Díaz reactiva la derogación de la reforma laboral y los empresarios reafirman su rechazo

Comienza la cuenta atrás. La negociación que deberá dilucidar de aquí a final de año el futuro de la normativa laboral en España ha arrancado con una reunión esta mañana en la que ha vuelto a quedar en evidencia una lejanía entre las partes que, a día de hoy, parece muy difícil de salvar. La «revolución laboral» anunciada por Díaz se ha retomado así tras el parón veraniego sin que haya habido acercamientos reseñables ni grandes cambios en los planteamientos ni por parte del Gobierno, ni de los sindicatos o empresarios.

Tras el encuentro, el mayor optimismo se ha palpado en el ministerio de Yolanda Díaz. Fuentes de Trabajo aseguran que en la cita se han planteado «muchas propuestas y alternativas en torno a los temas de debate» y remarcan que se ha contado con la «participación activa de todas las partes» así como con «la determinación de avanzar y cumplir con holgura los compromisos europeos».

Entre los empresarios, sin embargo, el ánimo no es tan positivo. Fuentes cercanas a la CEOE aseguran que el Gobierno se ha centrado en el último documento que se planteó antes de verano y que incluye varios aspectos «inaceptables». Antes de verano, los empresarios ya rechazaron rotundamente la propuesta planteada por Trabajo y recuerdan que no descartan la posibilidad de denunciar ante Bruselas unos cambios que, consideran, van en contra de lo que la Comisión reclama.

El Gobierno busca simplificar los tipos de contrato
Los sindicatos, por su parte, siguen a la espera de la decisión que el presidente del Gobierno tome respecto al salario mínimo interprofesional, pues ya han avanzado que no aceptarán una medida estética. Además, el encuentro o desencuentro en esta materia amenaza con determinar también su posición en otras mesas de negociación como la del mercado laboral.

El Gobierno busca simplificar los tipos de contrato con la idea de reducirlos a tres, dando al indefinido la preferencia absoluta frente al resto, aspecto que la CEOE rechaza por considerar que será un escollo para ciertas actividades productivas. La patronal defiende que la temporalidad es un elemento intrínseco a muchas actividades de carácter estacional, por lo que reducirla «perjudica la empleabilidad de muchas personas, en especial de las que carecen de cualificación y de los jóvenes, en un momento en el que su tasa de paro ronda el 40%, e incluso supera el 50% en muchos territorios».

Otra de las materias a negociar será el diseño del nuevo modelo de los ERTE permanentes, las condiciones de las subcontratas o el reequilibrio de la negociación colectiva, en las que también se parte de posiciones muy alejadas.

El maratón de negociaciones seguirá mañana con la negociación para definir cuál será el futuro de los ERTE que fueron activados en la pandemia a partir del 30 de septiembre, momento en que expira su vigencia. El poco margen en la negociación es precisamente uno de los puntos que menos ha gustado tanto a empresarios como a sindicatos. Actualmente quedan unos 260.000 trabajadores aún acogidos a un ERTE, una cifra muy alejada de los 3,6 millones a los que protegió en el peor momento de la pandemia, pero que pertenecen a los sectores más castigados.
Source: ABC

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