Lagarde aumentará las compras de bonos en los próximos tres meses

Lagarde no se deja arrugar por las presiones. No solamente seguirá realizando compras netas de activos de deuda pública en el marco del programa PEPP, de compras de emergencia pandémica, con una dotación total de 1,850 billones de euros hasta al menos finales de marzo de 2022, sino que además aumentará las compras durante el próximo trimestre, a un ritmo significativamente superior al de los primeros meses del año, sobre la base de la evaluación de las condiciones de financiación y las perspectivas de inflación en la zona euro. En la rueda de prensa en Frankfurt, posterior a la reunión del Consejo de gobierno, Christine Lagarde ha repetido una y otra vez la expresión «preservar las condiciones favorables de financiación», como en un mantra con el que mostraba su impermeabilidad a las críticas alemanas. No en vano, en vísperas de esta reunión, un grupo de profesores y economistas han presentado una demanda ante el Tribunal Constitucional alemán contra el gobierno de Berlín y el parlamento germano por no actuar contra un BCE que, a juicio de los demandantes, se está extralimitando su mandato e incurriendo en la prohibida financiación de gobiernos europeos. Pero Lagarde hace oídos sordos y centra su esfuerzo en explicar una nueva concepción de la política monetaria, a años luz de los viejos usos del Bundesbank.

«La explicación que me piden consta de dos palabras que intentaré explicar lo mejor posible», ha sido el tono didáctico con el que Lagarde ha respondido a la prensa. «La primera de ellas es el adjetivo holístico: nos ocupamos de todo el espectro de mecanismos de transmisión, no solamente los de “upstream” (superficiales), sino también de los de “downstream” (de corriente profunda) y las interconexiones entre los dos», ha diferenciado. «Y la segunda es “multifaceted”, porque organizamos la información de manera multidimensional, no de una forma agregada, sintética… no operamos de forma mecánica», ha continuado la explicación, «porque las corrientes de transmisión upstream no necesariamente influyen sobre las dowstream y queremos tener un impacto en estas últimas. Las operaciones TLTRO, por ejemplo, están ayudando en este sentido».

El mensaje, por tanto, es que el BCE no atiende ya a convencionalidades monetarias y que seguirá manejando los costes de los préstamos, para mantenerlos bajos, a través de las compras de deuda pública. Le queda casi un billón de euros de munición y el repunte de los rendimientos de los bonos no va a interponerse en su camino. Lagarde atribuye la subida de los precios al petróleo y las interrupciones de suministro relacionadas con la pandemia y afirma con firmeza que «sobre la base de una evaluación conjunta de las condiciones de financiación y las perspectivas de inflación, el Consejo de Gobierno espera que las compras en el marco del PEPP durante el próximo trimestre se realicen a un ritmo significativamente mayor que durante los primeros meses de este año».

«Ninguna institución, cualquiera que sea su mandato, debe ignorarlo», ha respondido la presidenta del BCE a la más comprometedora de las preguntas, «estamos sobreinterpretando el mandato, por varias razones, por la integridad de los precios y porque tenemos que explorar lo que podemos hacer», ha dicho, reconociendo que «por supuesto asumimos propios riesgos», pero recordando que «la principal responsabilidad es de los gobiernos». Entre esos riesgos admite que se encuentra la subida de precios de los bonos. «Las tasas de interés han aumentado en los mercados, lo que plantea un riesgo para las condiciones de financiación de la economía», ha declarado Lagarde, pero sin dejar caer indicios de cambios en política monetaria durante meses, posiblemente durante todo el año 2021.

Las perspectivas que llevan al BCE en profundizar en su surco de compra de deuda son un aumento de la inflación debido a «factores temporales» vinculados con la pandemia que suponen una previsión del 1,5% de inflación para este año, contra el 1% pronosticado anteriormente, y del 1,2% para 2022. El BCE prevé además un crecimiento en la zona euro del 4% en 2021, cuando en diciembre su estimación esta del 3,9%, del 4,1% en 2022 y del 2,1% en 2023.

Sin duda se trata de un discurso nuevo y que mes a mes se va afianzando en Frankfurt. Lagarde ha cambiado, por cierto, el formato de la rueda de prensa. Ya no se presenta parapetada tras una mesa, sino de pie y leyendo todavía con cierta torpeza el documento de declaración del consejo en un teleprompter. Su nuevo estilo proactivo y respetuoso con el clima, sin embargo, no convence a los que seguramente va dirigido. Dos activistas de Greenpeace se posaron durante la reunión del Consejo en uno de los edificios del BCE con una pancarta en la que pedían que la insititución deje de comprar bonos de empresas que no son respetuosas con la preservación del clima. Se referían a la recompra de 300.000 millones de euros de deuda de más de 60 empresas de combustibles fósiles en la cartera del BCE, como Shell, Total, Eni, OMV o Repsol.
Source: ABC

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