La prensa mundial comienza a ver a España como un «Estado fallido»

La pregunta es si el país está lo suficientemente preparado para la considerable entrada de fondos europeos», afirma Friedrich Leopold Sell, presidente del Consejo Asesor Científico del Instituto de Investigaciones Económicas de Halle y profesor de Economía en Múnich, antes de concluir que «esto ha de ser puesto en duda». En un artículo recientemente publicado en el «Neue Zürcher Zeitung», diario de referencia del sector financiero suizo, Sell cuestiona la eficacia de la ayuda financiera europea a España, dado que, «políticamente, la situación es demasiado inestable».

«Puede ser necesario que el Banco Mundial o el FMI identifiquen inicialmente proyectos significativos que merezcan financiación», aconseja, apuntando que, «si bien la atención de la Comisión Europea, así como del Gobierno alemán y el público en general, se concentra por completo en Polonia y Hungría en lo que respecta al Estado de derecho y la democracia, hay tremendos sucesos en la quinta economía europea más grande, España», para los que pide atención internacional.

Sell alega, para justificar la valoración como «Estado fallido», a la crisis constitucional, en la que incluye el separatismo catalán, la presión sobre la Monarquía y la dependencia al presidente del Gobierno del «chantaje» de partidos de izquierda radical. Anota también la incapacidad para hacerse con un Presupuesto regular, el enfrentamiento entre administraciones, la crisis de los jueces y la pandemia fuera de control.

Tres poderes del Estado
Recuerda que «hablamos de Estado fallido cuando ninguno de los tres poderes de un Estado constitucional democrático sigue cumpliendo lo que la Constitución y el pueblo esperan de ellos: legitimado democráticamente y con comprensible funcionalidad».

«España está plagada de Covid», constata, antes de concluir que «una llegada rápida y masiva de fondos de Bruselas no será responsable».

En su pormenorizado repaso a la situación institucional española, se refiere al progresivo proceso de debilitamiento de la Monarquía, considerada hasta ahora como un pilar de la estabilidad de España. «Al menos desde la ignominiosa partida de Juan Carlos I y su huida, que es como hay que llamarla, a Arabia Saudí, la Monarquía española es muy controvertida en su propio país. Felipe VI está perdiendo cada vez más aceptación; regiones individuales como Cataluña y el País Vasco se niegan abiertamente a seguirlo».

Movimiento separatista
Habla también del alcance del movimiento separatista en su erosión del sistema constitucional, sin ocultar su estupor por el hecho de que «el gobierno de Cataluña, que en el mejor de los casos representa a una minúscula mayoría de la población, continúa en un camino irreconciliable de secesión del centro de España». «Esto le resulta aún más fácil», anota, «gracias al presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, al haberse hecho objeto de chantaje en el Parlamento por la necesaria tolerancia del partido de izquierda catalán ERC. Incluso, dentro del Gobierno, las fuerzas centrífugas aumentan constantemente: el socio de la coalición Unidas Podemos, surgido del movimiento español Occupy, exige aumentos de impuestos en relación con un mayor gasto social en medio de la crisis de del coronavirus y Sánchez no quiere ceder a esto (todavía)», explica la dinámica de la coalición de Gobierno.

«Pedro Sánchez y su socio de coalición presentaron recientemente un proyecto de ley a las Cortes, según el cual los municipios de España deberían poner sus ahorros a disposición del Gobierno central: un intento desesperado y al mismo tiempo vergonzoso, si no escandaloso, de resolver sus propios problemas presupuestarios pendientes».

Crisis de gobernabilidad
Estas valoraciones no son un caso aislado. Otros diarios financieros internacionales, como «Finanacial Times», se han hecho eco también de que «la respuesta española al Covid ha sumido al país en el caos», título de un artículo firmado por Andrew Jack, en el que advierte sobre una «crisis de gobernabilidad que ha acompañado a la pandemia en España» y duda de una próxima mejora debido a «la falta de consenso político sobre cómo manejarla». «Si bien España, Francia y el Reino Unido están experimentando un segundo aumento en las infecciones después de aflojar las restricciones de bloqueo, Italia ha mantenido la enfermedad bajo control», compara.

Desde el diario salmón alemán «Hadelsblatt», la corresponsal en Madrid Sandra Louven asocia también la situación política e institucional al fracaso en la gestión de la pandemia, diagnosticando por su parte que «las trincheras políticas evitan la gestión de la crisis» en España, que en su opinión «está tomando un tren dramático».

«La élite política en España no está en situación de implementar una política racional que merezca ese nombre», afirma, junto a un pie de foto que recuerda que el presidente español quiere gastar 72.000 millones del Fondo de Reconstrucción europeo en los próximos tres años, y pasa a detallar la crisis institucional, económica y sanitaria. «La crisis en la cuarta economía más grande de la zona euro está adquiriendo dimensiones tales que el país apenas puede ayudarse a sí mismo», informa.

«Fracaso nacional»
El semanario «The Economist», con gran influencia entre los inversores internacionales, ha publicado el reportaje titulado «La política venenosa de España afecta a la pandemia y a la economía», que parte de la situación del hospital Infanta Leonor de Madrid, «en el que 402 de sus 480 médicos han firmado una carta advirtiendo del estado pre-colapso del centro sanitario» y que extrapola este estado al país entero.

«Esto es solo parte de un fracaso nacional mucho más amplio», afirma la información, que recoge con cierto asombro cómo el pasado 5 de julio el presidente de España Pedro Sánchez proclamó que «hemos vencido al virus y controlado la pandemia».

La agencia estadounidense «Asociated Press» también apunta a España en su análisis sobre la «incapacidad de Europa» para afrontar la segunda ola, debido, afirma, a la «fatiga generalizada de las instituciones. Algunos países aún carecen de la capacidad de pruebas, rastreo y tratamiento para hacer frente a una segunda ola de pandemia cuando la primera ola nunca terminó realmente», declara para Martin McKee, profesor de Salud Pública Europea en la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres. «Deberían haber estado aprovechando el tiempo para implementar sistemas de soporte de búsqueda, prueba, rastreo y aislamiento realmente sólidos. No todo el mundo lo hizo. Si lo hubieran hecho, entonces podrían haber identificado los brotes a medida que estaban surgiendo y haber buscado las fuentes».

No es de extrañar, por tanto, que la Bolsa española sea el farolillo rojo indiscutible entre los mercados europeos, con una caída de casi el 27% en el año. «La percepción de España en el mercado ha cambiado a peor. La pandemia es universal y el repunte se ve en toda Europa, pero no en todos los sitios se ha gestionado igual. Además, en la Bolsa española abunda un tipo de empresa que se adapta peor al nuevo entorno, como los bancos y las constructoras», resume un gestor de renta variable española. «En la segunda quincena de septiembre, en el inicio del desencuentro entre el Gobierno central y el madrileño ante el ascenso de los contagios, hubo cierta penalización hacia la Bolsa española.

La prima de riesgo sigue con la respiración artificial de las compras del BCE y por eso no vemos su situación real», añade, dando por hecho que sin unos Presupuestos consensuados políticamente, sin una línea creíble de gestión de los fondos europeos, «no habrá estabilidad suficiente» y que España tardará «al menos un año más que el resto de los países europeos en lograr una línea de recuperación».
Source: ABC

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