El Eurogrupo aprueba medio billón en ayudas a los países afectados pero sin eurobonos

Los ministros de Economía de la zona euro han prolongado el suspense hasta límites que no se recordaban desde la época de la crisis griega. Solo que en este caso no se trata de la suerte de una economía que apenas sumaba el 3% del PIB europeo, sino de toda la zona de la moneda única, incluyendo a sus principales países. «Creo que es posible llegar a un acuerdo», había dicho el Ministro de Finanzas alemán Olaf Scholz antes de la reunión del Eurogrupo. «No es una discusión política abstracta, sino que se trata de hacer lo necesario en una situación muy difícil». Hasta el holandés Mark Rutte había declarado en la Haya que creía que era posible llegar a un acuerdo, claro que en su caso se entiende que sería si se aceptan sus exigencias de mantener la condicionalidad de los créditos que se otorgan a los países que los necesiten y que en ningún caso incluirían deuda mutualizada.

El presidente del Eurogrupo, el portugués Mario Centeno, también intentaba preparar el terreno con un mensaje a través de las redes sociales en el que recordaba que la confianza de los ciudadanos en las instituciones de la Unión Europea depende de que los ministros sean capaces de pactar las medidas necesarias para hacer frente a los efectos de la pandemia. He mantenido «contactos intensos con los ministros de Finanzas antes de reanudar el Eurogrupo esta tarde. La confianza de nuestros ciudadanos depende de nosotros, debemos llegar a un acuerdo». Finalmente, su propuesta se basa en la opción que no le sirve a nadie. Italia, Francia y España querían que se mencionase la opción de estudiar en el futuro la opción de los eurobonos, emisiones de deuda conjunta europea avalada por todos los países, algo a lo que solo se oponía Holanda, pero la única solución fue mencionar que «hay países que están de acuerdo y otros no». La fórmula significa que la discusión se va a trasladar a los jefes de Estado o de Gobierno, que son los que deben aprobar la decisión final en una cumbre extraordinaria.

La reunión debía haber comenzado a las cinco, luego se aplazó varias veces y finalmente los preparativos se convirtieron en el campo de batalla de la discusión que ya impidió el acuerdo en la noche del martes al miércoles, lo que obligó a convocar esta nueva reunión por videoconferencia y queno pudo empezar hasta pasadas las 9:30. Por la mañana, el primer ministro holandés Mark Rutte había mantenido su rueda de prensa semanal, en la que se centró sobre todo en la evolución de la epidemia en su país y en dar su apoyo a su ministro de Economía, el cristianodemócrata Wopke Hoekstra, que se ha convertido en el representante de esta intransigencia puritana que parece que no le permite ni a uno ni a otro hacer un vínculo entre los dos problemas.

Por ello, una vez que anuncia que las cosas parece ir mejor en Holanda respecto a la contención de los contagios, Rutte insistió en que su Gobierno solo aprobará la ayuda financiera del fondo de estabilidad (MEDE) si se combina con compromisos de reformas en los países que la reciban.

Francia y Alemania tampoco están plenamente de acuerdo, porque Berlin insiste en que su Constitución no le permite aceptar una emisión de deuda pan europea, pero habían logrado conjuntar una posición pragmática sobre el uso del MEDE y los dos ministros Bruno Le Maire y Olaf Scholz, hicieron un llamamiento a la responsabilidad dado que ambos países comparten la idea de que es urgente desbloquear el paquete de medida a corto plazo y más adelante comenzar a diseñar el fondo que apoyará el relanzamiento dela economía que se ha quedado congelada por la emergencia sanitaria. Menos Holanda, todos los países, incluida Alemania, aceptan que los préstamos del MEDE tengan condiciones vinculadas únicamente a paliar los efectos de la pandemia y cumplir después con las normas fiscales comunes.

El paquete contienen el acceso a más de 400.000 millones de euros del MEDE para los países que necesiten liquidez, el aumento del capital del Banco Europeo de Inversiones (BEI) y la creación de un fondo de reaseguro de los sistemas de desempleo de los países afectados, que dependería de la Comisión Europea. Todo ello suma en conjunto 500.000 millones.

A Rutte le preguntaron si no estaña preocupado por la reputación de los Países Bajos, que quedan caracterizados como un gobierno insensible a las necesidades de los socios más perjuidicados. «No me impresionaría demasiado eso -dijo- Creo que esto también es parte de la fase en la que están las conversaciones ahora».

El miércoles de madrugada, cuando los ministros llevaban más de quince infructuosas horas de discusión a través de videoconferencia, fue el francés Le Maire quien pidió detener las discusiones que calificó como «una payasada» en referencia a la intransigencia de Holanda.

Las discusiones se han llevado a cabo en una situación en la que todavía ningún país europeo ha tenido problemas para salir al mercado para pedir prestado. El problema es que se está hablando de volúmenes estratosféricos que agravarán sin duda los actuales desequilibrios entre países. Italia está pagando un tipo de interés del 2.5%, francia el 0,8% y Alemania aún está en zona negativa y tiene poca deuda por lo que está más lejos que nadie de tener problemas.

Por ahora, un grupo de países, en el que están Italia y España junto a Holanda, Austria y la mayoría de los nórdicos, han escrito una carta a la Comisión Europea en la que le sugieren a la presidenta Ursula von der Leyen que reoriente el “pacto verde” que era el núcleo de su programa antes de que se desatase esta crisis, para concentrar las inversiones masivas de la recuperación en la aceleración de la transición energética.

Pero por ahora la Comisión aún no tiene presupuesto y estando limitada dentro de sus competencias, ayer la vicepresidenta Margret Vestager envió a los países miembros una consulta para ver si les parece bien que ensanche aún más la relajación de las reglas de competencia para incluir la posibilidad de que haya nacionalizaciones de compañías quebradas. La vicepresidenta recuerda que esto deberás hacerse con condiciones estrictas referidas a la entrada del estado, su salida, las reglas de gobernanza y de remuneración y los efectos posibles sobre la competencia en el sector.
Source: ABC

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