La oruga de la col, el insecto que puede marcar la diferencia en la lucha contra el Covid

Algenex es una empresa española de biotecnología especializada en la producción de proteínas mediante crisálidas de insectos para la fabricación, entre otras cosas, de vacunas. Es una alternativa más rápida, económica y sencilla. Se basa en tecnología CrisBio, que utiliza crisálidas de insectos como biorreactores. Las orugas casi todas en su estado de metamorfosis tienen alrededor de su cápsula seda que son proteínas complejas, y la pregunta es por qué no intentar modificarlas para que produzcan otro tipo de proteínas, como antígenos vacunales, hormonas o anticuerpos. Para programarlas es necesario infectarlas con un baculovirus, un virus modificado genéticamente. Esto se traduce en una mayor posibilidad de materializar mayores dosis en la fabricación de vacunas de nueva generación, accesible a todos.

En estos trabajos de Algenex usa concretamente la oruga de la col que funciona como un biorreactor natural. Un biorreactor es un recipiente o sistema que mantiene un ambiente biológicamente activo, mientras otras compañías tienen que crear ese biorreactor, con un coste de entre 60 y 90 millones. Esta empresa tiene todo lo que necesita dentro del insecto.

Esta plataforma permite una simplificación de los procesos convencionales, «una escalabilidad lineal y prácticamente ilimitada y una reducción de costes de inversión y operativos significativa», explica Claudia Jiménez, directora general de Algenex

. «Inoculando 24 bandejas por ahora, con las matemáticas te das cuenta de la capacidad de dosis vacunales que se pueden producir», aclara. En función del antígeno y de la dosis de inmunización establecida, una sola crisálida infectada puede producir entre 10 y 80 dosis vacunales dependiendo de la productividad de cada molécula y la dosis empleada en la vacuna.

Jiménez explica que «la empresa había usado esta tecnología para la fabricación de vacunas para animales. Pero en 2019 realizó una prueba de concepto en la vacuna de gripe. Nuestra compañía demostró su capacidad de fabricar un candidato a vacuna en solo 4 meses y mostró su funcionalidad en modelos animales. A partir de esta experiencia, Algenex precisamente ahora se plantea usar CrisBio en combatir pandemias como la de SARS-CoV-2».

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Antes y ahora
Antes ya se había observado esta técnica, de hecho en Japón se utilizaba con el gusano de seda. Pero esos trabajos se centraban en las orugas y Algenex apuesta por la crisálida, lo que permite automatizar el proceso porque es un organismo inerte, está quieta durante casi dos semanas, y en ese momento la puedes inocular con un robot.

La fábrica de Algenex en Tres Cantos costó unos dos millones de euros. Fue construida en cinco meses y tiene una capacidad de producción de antígeno como para formular cien millones de dosis vacunales. Los orígenes de Algenex han estado ligados al campo veterinario, con una especial experiencia en el área de vacunas. La primera fue licenciada en 2015, a la empresa italiana Fatro, y se encuentra en fase de registro por la Agencia Europea del Medicamento. Además, y en el campo humano, Algenex colabora con diferentes compañías para la investigación en antígenos de gripe y del virus del papiloma.

Además producir con este sistema permite acometer campañas de vacunación globales, en países del Tercer Mundo o en lugares de difícil acceso porque basta con transportarlas de forma refrigerada, no tienen que ir a -70ºc, especialmente si se trata de zonas de África y Latinoamérica.
Source: ABC

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