Objetivo: ahogar Madrid, aunque se arruine España

La pandemia se ha convertido en la excusa perfecta para ahogar económicamente a Madrid, aunque con ello se arrastre al conjunto de la economía española. Los gobiernos liberales de la Comunidad de Madrid llevan 30 años triunfando en las urnas, a pesar de los escándalos de corrupción, fundamentalmente por una razón: la aplicación de un modelo económico de éxito con impuestos más bajos que en otras regiones de España, libertad de horarios comerciales y menos trabas administrativas a la implantación de negocios. Eso se ha traducido en que año tras año la comunidad haya ido ganando peso tanto en el PIB nacional, con más del 19% del total superando ya a Cataluña, como en la atracción de inversión exterior: más de 13.000 millones el año pasado, el 61% del total nacional.

La primera ola de la pandemia ya hundió el conjunto de la economía española más de un 17%, al aplicar medidas de confinamiento más estrictas que en la mayoría de los lugares del mundo, y a pesar de ello tener una de las tasas de mortalidad más altas, con más de 50.000 fallecidos, según las cifras del INE. Lograr un equilibrio entre la defensa de la salud y de los intereses económicos es difícil, pero el espectáculo al que estamos asistiendo, con las órdenes del gobierno de Sánchez para meter a los madrileños en una ratonera en la que se contagien unos a otros y se hunda buena parte del tejido empresarial, más parece un intento desesperado del gobierno central por ahogar a su rival político, que una medida para velar por la salud de los madrileños y de los españoles.

Me pregunto si no sería más fácil que volver a hundir la economía madrileña reforzar los centros de salud y hacer test masivos con resultados inmediatos que permitieran aislar a los positivos y sus contactos rápidamente, de modo que no se vaya extendiendo el virus. Y aquí hay que pegar un tirón de orejas al Gobierno de Ayuso. Ha tenido tiempo para prepararse y lo que no tiene sentido es que una persona tenga fiebre un día, le hagan la PCR dos días después, y le den los resultados cuando han pasado cuatro días más. Y luego vuelta a empezar con sus contactos. Eso significa que durante casi una semana, desde que alguien tiene los primeros síntomas hasta que se confirma el positivo y sus contactos se aíslan, estos han seguido haciendo su vida normal y han podido estar contagiando a otros. Y les digo por experiencia que, por desgracia, a estas alturas de la segunda ola, así es como está funcionando el sistema sanitario en Madrid. Y esto tiene solución más allá del confinamiento de la capital. Se trata de salvar vidas, sí, pero para eso no es necesario arruinar Madrid.

No sé si el Gobierno se da cuenta de que si la economía madrileña se hunde, arrastra al conjunto de la economía española. Y la arrastra no solo por ese casi 20% que pesa el PIB madrileño sobre el nacional. Los turistas madrileños ya no podrán salir este puente del 12 de octubre a hoteles y restaurantes de la costa o de la montaña, dejando allí su dinero. Las pérdidas de empleo que sin duda se producirán harán mella en los ingresos por cotizaciones y en el superávit que la región tiene en su sistema de pensiones y que se utiliza para pagar las prestaciones de las regiones deficitarias, todas las demás, salvo Baleares, Canarias y Murcia. Y si se hunden sus ingresos, Madrid tampoco podrá aportar tanto a ese fondo de solidaridad interregional por el que tanto protestan los gobiernos catalanes pero que tiene a Madrid como su principal contribuyente. No sé si el Gobierno de Pedro Sánchez es muy consciente de lo que está haciendo, pero no puedo estar más de acuerdo con esta afirmación de la presidenta madrileña: «Si se arruina Madrid, se arruina España».

Las cifras. La economía madrileña es la que más pesa en el PIB nacional, un 19,3% del total, por encima incluso de Cataluña. Madrid es además la que más inversión extranjera atrae, el año pasado 13.000 millones; la que más aporta a la solidaridad interregional: 4.000 millones, y la que más contribuye al pago de las pensiones de otras autonomías con los 2.000 millones de su superávit

María Jesús MonteroMás gasto y más impuestos, cuestión de ideología
Disparar el gasto y subir los impuestos. Esta es la política fiscal que pactaron PSOE y Podemos al formar gobierno y que la pandemia parecía haber frenado, pero nada más lejos de la realidad. Hacienda ha anunciado la suspensión de las reglas fiscales y, por tanto, los límites al gasto de las administraciones, de momento durante dos años. Parece lógico si se refiere al gasto relacionado con el Covid, pero mucho me temo que algún manirroto lo aproveche para otras cosas. Y de subidas de impuestos no nos libramos, aunque como en el caso del IVA a la educación y sanidad privada al final se traduzca en más déficit, porque aumentará el gasto en la pública. Es solo ideología.
Source: ABC

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