La España que ya se ha quedado atrás en la crisis del coronavirus

La recuperación es más bien un deseo que una realidad. Así lo constatan los empresarios y autónomos que ya se están quedando por el camino en la crisis del Covid-19. ABC da voz a esa parte de la economía a pie de calle que ve cómo los mensajes del Gobierno no se traducen en sus cuentas.

España registró en el segundo trimestre el mayor descalabro de la Unión Europea con una caída del PIB del 18,5%. Lo nunca visto en el país, pese al levantamiento paulatino entonces de las medidas de confinamiento. A la vista está el drama del turismo: en junio, último mes con cifras, apenas llegaron 205.000 visitantes extranjeros, un 97,7% menos en interanual. Sin olvidar, también, el incremento del 131,2% que hubo ese mismo periodo en cuanto a sociedades mercantiles disueltas en comparación a mayo. Es cierto que la disolución de compañías fue menor en interanual, pero eso se debe a que se han relajado los plazos para declarar el concurso de acreedores, en parte, y a que los empresarios todavía están tirando en buena medida de endeudamiento.

«Se produce una ilusión, no hay recuperación. Y agosto es el mes en que más cierres de empresas suelen producirse. Va a ser el año con más concursos, sobre todo en los meses de noviembre y diciembre», explica Fernando Santiago, presidente del Consejo General de Colegios de Gestores Administrativos. Fuentes jurídicas, por otra parte, explican que se espera un colapso de los juzgados de lo mercantil.

Alfonso Robledo, empresario del sector hostelero – ABC
«Después de un mal verano vendrá un invierno pésimo»
Alfonso Robledo, hostelero
Uno de los sectores más afectados por la crisis en Baleares está siendo el de la restauración. Así lo confirma Alfonso Robledo, que desde hace cuatro años posee un restaurante en la barriada palmesana de Génova. «Ahora mismo solo estoy abriendo viernes, sábados y domingos», explica, para añadir: «No tengo clientes para más días».

«Antes de la pandemia, en mi restaurante abríamos todos los días del año, también en invierno, en donde solo cerrábamos los lunes», recalca. Ahora tiene únicamente cuatro empleados a media jornada, cuando antes eran cinco a jornada completa. «Estoy haciendo más horas que un reloj», dice. «La actual situación me parece muy preocupante, porque después de un mal verano vendrá un invierno pésimo, vamos a caer en picado», lamenta. La sombra del cierre definitivo planea en su negocio ante la ilusión de la recuperación.

Antonio Moreno, dueño de un supermercado
El cierre de los locales de ocio de la calle Punta Ballena de Magaluf el pasado 15 de julio tiene consecuencias económicas muy severas para los pocos negocios que han podido mantener sus puertas abiertas, como el supermercado que Antonio Moreno regenta allí desde hace 46 años. «Estamos al borde de la quiebra total», explica. Y añade: «Ahora mismo el negocio vale cero euros por culpa de las distintas medidas restrictivas que ha adoptado el Gobierno balear en los últimos meses».

Atiende él solo en estos momentos, cuando en temporadas anteriores solían tener «dos o tres empleados». No hay clientes, y los que entran apenas compran o vienen solo a saludar.

El verano pasado, en una jornada normal, podían entrar en un día unas 400 personas, la mayoría británicos. «Ahora, si entran cuatro clientes en un día, ya son muchos», lamenta.

El escenario es desolador a ojos de la economía española y más para esos empresarios y autónomos que ya han caído o están a punto de hacerlo. «Estamos al borde de la quiebra total», dice Antonio Moreno, dueño de un supermercado en Magaluf, una de las zonas más turísticas y de ocio nocturno de Mallorca. En su caso, antes recibía unos 400 clientes diarios, principalmente británicos, y ahora «celebra» cuando entran apenas cuatro en su establecimiento. Y añade: «Ahora mi negocio vale cero euros». Alfonso Robledo, hostelero también de Baleares, vive una situación muy similar. En la época anterior al Covid abría todos los días de la semana y ahora solo tres. «Vamos a caer en picado», comenta. Los ERTE le han permitido mantener su local al ralentí, pero si no se prolongan «tendremos que cerrar».

