Másteres híbridos, ágiles y a la medida para armarse frente a la incertidumbre

Serán más flexibles y ágiles; con itinerarios personalizados a cada alumno; híbridos, con una gran carga de trabajo online y donde la enseñanza presencial se centrará en eventos que aporten valor añadido. Esa es la tendencia que escuelas de negocios y universidades están acelerando en el rediseño de sus másteres por lo que pueda acontecer en los próximos meses, pero también para adaptarse a las necesidades de un mercado laboral que el Covid ha puesto patas arriba. El teletrabajo ya no es un experimento sino un avance tecnológico que llegó de forma masiva de la noche a la mañana y se quedará de por vida. Incluso hay quien vaticina que en breve no se compartirán espacios físicos sino que veremos equipos realizando su trabajo en remoto desde diferentes ciudades del mundo. Como también dará un gran impulso la automatización de muchas tareas para evitar aglomeraciones.

Y esos nuevos entornos laborales, con la tecnología como aliada, requerirán de nuevos perfiles profesionales, pero también de nuevas habilidades (las llamadas «soft skills», habilidades blandas) que incluso se pondrán más en valor que los conocimientos técnicos. Para dar respuesta a esa nueva realidad que exigirá una formación continua los másteres jugarán un gran papel. Ya no solo son una puerta al empleo, a un mejor salario o a un ascenso, sino una útil y valiosa herramienta para adaptarse, reciclarse y sobrevivir en el mundo postcovid. Un reciente informe de la consultora Randstad Research prevé que el 30% de los empleos de los países de la OCDE se modificarán y uno de cada siete desaparecerá. A tenor de esas previsiones la era del máster tradicional ha llegado a su ocaso. La opinión mayoritaria es que ya no puede dar respuesta a las tendencias del trabajo del futuro. «El Covid ha acelerado el proceso de transición a un nuevo concepto de educación y mercado de trabajo: la digitalización, la sostenibilidad ambiental y la globalización son aspectos que van a impactar en el diseño de los nuevos máster porque también impacta en todas las salidas profesionales», considera Àngels Fitó, vicerrectora de Competitividad y Ocupabilidad de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). «Los másteres tendrán que ser más interdisciplinares para dar solución a retos específicos que necesitan aproximaciones desde distintas disciplinas», asegura; más flexibles y ágiles, dando la oportunidad al estudiante de que construya su propio itinerario profesional, y con metodología híbrida, donde la enseñanza online y presencial se den la mano.

Se diluyen las fronteras
Es en lo que están trabajando ya las escuelas de negocios. Recientemente IE Universtiy presentaba su visión sobre el futuro de la educación: un modelo de formación líquida en el que, según el presidente de esta institución, Santiago Iñiguez de Onzoño, «la flexibilidad, la adaptación, la intensidad y la capacidad de atracción son claves». Los alumnos asistirán a clases presenciales en el campus, pero «nuestra metodología híbrida les permitirá ir más allá», subraya. «Vivimos en un mundo líquido en el que las fronteras entre el entorno físico, digital y natural se desdibujan, y nos movemos con naturalidad de uno a otro. Necesitamos líderes capaces de navegar esa nueva realidad. Y en ese nuevo mundo, la educación tiene que ser cada día más líquida», coincide Diego del Alcázar Benjumea, vicepresidente de IE University.

En IESE también están reformulando el formato de su MBA. «Hay un escenario preparado para la interactividad: habrá un modelo de clase presencial, según los protocolos sanitarios, con alumnos que se encuentren en un espacio físico y otros estudiantes de otros países que sigan una conexión online. Además, queremos darle importancia a la parte online sobre todo en lo que es puramente contenido técnico», cuenta Marc Badía, responsable del programa MBA del IESE. Sin embargo, hay situaciones que no se pueden resolver en remoto, reconoce. Por ejemplo, su famoso método del caso donde los alumnos se ponen en el lugar de los directivos y realizan discusiones sobre los desafíos empresariales que afrontan a diario. «La presencia, el cara a cara, es muy importante en las simulaciones que hacemos cuando traemos directivos y miembros de los consejos de administración de las empresas, banqueros y representantes sindicales que practican negociaciones con los alumnos», cree Badía.

«Con la robótica muchos trabajos cambiarán pero la profesión de directivo existirá siempre»

Además, existen otras habilidades que cuidar en un nuevo mundo hipertecnologizado y donde el dato será el rey. «Hay que educar a la gente en competencias que son resistentes a la inteligencia artificial. Con la robótica muchos trabajos cambiarán o desaparecerán, pero en la profesión de empresario, de directivo, existirán siempre cuestiones de fondo: criterio, creatividad, capacidad de persuasión, interacción personal, comunicación, juicio, sentido común, inteligencia emocional… Y esto no se puede hacer online ni una máquina», explica Badía.

