«Quiero tener el derecho a elegir dónde vivir y dónde trabajar». Y con esa filosofía Michaele Somaschini, licenciado en Empresariales, teletrabaja en la división de transportes de Indra desde Barriomartín, un pueblecito de la provincia de Soria con diez habitantes en invierno y un centenar en verano. Algo a lo que Michele ya se ha acostumbrado: en los meses estivales, cuando falla la conexión a internet, se marcha a otro pueblo cercano en busca de la Wifi del ayuntamiento para conectarse. «Aquí hay que pelearse con la cobertura —cuenta—. Las telecomunicaciones son básicas. Hoy da igual que haya una carretera o que se encuentre en mal estado pero si no tienes internet estás vendido. Desde aquí trabajo con gente de Arabia Saudí y Londres. Pero hay pueblos que ni quiera tienen cobertura para una llamada de móvil».
En el año 2012 decidió abandonar Madrid junto a su pareja por una vida menos estresante. «Solo veía a mi pareja en la cena y eso no es plan de vida», recuerda Somaschini. Ahora además de teletrabajar, tiene un taller de carpintería. «En el pueblo no hay tiendas, la más cercana está a 6 kilómetros. Solo tenemos el bar de la asociación de vecinos que nos turnamos para atenderlo». Lo mejor: «flexibilidad de horario, conciliación y la cercanía de la gente». Pero a veces echa en falta «el trato personal con sus compañeros».
Source: ABC