Evergrande y los acreedores reestructurarán su deuda de 266.000 millones de euros

La mayor parte de las burbujas se revelan con el sonido que hacen al estallar. El caso de Evergrande, sin embargo, concita la atención mundial desde hace meses sin que acabe de llegar el reventón. Este podía resultar inminente para la inmobiliaria china, acorralada ante la fecha límite de una deuda que excede su capacidad y amenaza con empujarle, tras meses de equilibrios en el alambre, al abismo del impago.

Evergrande ya ha admitido la posibilidad de que no pueda cumplir con sus compromisos. «De acuerdo al actual estado de liquidez (…) no hay garantías de que el grupo tenga fondos suficientes para seguir llevando a cabo sus obligaciones financieras», reconocía por primera vez el viernes por medio de un comunicado oficial.

La agencia de calificación Standard & Poor’s señaló ayer que el ‘default’ parece «inevitable» y aseguró que la situación financiera de la compañía es «extremadamente débil». Los intereses de un bono extranjero, por valor de 82,5 millones de dólares (73 millones de euros), suponen la más acuciante de todas ellas: el plazo expiró el pasado 6 de noviembre y sus 30 días de gracia están a punto de llegar a su fin. Además, la empresa «planea participar activamente» con sus acreedores en el desarrollo de un plan para la reestructuración de su deuda, añadía el texto.

El grupo acumula en total una deuda de 300.000 millones de dólares (266.000 millones de euros) y arrastra desde septiembre créditos a los que no puede hacer frente. Hasta ahora ha logrado evitar el desastre, abonando in extremis los intereses a sus acreedores antes de agotar el periodo de gracia. Hace un mes, sin embargo, la consultora alemana DMSA (Deustche Markt Screening Agentur) anunció estar preparando una demanda tras no recibir la suma acordada.

Tras la publicación de la citada nota corporativa, los mercados han emitido su veredicto. Las acciones de Evergrande han iniciado la semana desplomándose un 20%, hasta alcanzar su nivel más bajo desde que comenzara a cotizar en Hong Kong en 2009. La empresa, en su día una de las más pujantes del gigante asiático, ha perdido un 87% de su valor en Bolsa en lo que va de año.

Interviene el gobierno local
El Gobierno de la provincia de Guangdong, donde está afincado el grupo, convocó una reunión de emergencia durante el fin de semana a su máximo responsable, Xu Jiayin -otrora el hombre más rico del país-. Las autoridades anunciaron que, a petición de Evergrande, enviarán un grupo de trabajo encargado de «supervisar la gestión del riesgo, fortalecer los controles internos y mantener la normalidad operacional».

La empresa, por su parte, confirmó el lunes esta decisión con la formación de un comité, encabezado por el propio Xu, con el propósito de «mitigar y eliminar futuros riesgos», según un comunicado posterior.

Hasta tres órganos reguladores -entre ellos el Banco Popular de China, máxima autoridad monetaria del gigante asiático- también han difundido comunicados propios para asegurar que todo peligro sistémico provocado por Evergrande será controlado.

Las instituciones han achacado la gravedad de su situación, una vez más, a una combinación de «mala gestión y expansión ciega». La involucración de agentes gubernamentales ha apaciguado a los inversores y las acciones del grupo cerraron la jornada de hoy con un tímido repunte del 1,1%.

El futuro de Evergrande, no obstante, es un misterio. Algunos de sus acreedores no han recibido el pago de estos últimos intereses pendientes, de acuerdo a informaciones de la agencia de noticias Reuters. No cumplir con dicha obligación podría desencadenar, a su vez, un impago en bonos internacionales valorados en 19.000 millones de dólares (16.900 millones de euros).

Evergrande está en el centro de un sector, el inmobiliario, que representa el 29% de la segunda economía mundial. El pasivo acumulado de sus 14 actores principales refleja una deuda que supera el medio billón de euros, casi la mitad del PIB español.

Precio de las viviendas
Esta astronómica cifra da buena cuenta del frenesí constructor experimentado en China. Hasta mediados de los noventa, las viviendas eran públicas y las empresas estatales se las entregaban a sus empleados. Pero, con la liberalización económica iniciada a finales de los setenta, el sector se privatizó y floreció al amparo del crecimiento del gigante asiático, disparado tras su entrada en 2001 en la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001.

A tenor de cifras oficiales, el precio de la vivienda ha subido un 325% desde entonces. Por eso, la pregunta no es solo si Evergrande caerá, sino también qué arrastrará en su caída.
Source: ABC

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