Portugal aplica una rebaja temporal en la factura de la luz

La factura de la luz es, proporcionalmente, más cara en Portugal que en España, pero el Gobierno socialista de Antonio Costa acaba de aprobar una medida que concede un alivio efímero (y tan efímero, solo aplicable a la mitad del mes de enero) a más de cinco millones de consumidores.

La rebaja depende del tipo de tarifa elegida y de la potencia contratada, una doble circunstancia que, en todo caso, se aproxima al 10% para un buen número de familias. Es más un gesto temporal que una medida de calado, aunque los usuarios aprecian el talante momentáneo del Palacio de Sao Bento justo cuando más arrecia el frío y más se dispara la factura energética.

Al igual que ocurre al otro lado del mercado ibérico
,

los costes de producción se han incrementado de forma notable

y las compañías del sector (con EDP a la cabeza) no dudan en aplicar subidas en función de la oferta y la demanda.

Es el Gobierno el que sufraga los gastos derivados, es decir, el que compensa a las empresas eléctricas por lo que dejan de ingresar procedente de los usuarios. La iniciativa se traduce en unos 20 millones de euros de abono extra para el gabinete Costa. Además, este viernes 15 de enero comenzó en Portugal un nuevo confinamiento de la población y también ahí se otorgan (en teoría) ayudas a los ciudadanos, supuestamente en una media del 10%.

Con todo, el desglose de la factura es cada vez más complicado para los consumidores, tal cual ocurre en España. Y los beneficios no solo duran un tiempo (muy) limitado, sino que oscilan entre los 39 céntimos y los 2,36 euros de ahorro. Por tanto, los portugueses van a continuar pagando una elevada cantidad por el zarpazo energético y solo las 800.000 familias que se acogieron al denominado abono social podrán obtener descuento del 33,8%.

Pero los habitantes del país vecino desconfían de estas medidas porque en ningún momento se considera un ajuste de los precios, sino que dependen del cumplimiento (o no) de la subvención anunciada. Este hecho despierta el recelo en el portugués de a pie, consciente de que los indicadores económicos no son precisamente positivos y de que el déficit público se ha catapultado en términos desmesurados en plena pandemia.

Por si acaso, el Ministerio de Medio Ambiente y Transición Energética se ha apresurado a puntualizar que estas medidas son «únicas e irrepetibles», en referencia al hecho de que se ha juntado la ola de frío polar con la virulencia del coronavirus, como consecuencia del aumento de los contactos sociales la pasada Navidad.
Source: ABC

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