Un antes y un después
Habrá un antes y un después del Covid a todos los niveles. Muchas empresas ya se están replanteando sus estrategias y modelos. «Algunas organizaciones se han dado cuenta de que en un mundo global, tener los centros de producción en otros países puede ser un problema. Además, también se han percatado de todos los metros de oficinas que pagan cuando hay mucha gente teletrabajando y el rendimiento ha sido eficiente», explica Antonio Martín, decano de Business School de ESIC. Todos esos replanteamientos darán un vuelco a las dinámicas de trabajo, que requerirán de otras capacidades directivas. «La gestión de los equipos será diferente, no habrá jefes sino líderes que influyan en la gente que está trabajando en remoto, los empleados no van a estar de forma presencial o lo harán de forma limitada en las oficinas. No se sabrá cuándo están trabajando, por tanto habrá que trabajar por objetivos y resultados», asegura

Para ello las «soft skills», las habilidades blandas, ganarán mucho peso. La capacidad de adaptación al cambio y de forma rápida, el liderazgo colaborativo, la resolución de problemas complejos, el comportamiento ético y socialmente responsable, la resiliencia, saber trabajar en equipo, saber gestionar los conflictos, tener capacidad de comunicación y colaboración, ser creativo, empático y contar con inteligencia emocional… Son habilidades que ya se demandaban antes, pero ahora serán imprescindibles», como recuerda Camilla Hillier-Fry, socia en PeopleMatters. «Según un informe del Foro Económico Mundial, un 54% de empleados necesitarán actualizar sus habilidades («reskilling y upskilling») de manera significativa antes de 2022. Si queremos llegar a tiempo hay que prepararles ya. Y los másteres necesitan desarrollar las capacidades más demandadas por las organizaciones». Para satisfacer esas necesidades la formación debe dar un giro de 180 grados. «Un programa presencial puro ya no puede existir. Hay que actualizarlos: habrá diferentes formas de entregar al alumno el conocimiento, según lo más apropiado a esa enseñanza», afirma el decano de ESIC. La apuesta por un modelo híbrido es mayoritaria. «Según el conocimiento se podrá hacer online, en remoto o presencial. Lo más exclusivo, el debate para tratar con un superponente o una superexperiencia, debe ser presencial -asegura Martín-. Podrán existir entornos globales con 20 alumnos de diferentes países en un aula virtual o grandes espacios físicos donde unos estén presentes y otros en remoto».

«Habrá diferentes formas de entregar al alumno el conocimiento, según lo más apropiado a esa enseñanza»

En ESCP Business School trabajan en un «modelo adaptativo de aprendizaje híbrido». «Será una experiencia de aprendizaje flexible y personalizada para adaptarnos a entornos más flexibles y a nuevos puestos de trabajo. Con todos los contenidos digitalizados, el alumno puede diseñar su itinerario con distintas especializaciones y según su objetivo», cuenta José Ramón Cobo, profesor de Gestión de Proyectos de Innovación Estratégica. Ese creciente protagonismo de la digitalización se repite en otras instituciones: «La tecnología ha entrado en las aulas con más fuerza y se están imponiendo los formatos llamados blended, mezcla de presencia y online), así como los cursos masivos abiertos (Mooc). Las herramientas de e-learning están demostrando ser perfectas aliadas y creemos que la formación virtual en directo ganará peso», afirma Ignacio Muñoz, responsable de admisiones de IEB.

Y es que la capacitación digital será clave para tener un futuro profesional. El blockchain, big data, inteligencia artificial… deberán tener un reflejo en los másteres, donde alcanzará un gran peso la tecnología. «No en su parte técnica, sino en la gestión. Hoy no se puede hacer un máster en Dirección de Marketing sin aprender también marketing digital. Si no lo haces estás muerto», advierte el decano de ESIC. Pero en un entorno cambiante y de tanta incertidumbre hace falta más. «Los másteres tendrán que actualizarse constantemente y convivir con programas más cortos que permiten una actualización o especificación más rápida. El reciclaje será a través de una propuesta de contenidos cortos y específicos para atender la demanda del mercado de trabajo», estima Fitó. Híbrida y continua, la nueva realidad de la formación ya está aquí.

La motivación personal marca el paso
Si hay algo que caracterizará el nuevo mercado de trabajo es que la formación continua será vital. «En ocasiones será para promover y mejorar competencias, y cuando ya las tienes no valdrán y habrá que reinventarse de nuevo. Nos actualizaremos constantemente», considera Rocío Millán, directora de Spring Professional en Levante, Andalucía y Extremadura. Por eso, cree que los másteres funcionan pero «no son la varita mágica», dice, si no existe un propósito personal. La motivación principal para realizar uno de estos programas no debe ser solo por promocionar dentro de una compañía, encontrar empleo o mejorar el salario sino que una elección así «debe tener un propósito personal, querer crecer y tener un objetivo y planificación que cultivar». En el proceso de elección de uno de estos programas recomienda: estudiar muy bien cómo está posicionada la escuela de negocios o la universidad que imparte el máster, conocer el «pull» de formadores (que procedan del mundo empresarial), analizar las tendencias de mercado, el puesto al que se quiere aspirar y las competencias que son necesarias para ello. «Así el máster abrirá la mente y el alumno tendrá acceso a una red de contactos de su sector», asegura.
Source: ABC

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