Hace unos meses algunos apostaban por una «V» como forma de salida de la crisis del coronavirus, es decir, un fuerte repunte rápido y similar al de la caída. Pero han acertado los que apuntaban a otros escenarios de mayor lentitud (U, L, W, logotipo de Nike…). Y últimamente ha hecho fortuna describir la salida como en forma de «K», que significa que algunos sectores (tecnología, salud, sostenibilidad…) muestran crecimientos significativos, pero otros (turismo, hostelería, pymes…) no lo hacen en absoluto. Como en la economía española predominan los segundos, es evidente que nuestra evolución será más desfavorable que en otras de nuestro entorno.
A lo largo de este período las proyecciones sobre el impacto real de la crisis en el crecimiento económico se han ido adaptando a la imprevisible evolución de una pandemia desconocida. Al principio algunos limitaban su impacto a China e incluso se tardó en tomar en serio cuando estalló en Italia. Todavía el 28 de febrero, al que suscribe, le tildaron de muy pesimista por decir que la tasa de mora bancaria se podría duplicar (ojalá se quedara ahí…). Incluso, cuando vino el confinamiento, aunque se aceptó un impacto económico muy fuerte, se consideró relativamente transitorio.
Y lo que no imaginábamos es que la auténtica «V» la encontraríamos en…. la curva de infectados y antes de lo previsto. Porque tenemos ya la segunda oleada en los países de nuestro entorno y, aunque también crece bastante en Francia, Holanda, UK…, desgraciadamente volvemos a ser los peores de la clase. Para oprobio de nuestros gobernantes a todos los niveles y de nosotros mismos. La consecuencia es que las previsiones económicas efectuadas normalmente bajo la coletilla de «salvo segunda oleada» se han convertido en optimistas, al menos para el final de 2020 y la primera parte de 2021.
En los dos primeros trimestres de 2020 el PIB español ha retrocedido un 5,2% y un 17,8% respectivamente. Tras ello, necesariamente, el PIB tiene que rebotar en el tercero una vez acabado el confinamiento. En los mercados se conoce como el «dead cat bounce» (rebote del gato muerto) una subida sin fuerza tras un fuerte desplome. Pues algo parecido es lo que está pasando en nuestro PIB en el tercer trimestre, que crecerá más del 10% pero casi se puede calificar como un repunte meramente estadístico. Y lo probable es que en el cuarto trimestre la evolución nos vuelva a defraudar. En el conjunto de 2020, promedio de los cuatro trimestres, el desplome del PIB español no andará lejos del 12%. Un desastre integral, que nos colocará en la cola de nuestro entorno europeo. E indica que la figura de salida de la crisis en España quizás esté más cerca de la «L» que de cualquier otro modelo (salvo algunos sectores en la parte alta de la «K»).
Lo probable es que en el cuartro trimestre la evolución del PIB nos vuelva a defraudar
¿Y cómo será 2021? Oscuro e incierto, como el reinado de Witiza. Depende de factores sanitarios (¿cuándo habrá vacuna?, ¿será efectiva?, ¿tomaremos medidas sanitarias más adecuadas?) y de las decisiones económicas del gobierno. En esto último, no cabe ser nada optimista. Déficit y deuda monumentales. Y un presupuesto con algunas medidas «ideológicas» y apoyado en extremistas, como Podemos, Bildu y los independentistas hace temer que resulte en realidad un bodrio. Obviamente, el crecimiento del PIB resultará inferior a la caída de 2020, quizás ni la mitad (y sobre una base menor). Y lo peor es que no alcanzaremos el PIB de 2019, como mínimo, hasta 2023 y quizás más tarde.
Mala suerte ha tenido España de que nos pille la crisis con una mayoría parlamentaria como esta. Pero es consecuencia de lo votado. Nuestra única esperanza es el fondo de reestructuración europeo y que, con él, Bruselas obligue a adoptar medidas sensatas. Y habrá que confiar también en el sector privado y la iniciativa empresarial para que desatasquen el carro…
Carmelo Tajadura es economista
Source: ABC