La segunda vida de Badosa

(EFE).- Paula Badosa está viviendo una segunda vida en el tenis. La primera comenzó cuando en 2015 ganó Roland Garros júnior. La segunda cuando comenzó a entrenar con Javier Martí.

«Cuando me llamó no estaba bien mentalmente. Se movía entre la alegría cuando ganaba y el ‘no valgo para eso’ cuando perdía. No estaba disfrutando del proceso. Si dependes de los resultados es difícil de gestionar mentalmente», asegura Martí en vísperas de que Badosa afronte en Roland Garros contra la eslovena Tamara Zidansek los primeros cuartos de final de un Grand Slam de su carrera.

Tras su triunfo en París de hace 6 años la tenista nacida en Nueva York y criada en Barcelona entró en una fase de depresión. Ella lo describe como «una presión demasiado fuerte» provocada por «todas las esperanzas» que soportaba en sus espaldas.

El símbolo era claro: su cabello rubio, su ojos claros y su silueta invitaban enseguida a compararla con Maria Sharapova, la rusa que conquistó cinco Grand Slam antes de retirarse el año pasado.

«En ocasiones no fue una comparación fácil de soportar, no estaba preparada», reconoce ahora la tenista, que a los 14 años disputaba ya sus primeros torneos y a los 16 ganó en Casablanca su primer título. Pero a los 17 llegó la depresión.

«No quería hacer nada, ni personal ni profesionalmente, se me quitaron las ganas de jugar al tenis», recuerda.

Hasta que apareció Martí y todo cambio. En buena parte, asegura el entrenador, porque él también sabía lo que era sentirse comparado con otro tenista.

El ahora técnico pertenece a la generación de Rafael Nadal y junto con Carlos Boluda estaban los tres llamados a competir. Pero el mallorquín era un jugador de excepción.

«Es cierto que cuando eres joven eso te afecta, afrontaba algunos partidos con demasiada tensión. Pero también es verdad que esas expectativas te llevan a ser más profesional, a trabajar para estar a la altura», señaló.

EL PROCESO DE MARTÍ

Martí sufrió una dura lesión que le alejó de las pistas y optó por el entrenamiento, por poner su experiencia personal al servicio de otros jugadores.

«A mi me sirve mucho, me ayuda, se nota que entiendo lo que me pasaba», revela Badosa.

La española reveló que le basta con buscar su mirada en la grada para encontrar la serenidad en la pista, justo lo que no tenía hasta ese momento. Un apoyo que le sirvió en momentos difíciles, como frente a la rumana Ana Bogdan, a quien levantó una bola de partido en su camino a octavos.

La metamorfosis se produjo en el pasado Roland Garros. Badosa y Martí habían comenzado a trabajar hacia poco, pero el resultado fue espectacular.

«Fue el efecto del entrenador nuevo, como en el fútbol», relata el entrenador. La tenista llegó hasta los octavos de final y ahí puso las bases de su nueva vida.

Martí señala que había «mucho margen de mejora en el plano físico». «Había que crear una estructura sólida, también cambiar cosas del saque, le costaba defender y, aunque queremos que sea una tenista ofensiva, hay rivales que te obligan a hacerlo. También había que cambiar la alimentación».

Badosa comenzó a ganar partidos, a tutear a rivales importantes y a labrarse un nombre en el circuito.

«Ha tenido que cambiar de rol, pasar de no ser favorita a afrontar muchos partidos como favorita. Pero en el tenis femenino una jugadora que está en el puesto 50 puede jugarte a nivel top 10. Eso ha ayudado a Paula a gestionar este torneo, a que no le importe quién está al otro lado de la red, que al terminar sepa que ha dado el cien por ciento», comentó.

Con esa mentalidad, Martí no le pone límites a su pupila, quien aseguró «soñar en grande». «Es muy ambiciosa, eso es muy bueno, pero nuestra filosofía es ir partido a partido. Los resultados están siendo buenos, no sé si me los esperaba tan buenos, pero sabía que con un buen proceso de entrenamiento podían llegar. La veo compitiendo de tu a tu contra cualquiera. Pero también puede perder con cualquiera si no hace las cosas bien». EFE

Source: Meridiano

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