La borrasca Filomena ha dejado tras de si en el campo un rastro alfombrado de blanco, con invernaderos e instalaciones destrozadas, olivos dañados, explotaciones ganaderos inaccesibles, así como cosechas arruinadas o plantas cuyo desarrollo ha quedado gravemente comprometido. Sin embargo, en temporales de este tipo, también hay otros cultivos que hacen cierto el dicho popular de «año de nieves, año de bienes». La vid es un caso paradigmático. Las nieves de estos días reconocen las fuentes consultadas serán positivas para que el viñedo tenga una reserva hidráulica. Sin embargo, una preocupación asoma en el horizonte: la prolongación de las excepcionales heladas que se vienen registrando estos días.
En este sentido, el presidente de Cooperativas Agro-alimentarias y de la Interprofesional del Vino de España (OIVE) Ángel Villafranca corrobora que estas nieves «están generando una reserva de agua para la viña para cuando llegue el verano» y, en el caso de Castilla La Mancha (la mayor región española en hectáreas dedicadas al viñeo), sucede a una etapa de sequía. En suma, el manto blanco que ha cubierto muchas zonas de España le ha venido muy bien a la vid.
A pesar de lo anterior, el también presidente OIVE reconoce que Filomena ha afectado a alguna de las instalaciones o naves de las cooperativas productoras y de alguna bodega. Además, apunta hacia un problema que se vislumbra en el horizonte: la evolución de las heladas y su impacto futuro sobre una planta que durante estas semanas inverna («duerme», dicen los viticultores).
«Si le afecta o no hasta primavera no podemos valorarlo, ahora la viña está en parada invernal, no circula la savia, por lo que la situación actual no suele afectarle», explica Villafranca quien cree que el próximo mes de mayo será decisivo para ver si las yemas que rebrotan de la vid lo hacen en condiciones óptimas. En cualquier caso, llama la atención sobre las temperaturas bajo cero de estos días en provincias productoras como Cuenca, Toledo o Albacete.
Source: ABC