'Cheapflación', 'reduflación'… los trucos de algunos fabricantes para sobrevivir a la inflación

La inflación también agudiza el ingenio en los lineales. Los fabricantes ven cómo sus costes de producción suben, especialmente por la energía, y sus márgenes menguan en paralelo. Todo lo anterior termina reflejándose en los precios finales que abonan los consumidores, de forma más o menos transparente. Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) , han venido denunciando que no todas empresas actúan de la misma forma. En concreto, han señalado que algunos fabricantes optan por echarle un poco de cara al asunto con prácticas como la ‘reduflación’ (consistente en dar menos producto o reducir el gramaje de los envases sin la correspondiente reducción del precio) y la ‘cheapflación’ . Es decir, la sustitución de materias primas más caras por otras más baratas para no verse obligados a elevar los precios. «Estas prácticas son muy difíciles de detectar, por eso, hemos pedido la colaboración de los consumidores que adquieren el producto de forma habitual», ha apuntado el portavoz de la OCU Enrique García quien considera la ‘reduflación’ un arma de los fabricantes para «enmascarar» las subidas de precios. Precisamente , la OCU ha denunciado estas maniobras ante la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y prevé que este tipo de prácticas sigan al orden del día «mientras la inflación esté en tasa cercanas al 15% en el segmento alimentación». Por su parte, desde CECU , han reconocido que conocen tanto la ‘reduflación’ como la ‘cheapflación’ y apuntado que «estas prácticas no deberían producirse, pues confunden a las personas consumidoras y provocan un deterioro en su confianza ». Al igual que la OCU, han apostado por que las administraciones públicas controlen estas conductas de los fabricantes. Desde Winche, empresa especializada en el outsourcing comercial, su presidente Javier Scherk, apunta que «la reduflación tiene un doble sentido: el primero es la reducción de unidades familiares , por lo que los grandes formatos tienen menos sentido, y el segundo mantener el precio unitario reduciendo costes de producción». En este sentido, explica que en la actualidad las familias y hogares «son cada vez más unipersonales». Tampoco cree que estemos ante un engaño para el consumidor ni una práctica deshonesta, ya que Scherk considera que «la comunicación hacia el consumidor es clarísima». A su juicio, añade, «el packaging muestra claramente tamaños, formatos, precios… y la comunicación del precio final, a mi criterio, es obvia». También ve la ‘cheapflación’ como algo del pasado y sostiene que «la seducción del consumidor en el punto de venta sigue basándose en las mismas palancas que históricamente se empleaban». Es decir, en la distribución en el lineal, la visibilidad que tenga el producto y la oferta que se ofrece « lo suficientemente amplia para cubrir todas las necesidades de todos los hogares». En su opinión, estamos ante una variedad «inmejorable» para los hogares españoles. Denuncia ante Competencia En concreto, tal y como informó ABC este verano, en la denuncia a la CNMV la OCU señalaba a marcas conocidas por el público que habría incurrido en este tipo de ‘modus operandi’: P astas Gallo, Danone, Pescanova, Colacao, Tulipán y Campofrío. Todas estas marcas se han defendido y asegurado que actúan según la legalidad. Incluso, una de las aludidas, Pescanova defendió que ellos practican la ‘aumenflación’ o ‘gratisflación ‘. «En sentido contrario, Pescanova sacó a la venta en enero de 2022 tres referencias de filete de merluza en las que hacemos precisamente lo contrario: regalar de un 10 a un 20% de merluza», aseguró la empresa en aquel momento. Noticia Relacionada estandar No Usuarios critican la diferencia entre el peso «real» y el etiquetado: estos son los posibles motivos L. H. Varios usuarios han denunciado que Mercadona etiqueta mayor cantidad que la que hay realmente, ¿existe un margen de error legal? Otro modo de ahorrar costes es lo que ya se conoce como ‘cheapflación’, la sustitución de materias primas caras por otras más baratas con el propósito de ahorrar costes de producción. «Es muy difícil porque hay que leerse la lista de todos los ingredientes, pero lo hemos detectado en algunas mayonesas que han sustituido el aceite de girasol por otra grasa vegetal», ha apuntado Enrique García. Cómo detectarlo: Busquen el ‘precio por unidad de medida’ Para el portavoz de la OCU, todo lo anterior, resulta «poco honesto» y ha aconsejado para detectar estas modificaciones que, a veces son de apenas unos gramos en productos tan comunes como el yogur, fijarse en «el precio por unidad de medida , por kilogramo o litro» frente al que denomina «precio por envase» al que todos estamos más acostumbrados. «Muchos consumidores se sorprenderán de algunas cosas», ha apuntado.
Source: abc economia

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