De los ERTE a los ERE y las jubilaciones anticipadas

El empleo será de nuevo el gran damnificado de la crisis económica provocada por la pandemia, y que ha llegado sin que el mercado de trabajo español se hubiera recuperado todavía de los estragos provocados por la crisis financiera y la profunda recesión que le siguió. Mientras empresarios y sindicatos negocian con un Gobierno dividido la prórroga de los ERTE, en los despachos de abogados se acumulan las peticiones de las empresas para preparar los expedientes de regulación de empleo que se avecinan. Y es que son muchas las compañías que ante la nueva oleada de la pandemia que ya está aquí, y el agravamiento de la situación que se espera para los meses venideros, no ven mucha más salida que reducir costes prescindiendo de algunos de sus empleados.

La situación será más complicada aún si finalmente no se extienden los ERTE al menos hasta final de año o hasta la próxima primavera, como piden los agentes sociales. Si hay empresarios que abusan, como dicen algunos miembros del Gobierno, que se corrijan y se castiguen estos abusos; pero no se puede condenar a empresas con futuro, pero en apuros en estos momentos por circunstancias tan excepcionales como la pandemia, a despedir a parte de su plantilla o directamente a la quiebra. No parece disparatada la petición de empresarios y sindicatos de que los ERTE se extiendan para aquellas empresas que lo necesiten, independientemente del sector en el que se encuentren. Es posible que hoteles de zonas de Asturias, por ejemplo, tengan menos caídas del negocio que algunos restaurantes de Madrid, y sin embargo, los hoteles vayan bien o mal pueden acogerse a los ERTE y los restaurantes no… (según la última propuesta del Ministerio de Seguridad Social) Solo se me ocurre una razón para entender la negativa de la parte del Gobierno que consideramos más seria –Calviño, Escrivá y Maroto–: cuestan demasiado dinero a las arcas públicas. El problema es que aunque limitar los ERTE podría contener el gasto en el corto plazo, en el medio y largo, las consecuencias serán bastante peores: condenar a la quiebra y a los despidos a miles de empresas.

El debate sobre los ERTE y los ERE ha llegado también al seno de la propia CEOE. Desde CEIM, la patronal madrileña, se han pedido esta misma semana ayudas para el tránsito desde estas interrupciones temporales de empleo, que son los ERTE, a los ERE, que son despidos definitivos. Sin embargo, según aseguran a ABC fuentes de la CEOE, esta no es la posición mayoritaria en la órganos ejecutivos de la patronal. «La mayoría estamos por defender el empleo, los ERTE, pero por empresas, no por sectores, como plantea el Gobierno», explican.

Otro problema añadido para los miles de trabajadores que probablemente salgan del mercado de trabajo en los próximos meses es la intención del Gobierno de endurecer las prejubilaciones. Es cierto que es una buena medida para apoyar la sostenibilidad del sistema de pensiones, pero en un momento como el actual si se retrasa el acceso a la jubilación, se corre el riesgo de dejar en el limbo a miles de personas que son demasiado mayores para que alguna empresa les contrate y demasiado jóvenes para jubilarse. Los primeros afectados, además, podrían ser los despedidos del nuevo Caixabank, una entidad en la que el Estado tendrá una participación del 15%. Es de esperar, por tanto, que no sea el propio Gobierno el que le ponga zancadillas a la negociación de los despidos. Es probable, por tanto, que el endurecimiento de las prejubilaciones vuelva a aparcarse hasta un momento más favorable.

Las cifras: Gobierno y empresarios no se ponen de acuerdo en los cálculos. Según el Gobierno extender los ERTE puede costar entre 4.000 y 5.000 millones al mes. CEOE cree que ese es el cálculo para tres millones de ERTE, para los 800.000 actuales calculan que serán unos 1.200 millones.

Isidro FainéLa segunda juventud de Fainé, el artífice de la fusión
Dicen los que trabajan cerca de él, que a sus 78 años Isidro Fainé está viviendo una segunda juventud. Nadie duda de que ha sido él el principal artífice de la fusión de Caixabank y Bankia para crear el mayor banco de España. Su obsesión, dicen los que han trabajado con él estos últimos años, es lograr más fondos para mantener la Fundación bancaria La Caixa «y poder hacer obra social durante 100 años más». Con esta fusión, argumentan, se aumenta la rentabilidad del negocio y se ahorran costes ante la complicada situación financiera que ya existe y el difícil escenario económico que se avecina. Y se garantizan recursos para la obra social.
Source: ABC

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