Ya en la península, Luis Óscar Fernández Rodríguez, dueño de La Bemba Salsa Club, en Alicante, relata que ha logrado subsistir gracias a un préstamo avalado por el ICO. «No abrimos después de la cuarentena, mantenemos el local, pero aparte del parón de esas semanas hay ciertas cosas que tenemos que seguir pagando y, aunque hemos solicitado un préstamo ICO, extendieron tanto el papeleo, te dan largas y largas… y al final lo vamos a cerrar», destaca. Cuando él y su socio cogieron el negocio, reformaron el local por completo. Entraron con ilusión tiempo atrás pero el Covid y la falta de ayudas están a punto de llevárselo por delante. Dinero tirado a la basura, y con más deudas a la vista.

Javier Pérez Jiménez, empresario hotelero – ABC
«Pagamos los platos rotos de una gestión nefasta»
Javier Pérez Jiménez, hotelero
Javier Pérez Jiménez es director gerente del Grupo VP. Es la segunda generación de una compañía que comenzó fabricando mobiliario especializado para la decoración de locales comerciales y que se diversificó con hoteles y restauración. El Covid-19 ha impactado de forma muy relevante en su actividad: «Prevemos una caída de los ingresos de entre el 75% y el 80% en 2020, un 65% si somos optimistas. Las previsiones que tenemos hasta julio 2021 son un desastre». Hasta 2023 no espera números positivos.

Sus cifras son dramáticas, y culpa al Gobierno de la debacle del sector. Se muestra muy crítico con la gestión política de la pandemia: «El Gobierno ha llegado tardísimo y no creo que sean conscientes de la depresión en la que nos estamos metiendo». Pone en valor los ERTE, pero recalca que «ahora es a las empresas a las que hay que apoyar».

Javier Gómez Pérez, hostelero
Javier Gómez Pérez tenía un restaurante en Madrid. Ya de aquello no queda nada porque se vio obligado a cerrar ante las nulas perspectivas económicas y las deudas. Acumuló unos números rojos de 30.000 euros y decidió no seguir. «He tenido que cerrar porque no había forma de sacarlo adelante», dice. Sin ingresos y con gastos, era insostenible. En su caso sacaba mucho del menú del día, pero con las oficinas cerradas todo se ha ido al traste.

El Gobierno es, a su juicio, el culpable de su cierre. «Si ni ellos tenían claro cómo iban las cosas, yo tomé la opción de no seguir. Estaba pagando los platos rotos de un Gobierno que ha hecho una gestión nefasta», explica.

Era la cuarta empresa que ponía en marcha y ahora tiene claro que, sin ayudas, no volverá a emprender en España. «Tal como se trata a los autónomos, ni se me ocurre montar algo más», dice.

De deudas precisamente está ahogado Javier Gómez Pérez, un empresario madrileño con un restaurante. Más bien, exempresario, porque no le quedó otra que echar el cierre. Bajó la persiana de su establecimiento hostelero y ahora se ve rodeado de deudas por haber intentado hacer frente a la crisis los últimos meses. En cuestión de cuatro meses ha acumulado unos números rojos de 30.000 euros. Ni siquiera pensó en la reapertura porque su principal clientela provenía de los trabajadores de oficina. Unas oficinas que han permanecido desde el principio cerradas. Pidió un crédito con garantía ICO «para poder pagar a los trabajadores y no mandarles a casa sin un duro». Al otro lado del teléfono se desahoga contra las medidas adoptadas por el Ejecutivo, insuficientes a su juicio. «Estamos pagando los platos rotos de una gestión nefasta», lamenta.

Como este último, Mariano Calvo, empresario madrileño, se vio obligado a cerrar un restaurante. Por suerte le queda otro abierto pero sin perspectiva de futuro. Ha pasado de 140 comidas a apenas 50-60 en esta época. Pidió también un préstamo ICO y con eso va «tirando», y con la ayuda familiar. «Si en septiembre no recuperamos clientes, cerraremos cuando se acabe el dinero», cuenta, porque no está dispuesto a sumar deudas y más deudas para nada.

