Lotería, el gran negocio del Estado con el que gana más de 2.300 millones al año

Más de 9.000 millones de euros de facturación anual y un beneficio total de unos 2.400 millones de euros. Y todo eso con una plantilla de solo 600 trabajadores. Son tres de las grandes cifras que resumen el poderío de la empresa pública del juego en España, la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado (Selae). Es, con mucho, la empresa más rentable de la Administración española y un negocio que dirige el Ministerio de Hacienda, del que orgánicamente depende esa sociedad mercantil.

En un país acostumbrado a ver números rojos en las cuentas de empresas públicas –estatales, autonómicas y locales–, la Selae no solo es una excepción sino el buque insignia del gran negocio que obtiene el Estado con los juegos de azar.

Esa sociedad pública convierte al Ministerio de Hacienda en el mayor operador del mercado del juego en España. Con ella, el Estado copa el 35% de todo ese mercado que, por cierto, ha crecido con fuerza en los últimos años. La segunda mayor empresa del sector es la ONCE, con una cuota de casi el 15%. Y el resto se reparte en una nutrida lista de otros operadores privados, lista que también ha engordado con fuerza en los últimos años al calor de esa expansión de este negocio del azar.

De todo lo que mueven las empresas privadas del juego, las administraciones públicas se quedan con una parte por la vía de los impuestos. Pero esos ingresos se multiplican porque, además de la recaudación tributaria, el Estado es en sí mismo el mayor empresario del juego en España gracias a su empresa pública Selae.

Esta sociedad le ha reportado al Estado unos beneficios acumulados de unos 8.500 millones de euros en el quinquenio 2014-2018. En ese periodo, la Selae facturó un total de 43.956,9 millones de euros con la venta de todos los juegos de azar que ofrece.

Descontados los gastos –entre ellos el dinero que paga en premios–, en esos cinco años Selae ha obtenido un beneficio bruto de 11.533 millones de euros. Y hay que tener en cuenta que, en el caso de esta empresa pública que pertenece íntegramente al Estado, el beneficio bruto es también el beneficio neto: todo queda en casa, la Administración cobra los dividendos y también el Impuesto de Sociedades.

Navidad
De lejos, la Lotería de Navidad es la mayor fuente de ingresos de Selae. Un único sorteo, el del 22 de diciembre, concentra un tercio de las ventas totales de la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas del Estado.

A falta de las cifras definitivas que deje el sorteo de este año, baste como botón de muestra el balance que arrojó el de 2018: el año pasado, entre todos los juegos de azar que comercializa la Selae, esta empresa pública facturó 9.000,36 millones de euros. De ellos, 2.819,03 millones los ingresó con la venta de la Lotería de Navidad.

El segundo producto que más vendió el año pasado fue la Lotería Primitiva, con una recaudación bruta de 1.383,96 millones de euros, seguido de los sorteos de la Lotería Nacional de los sábados, que le reportaron unas ventas de 1.381,09 millones. En cuarta posición están los sorteos de Euromillones, con los que en 2018 obtuvo unos ingresos brutos de 1.257,53 millones.

De forma global, entre todos los sorteos de la Lotería Nacional, incluyendo los navideños, Selae facturó el año pasado 5.223,95 millones de euros, lo que supuso prácticamente el 60% de su cifra total de negocio.

En los últimos años, la venta de Loterías y Apuestas del Estado ha ido a más. Tras el bache de la crisis se ha producido una remontada que está por ver si se mantiene este año, aunque los directivos de esta empresa pública lo daban por seguro a principios del ejercicio.

Aumento del negocio
De momento, de 2011 a 2018 la facturación de la Selae acumuló un aumento del 17%. Eso sí, el crecimiento se ha ido moderando: en 2014 el aumento fue del 2,24% y alcanzó el 3% en 2015, pero en 2016 fue del 1,26%, del 1,24% en 2017, y no llegó al 1% en 2018.

Tras esta ralentización en la cifra de negocio de la Seale está el aumento de la competencia en el sector del juego y el retroceso experimentado en las ventas de algunos productos tradicionales de la Selae, caso de la Quiniela, de la Lotería del Niño, del Quinigol y de Euromillones.

Un informe elaborado por encargo de esta sociedad pública advertía precisamente hace unos meses de ciertos riesgos a los que tiene que prestar atención esta empresa. Entre ellos, la necesidad de reorientar su cartera de productos para rejuvenecer su clientela –depende mucho de un público mayor– y reducir el peso que tienen en su cifra de negocios las loterías, que ofrecen unos márgenes potenciales de rentabilidad más limitados y con mayor riesgo, porque reparten premios de importe fijo sea cual sea la recaudación obtenida en cada sorteo.

