Hay que aclararse

La ministra Yolanda Díaz ha ido a Bruselas, en donde se ha entrevistado con feroces retrógrados, como el demócrata Paolo Gentilone y el socialista Nicholas Schmit, que ocupan las carteras de Economía y Trabajo, y le han dado con la carpeta en las narices. Bueno no, han estado todos muy amables y comedidos: «Hemos tratado de las líneas básicas para la modernización del mercado de trabajo».

El problema reside en que detrás de una frase tan superficial se esconde una discrepancia profunda. La ministra, su jefe Pablo Iglesias y la parte ultraprogresista del Gobierno progresista quiere, simplemente, demoler la reforma laboral del PP. Una reforma que no fue capaz de crear trabajos de gran calidad y elevados salarios, pero que creó empleos, muchos empleos.

Exactamente esos empleos que ahora buscamos y no encontramos. A la UE no le gusta este tipo de cambios que desprecian la estadística. Pretende que todo cambio se haga por consenso, es decir contando con el beneplácito de aquellos que se encargan de crear los empleos que buscamos y de quienes los ocupan. La ministra ha demostrado su elevada capacidad para dialogar y acordar con los agentes sociales. Hay buenos ejemplos.

Pero esta vez, el Gobierno ha dado demasiados tumbos y necesita aclararse. A veces se trata de eliminar los aspectos más lesivos (¿para quién?) de la reforma. Otros, de eliminarla por completo. En ocasiones pacta esto con Bildu y luego se desdice el PSOE en una nota apresurada y agobiada. De todo. Total, que nadie sabe que quiere hacer de verdad, aunque todos lo sospechamos, o mejor, no sabemos lo que se va a atrever a hacer.

Hasta ahora, ha conseguido apartarse del tiro del desastre, escondiéndose detrás del impacto del Covid-19. Pero esa excusa no durará siempre y la mejor manera de encarar la tarea es con el acuerdo. Un acuerdo entroncado en un ambiente que despeje incertidumbres, en el que las ayudas estén claras, sean decididas y lleguen a sus destinatarios; en el que el entorno fiscal esté determinado y en el que la administración sea ágil y juegue a favor del espectáculo.

Por eso, antes de utilizar la piqueta y ponerse a derribar el edificio podría empezar por ahí, por construir un entorno laboral que respete derechos, pero no eluda obligaciones. Que premie y no castigue a quien se ocupa de la imprescindible tarea de crear empleo.
Source: ABC

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