Equinoccio de primavera 2020: qué es y qué sucede en el hemisferio norte

En medio de la crisis por la pandemia del coronavirus, un dato puede pasar desapercibido. Este 20 de marzo comenzará una nueva estación: la primavera, en el hemisferio norte, y el otoño, en el sur.

Equinoccio de primavera 2020: qué es y qué sucede en el hemisferio norte

Astronómicamente, el arranque se da con el equinoccio de primavera, un evento astronómico en el que el Sol, si se lo ve desde la Tierra, cruza el ecuador celeste en un movimiento aparente hacia el norte. Exactamente tras 92 días, su fin llegará con el solsticio de verano, el 20 de junio.

¿Qué sucede en el cielo?

Si se piensa una esfera justo sobre del ecuador terrestre, -ecuador celeste, para los astrónomos- el Sol pasaría esa línea imaginaria sólo dos dos veces al año. Por eso, solo hay dos equinoccios anuales. En el hemisferio norte, el de primavera (otoño, en el sur) se da entre el 20 y el 21 de marzo; el de otoño (primavera en el hemisferio sur), entre el 21 y el 22 de septiembre.

Durante los equinoccios de marzo y septiembre, el día y la noche tienen una duración muy similar, cercana a las 12 horas en todos los lugares de la Tierra, que queda a la misma distancia con respecto al Sol en ambos hemisferios. Es más, la misma palabra proviene del latín aequinoctium y quiere decir «igual noche».

Además, si bien se suele decir que siempre el sol sale por el este y se pone por el oeste, esto literalmente se da sólo en los equinoccios por el eje de rotación de la Tierra y su traslación alrededor del Sol.

El resto de los días, en el hemisferio norte, el punto de salida y puesta del Sol se va desplazando hacia el norte en primavera y verano; y hacia el sur en otoño e invierno.

Según Clarín a partir de ahora, no sólo las temperaturas comenzarán a subir sino que, en el norte, el Sol se dejará ver, cada día un minuto antes y se ocultará uno más tarde, por eso, los días serán entre dos y tres minutos más largos y las noches, más cortas. Lo contrario comenzará a ocurrir en el sur.

Desde hace miles de años las diferentes civilizaciones que eran capaces de observar y medir la fecha del equinoccio de primavera. En este sentido, en algunos casos construyeron monumentos para refinar las mediciones.

Símbolo de fertilidad y resurgimiento, el equinoccio de primavera era una celebración muy frecuente entre los Celtas y los Mayas​ ya que indicaba el comienzo de la siembra.

Informe21 / MV

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Source: Informe21

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