Los banqueros suizos le quitan hierro a la crisis europea

La caída de Credit Suisse (CS), segundo banco más importante de Suiza y líder mundial en inversiones y gestión de fortuna, no ha provocado consecuencias nefastas para el sistema financiero nacional e internacional, según los analistas. Ni siquiera tras el susto que dio en los parqués europeos el Deutsche Bank a finales de marzo. La crisis se fraguaba lentamente y empeoró con el anuncio, el pasado mes de febrero, de pérdidas históricas por valor de 7.300 millones de francos suizos. En medio de una situación sin control, por la volatilidad de los mercados y por los rumores cada vez más descabellados, los directivos del CS se vieron obligados a negociar, con sus rivales de la Union des Banques Suisses (UBS) y con el apoyo del gobierno suizo, un matrimonio forzoso que permitiría evitar una catástrofe financiera con consecuencias internacionales. Noticia Relacionada estandar No UBS recupera a Ermotti como CEO tras la compra de Credit Suisse Rosalía Sánchez Ya fue su consejero delegado hasta 2020 y ahora regresa como una suerte de ‘salvavidas’ para pilotar la situación tras la adquisición Aprovechando el cierre de las bolsas europeas, banqueros y políticos se lanzaron durante 24 horas a una carrera contra reloj para evitar que la crisis ocasionada por el CS contagiara al sistema financiero internacional . Lastrado por innumerables escándalos y delitos de corrupción, el prestigio de este banco no atravesaba, en los últimos meses, por su mejor momento . Fieles a sus principios de discreción y de estabilidad, las autoridades helvéticas intervinieron para facilitar, con rapidez, la fusión de los dos mayores bancos del país . Situación inédita si se tiene en cuenta que el país alpino tiene un sistema político de democracia directa, donde las decisiones se toman de forma consensuada y sin prisas. Para salvar el prestigio de la plaza financiera suiza, el gobierno actúo con rapidez para cerrar los acuerdos antes de que acabara el fin de semana. Con semblante grave, el presidente suizo, Alain Berset, anunció el 19 de marzo, la desaparición del CS y su compra por la UBS , con el apoyo del ejecutivo, por una cantidad próxima a los 3.000 millones de euros. Misión cumplida Berset reconoció que «la volatilidad de los mercados preocupaba al gobierno suizo, que sabía que no podía prolongar esta situación». UBS compraba, con acciones y con el aval del Banco Nacional Suizo (BNS), un banco que el viernes, 17 de marzo, al cierre de las bolsas europeas, valía tres veces más. Misión cumplida para el Ejecutivo helvético y satisfacción para su presidente. Poco intervencionista, por su corte liberal, el Gobierno suizo ofreció garantías equivalentes a nueve mil millones de francos que permitirán al CS cubrir las pérdidas que ocasionará el cierre del departamento de gestión de fortunas y de inversiones, el más afectado por los escándalos de corrupción y mala gestión de esta entidad durante los últimos años. Mario Tuor, director del departamento suizo de finanzas (SIF) ABC «Solución se encontró», explicó a ABC Mario Tuor , director del departamento suizo de finanzas (SIF). «Con el resultado conseguido el pasado domingo, Suiza ha demostrado que la estabilidad y la confianza en su plaza financiera están garantizadas y que no es un peligro para el sistema financiero internacional». Pérdida de empleos «La excelente calidad de los servicios financieros suizos se garantizará siempre y sin interrupción para que la Confederación Helvética continúe estando entre los primeros puestos de las plazas financieras mundiales», continúo Tuor. «Aunque se ha demostrado que el CS tenía un problema, también se ha podido comprobar que hemos encontrado la solución», añadió. El mismo discurso mantiene la Asociación Suiza de Banqueros (ASB), «Con la fusión del CS y la UBS se ha enviado un mensaje de fortaleza que asegura la estabilidad del sistema financiero suizo en su conjunto», declaró a este diario, desde Basilea, el portavoz de este organismo, Robert Reinecke. Crisis bancaria El sector representa sólo el 10 por ciento del producto interior bruto suizo y el 90 por ciento de sus ciudadanos no trabaja en el mismo Sin embargo, habrá consecuencias que, de acuerdo con los analistas, se concentrarán principalmente en la pérdida de empleos, a raíz de la fusión . De los 36.000 trabajadores que sumaban ambos bancos en Suiza, se estima que unos 16.000 podrían perder su puesto. Además, las consecuencias políticas podrían plasmarse en las elecciones