego y con una plantilla cercana a 20 trabajadores, ya piensa en comenzar el escalado internacional en 2021, en concreto, en algunos países europeos donde operan sus clientes y también en Iberoamérica. Unos planes que la crisis del coronavirus no ha conseguido truncar. «Es más, probablemente haya mejorado incluso nuestra perspectiva. De hecho, hemos cerrado dos acuerdos más durante la pandemia. Si bien es cierto que el coronavirus ha afectado a los presupuestos de nuestros clientes, de momento nuestros proyectos siguen adelante y creo que estamos muy bien posicionados de cara al futuro», explica David Conde.
Source: ABC

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *