Un horizonte con más impuestos que nunca en Portugal

El ministro de Finanzas de Portugal, Mário Centeno, ya ha presentado las líneas maestras de los Presupuestos para 2020, que se someterán al veredicto parlamentario los días 9 y 10 de enero. La receta contempla más impuestos que nunca y previsiones de partidas claramente insuficientes en los sectores más depauperados (Sanidad y Transportes), aunque el Gobierno socialista se escuda en un «continuismo» y en «la mejoría de rendimientos, el apoyo a la modernización de las empresas y el refuerzo de las inversiones para ampliar la calidad de los servicios públicos».

Queda sin aclarar cuál será el peso del nuevo rescate que requiere Novo Banco. Centeno ha pasado de puntillas por el asunto, pero la urgencia de esa inyección de capital es un hecho incuestionable y hasta el presidente, Marcelo Rebelo de Sousa, lo da por seguro.

Los socialistas están en una posición de mayor fuerza que en la pasada legislatura, toda vez que obtuvieron 108 escaños en las elecciones del pasado octubre, solo a ocho de la mayoría absoluta. Así, solo necesitan de un apoyo para sacar adelante los Presupuestos. Si los 19 diputados del Bloco de Esquerda (similar a Unidas Podemos) ya han dicho que se niegan a dar al primer ministro, António Costa, un «cheque en blanco», resta la posibilidad de pactar con los 12 vocales del Partido Comunista. Es decir, sobran opciones en medio de un panorama sin chantajes nacionalistas en el horizonte, sencillamente porque no existen.

La creación de nuevas tasas se ha convertido en una práctica habitual de Centeno, cuya concepción general para recaudar más dinero pasa por evitar la austeridad en sentido literal, pero desviarla hacia una fuerte subida de impuestos indirectos. Un esquema que cuadra con los planteamientos de Pablo Iglesias, principal socio de Pedro Sánchez de cara al futuro Gobierno español, con permiso de los independentistas catalanes.

Así, Portugal quiere dar luz verde a una tributación por plásticos desechables en los servicios de comida y bebida para llevar (cada vez más utilizados a causa de la explosión turística). Ya se puso en marcha la tasa para los refrescos, pero ahora sube la imposición basándose en sus niveles de azúcar.

Otra de las medidas más llamativas tiene que ver con la venta masiva de inmuebles vacíos en Lisboa y Oporto, pues los flamantes propietarios, habitualmente grupos hoteleros o fondos de inversión, deberán pagar un 7,5% cuando les haya costado más de un millón de euros. Así, se estrecha el cerco impositivo al alojamiento local, dado que los usuarios se refugian en el alquiler de viviendas como fórmula de ingresos.

La propuesta del ministro luso estima que el IRS (equivalente al IRPF en España) sea objeto de actualizaciones que rondarían el 0,3%, pero este proyecto encierra trampa ya que sus propias estimaciones de inflación se cifran entre el 1,2% y el 1,4% para 2020. Conclusión: los portugueses perderían poder adquisitivo. Y persisten las tributaciones en dos sectores fundamentales: el farmacéutico, que en esta ocasión puede oscilar entre el 2,5% y el 14,3%, y la banca, que solo este año ya tuvo que abonar 182 millones al Estado.

El maltrecho Servicio Nacional de Salud exige fuertes inversiones y es cierto que los Presupuestos establecen unos 800 millones de euros, pero los expertos ya han advertido de que se trata de una cantidad ínfima que no colma ni de lejos las necesidades. También despierta inquietud el IVA variable que puede aplicarse en el consumo de electricidad, en vista de que al final se multiplicarían los casos excepcionales y desaparecerían las tablas igualitarias.
Source: ABC

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