Rafael Gallego, empresario dueño de una agencia de viajes – ABC
«No pedimos un rescate, solo poder sobrevivir»
Rafael Gallego, dueño de una agencia de viajes
Rafael Gallego posee una agencia de viajes canaria con décadas a sus espaldas: Viajes Océano. Lleva meses sin facturar, con préstamos y con reclamaciones de clientes continuas. Un dinero que no puede devolver porque está en manos de aerolíneas, hoteles… Su situación es de «absoluta desesperación». Y en la diana pone al Gobierno de Sánchez: «A corto plazo nos han hundido. No generamos ingresos gracias a la gestión del Gobierno de Sánchez. Pero además de no generar ingresos tenemos deudas con nuestros clientes»

«No pedimos que nos rescaten, sino que nos den herramientas para poder sobrevivir», explica. Se queja de que el Ejecutivo solo se moviliza por grandes corporaciones y que deja sin apoyo a las empresas pequeñas y medianas. «Si esto sigue así, en el último trimestre cerraremos», lamenta, para añadir: «Nos han dejado tirados».

«Estamos perdiendo todo por lo que hemos trabajado», dice Rafael Gallego, dueño de la agencia de viajes canaria Viajes Océano. Su facturación es cero en estos momentos y ahora solo abre unas horas al día… para gestionar reclamaciones de clientes que quieren recuperar su dinero. Un dinero que está obligado a devolver según indica el Gobierno, pero que no está en su caja sino en la de aerolíneas, hoteles, etc. con los que contrata. «Estamos solos, el Gobierno nos ha dejado tirados. La situación es de auténtica desesperación», destaca. Como el resto de fuentes, si la cosa no remonta, a finales de año podría cerrar por completo y sus trabajadores engrosar las listas del paro. Con créditos va aguantando pero no tiene mucho más: «El último trimestre ya está perdido también. No pedimos que nos rescaten, sino que nos den herramientas para poder sobrevivir».

En suma, la luz al final del túnel es una ilusión para ellos. Sin esperanza, apelan a la responsabilidad del Ejecutivo de Sánchez. «El Gobierno ha llegado tardísimo y no creo que sean conscientes de la depresión en la que nos estamos metiendo», resume Javier Pérez Jiménez, hotelero de Grupo VP.

Los dos socios de La Bemba Salsa Pub – ABC
«Pese al préstamo ICO, vamos a tener que cerrar»
Luis Óscar Fernández Rodríguez, dueño de un Pub
El local La Bemba Salsa Pub va a echar el cerrojazo después de tres años de actividad en los que se había consolidado en la noche alicantina con su ambiente de ritmos latinos. Pero ahora está prohibido bailar y eso pesa demasiado para este tipo de negocio. Uno de sus dos socios fundadores, Luis Óscar Fernández Rodríguez, está decidido para no endeudarse más.

«No lo abrimos después de la cuarentena, mantenemos el local, pero aparte del parón de esas semanas, hay ciertas cosas que tenemos que seguir pagando y, aunque hemos solicitado un préstamo ICO, extendieron tanto el papeleo, te dan largas y largas… al final lo vamos a cerrar», relata. «Vemos que esto va para bastante tiempo, y te vienen deudas de todas partes, además de que el préstamo ICO sería para endeudarte más, no te soluciona el problema», añade este hostelero de 41 años. Y luego está el foco mediático, del que se queja: «No si es cosa de la prensa o qué es, pero siempre se centran en los sitios nocturnos, miran siempre a este sector».

En la actual coyuntura, no ve salida, aunque desde que abrieron hace tres años «siempre había funcionado creciendo, en positivo». Ambos socios tienen otro trabajo entre semana y aparte gestionan el pub, «un extra» para su economía familiar, que ahora está resentida después de un ERTE y si aumentan las deudas. También ven malograda así su inversión inicial en este negocio. «Lo reformamos por completo, casi todo nuevo, suelo, paredes, pintura, sonido, la barra, los baños, dos aires acondicionados… se podrá vender algo, esperemos», señala.
Source: ABC

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