legislativas que tendrán lugar dentro de seis meses. El gobierno teme que la opinión pública se movilice en contra de esta operación. Sobre todo si se tiene en cuenta que no es la primera vez que una situación parecida ocurre en el país. Para evitar que este «salvamento de la vergüenza» como lo califica la prensa suiza, tenga consecuencias negativas para el Ejecutivo, el Banco Nacional Suizo (BNS) se apresuró a precisar, hace unos días, que no se trata de un regalo hecho a la banca sino de «un préstamo» que tendrá que ser reembolsado. Sergio Emotti, CEO de USB, el pasado 29 de marzo AFP Por su parte, los principales partidos políticos han reaccionado de forma virulenta a esta crisis. Catorce minutos tardó la formación de extrema derecha suiza, Unión Democrática de Centro (UDC), en acusar a su principal rival, el Partido Liberal Radical Suizo (PLR), de ser el responsable de la situación, por su infiltración en este banco y su trato de favor frente a sus dudosas actividades. A través de su presidente, Thierry Burkart , el PLR se defendió argumentando que cuando la UBS tuvo que ser rescatada, en 2008, por sus escándalos financieros, el presidente del banco era miembro de la UDC y había sido el expresidente suizo Ueli Maurer, también de este partido, el que apoyó el rescate de este banco afectado por la crisis de las hipotecas basura. No sólo la mala gestión y la corrupción han ocasionado la caída del CS. La cúpula del banco se defendía esta semana con un ataque: acusando a las redes sociales de vehicular rumores que impactaron de forma negativa en su credibilidad, acelerando así su derrumbe, como en el caso de la quiebra de Silicon Valley , en Estados Unidos. De acuerdo con los analistas, de los 36.000 trabajadores que sumaban ambos bancos en Suiza, se estima que unos 16.000 podrían perder su puesto Axel Lehmann , presidente del CS, explicó hace unos días que «aunque numerosos clientes fueron leales al banco, desde el pasado otoño mensajes difundidos por las redes sociales tuvieron un enorme impacto en su reputación». ‘Tuits’ como el del periodista australiano David Taylor, que manifestó: «Un gran banco internacional está al borde del precipicio». A su parecer, mensajes como éste contribuyeron a desprestigiar su imagen a nivel internacional. Después de que, vía Twitter, el máximo mandatario del banco nacional de Arabia Saudita, Ammar Al Khudairy –y uno de los inversores más importantes de la entidadad suiza– anunciase que no iba a inyectar más liquidez en el CS, se precipitaron los acontecimientos. El precio de la acción se desplomó provocando la retirada masiva de fondos de la institución. Retirada de fondos A pesar de estas turbulencias, los suizos no temen por su sistema bancario. «El Credit Suisse no existe, pero la calidad del sistema está garantizada», asegura Tuor. «Que todos los bancos abriesen sus puertas el lunes por la mañana, así lo demostró». Suiza se ha ido adaptando a los cambios impuestos por la evolución del sistema financiero y político internacional. A pesar de que ya no existe el legendario secreto bancario, las entidades financieras del territorio helvético continúan jugando un importante papel en la gestión de fortunas y en las grandes inversiones internacionales. El país tiene un sistema financiero que propone, además de seguridad, competencia en la gestión de activos , con la garantía adicional de tener uno de los sistema políticos más estables del mundo. «Suiza no está preocupada por otras plazas financieras, como la de Malasia, porque ofrece la experiencia de una larga tradición. Tenemos más de doscientos bancos privados, regionales o cantonales situados en el centro de Europa« «Suiza no está preocupada por otras plazas financieras, como la de Malasia, porque ofrece la experiencia de una larga tradición. Tenemos más de doscientos bancos privados, regionales o cantonales situados en el centro de Europa», apuntó Tuor. «Habrá ajustes a corto plazo, pero demostraremos que somos capaces de llevarlos a cabo empleando nuevas tecnologías », apostilló el director del departamento de finanzas del país. La vida de los suizos no cambiará sustancialmente tras esta crisis bancaria. El sector representa sólo el 10 por ciento del producto interior bruto del país y el 90 por ciento no trabaja en el mismo. Para los financieros patrios, el CS era sólo un banco entre doscientos. Ciertamente, el segundo más importante, pero quedan otros que pueden hacer su trabajo.
Source: abc economia

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