Aun con todo, las sombras son minúsculas si se comparan con el lustre que ofrece la cuenta de resultados de la Selae. Sus ratios de rentabilidad son tremendos. Baste un dato: esta empresa pública logró el año pasado un beneficio de 3,87 millones de euros por cada empleado que tiene en plantilla.

Mercado fragmentado
Pese a las incertidumbres que pueden planear sobre el negocio, éste ofrece crecientes oportunidades. En su último informe anual, la Selae destacaba que el mercado del juego en España se mantenía en un «ciclo expansivo» tras la «acusada caída» que vivió entre 2009 y 2014 por la crisis económica. Ahora bien, es un negocio expansivo, que ofrece oportunidades crecientes, pero también hay mucha más competencia. En ese mismo informe, la Selae apuntaba precisamente a esta circunstancia: «El sector sigue creando nuevas compañías y fragmentándose en España, con 144 nuevas empresas del juego en 2018 frente a 2017», lo que supuso un incremento interanual del 4,8%.

Esta sociedad estatal es consciente de que tiene que reordenar su estrategia para hacer frente a esa competencia creciente, y compensar el retroceso que se está apreciando en la venta de algunos de sus productos. Y otro de los campos en los que tiene camino por delante es el de la venta por internet.

Hasta el año 2018, las ventas «on line» de la Selae suponían menos del 2% de su facturación total, una tasa escuálida si se compara con el 11% que alcanzaba ya el año pasado su homóloga británica o el 9% de la francesa.

Beneficio por empleado
Mientras tanto, retos al margen, la cuenta de resultados de la Selae sigue aportando cada año beneficios milmillonarios a las arcas del Estado y, además, sostiene una extensa red de ventas que beneficia a miles de profesionales externos que comercializan las Loterías y Apuestas del Estado. Así, a los alrededor de 600 empleados de plantilla de esta empresa pública –612 al cierre de 2018– hay que sumar otros 18.000 empleos indirectos que suman los puntos de venta externos, establecimientos regentados por particulares y que están repartidos entre 3.500 municipios, el 43% de todas las localidades que tiene España.

El año pasado, la Selae abonó a esos vendedores externos un total de 661,6 millones de euros en comisiones.

Está por ver con qué cifras cierra el año esta empresa pública, pero si se cumplen las previsiones de sus directivos habrá recaudado este 2019 unos 9.100 millones de euros brutos, que se habrán traducido en casi 2.500 millones de euros de beneficio total. Al menos esas fueron las cifras objetivo que la Selae incluyó en sus presupuestos hace ahora un año.

Hacienda gana anualmente 50 millones de euros con los décimos extraviados
Tras el clásico negocio de la lotería –la diferencia entre lo que se recauda y lo que se abona en premios– hay otra fuente de ingresos también multimillonaria para el Estado: la que depende del descuido o el despiste de quienes han comprado un décimo que resulta agraciado pero no lo cobran, bien porque lo han extraviado, se les ha roto o no son conscientes de que ha sido premiado. Lejos de lo que puede parecer, eso es mucho más que un fenómeno anecdótico en el cómputo global del negocio lotero.

La cifra es contundente: cada año, la Sociedad Estatal de Loterías y Apuestas (Selae) se embolsa más de 50 millones de euros gracias a esos premios que no llega a abonar porque el que tenía el décimo agraciado no acude con él a cobrarlo.

El importe de ese «negocio del despiste» es tremendo para el Fisco, que al final es el que se nutre de los rendimientos que obtiene la Selae, empresa pública que está adscrita al Ministerio de Hacienda.

La cifra, esos más de 50 millones anuales, habla por sí sola. Pero es más relevante si se compara con otros epígrafes de la cuenta de resultados de la Selae. Baste un dato: con lo que gana gracias a los décimos extraviados, esta empresa pública tiene para pagar los sueldos de sus más de 600 empleados durante casi dos años. En 2018, el gasto de personal de la Selae ascendió a 30,6 millones de euros, mientras que obtuvo unos 55 millones de euros gracias a los premios que se ahorró porque no se presentaron al cobro décimos y boletos agraciados en los distintos juegos que gestiona Loterías y Apuestas del Estado.

En 2017, la Selae dedicó a abonar décimos y boletos premiados un total de 5.709 millones de euros, y 5.802 millones en 2018. Pero entre los dos años se ahorró 109 millones de euros, por los extravíos de papeletas agraciadas y no cobrados.
Source: ABC

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