El BCE teme fugas de capital por los tipos negativos

En su reunión del próximo jueves, el Consejo de Gobierno del BCE comenzará con la revisión de su estrategia de política monetaria, según ha avanzado el gobernador del banco central de Austria, Robert Holzmann, y en las actas del anterior encuentro, publicadas hoy, quedan huellas que justifican la relativa urgencia con la que el emisor europeo aborda esa tarea. «Algunos miembros han destacado la necesidad de prestar atención a los posibles efectos secundarios de las políticas monetarias actuales», puede leerse en el documento, que además de reafirmarse en los efectos positivos de la política expansiva de la entidad, sugiere el peligro de generar burbujas, asignaciones nocivas de los recursos o fugas de capital para evitar el castigo de los tipos negativos.

No en vano, la zona euro lleva inmerso desde 2014 en los tipos cero y en la última reunión del consejo «se sugirió que la liquidez creada por el Eurosistema debía ser vigilada cuidadosamente por su impacto en la intermediación bancaria y en los mercados de activos, es decir, acciones, vivienda y otros inmuebles, así como las salidas de capital fuera de Europa en busca de rentabilidad».

Ya el pasado mes de diciembre, Ray Dalio, el fundador de Bridgewater Associates, el mayor fondo de inversiones del mundo, advirtió del riesgo de un aumento de los tipos de interés y una rebaja en el valor del euro tras el fin de los estímulos monetarios del BCE, aludiendo a una situación que puede desencadenar una depreciación del euro y una salida de capitales. «Hay que vigilar la espiral de retroalimentación: las malas condiciones que están causando conflictos internos y que asustan a los inversores; cuando éstos sacan su dinero, suben los intereses, por lo que las condiciones económicas empeoran y hay más conflicto», dijo el financiero estadounidense sobre un peligro que en Europa sigue siendo un tabú.

Pero en su última reunión, el Consejo del BCE no solo lo mencionó por su nombre, sino que también recogió cierta preocupación respecto al impacto potencial de los tipos de interés negativos en los hogares de la zona del euro, señalando que «las dinámicas de ahorro y consumo también requieren una estrecha vigilancia». A nadie escapa que el aumento de la tasa de ahorro de los hogares de la segunda mitad de 2019 es exactamente lo contrario de lo que busca el BCE, que tampoco ve avances satisfactorios en el objetivo de inflación. «En lo que respecta a las expectativas de inflación a largo plazo, los miembros indicaron que aunque las expectativas del mercado se habían estabilizado, el paquete de medidas de política monetaria de septiembre todavía no había tenido ningún efecto visible positivo», reconoce el texto.

El debate sobre la revisión de la estrategia monetaria tendrá lugar de puertas adentro. Las actas recogen que el Consejo considera «recomendable» abstenerse de «discusiones públicas» y confirma que, aunque los datos económicos disponibles siguen siendo débiles, apuntan a «cierta estabilización de la economía de la zona del euro». Se mantienen los riesgos a la baja para el crecimiento, pero se han vuelto «algo menos pronunciados».

Dada la situación, el BCE sigue manteniendo que va a ser necesaria una política monetaria muy expansiva todavía durante un periodo de tiempo prolongado y subraya que los legisladores deben contribuir «más decisivamente» al crecimiento de la zona del euro y a aliviar las incertidumbres relacionadas con el comercio y las tensiones geopolíticas. A este respecto, parece que los consejeros juzgaron mayoritariamente como muy positivos los esfuerzos inversores anunciados en la protección del clima, sin citar expresamente el programa alemán de inversiones de 54.000 millones de euros. El texto anota que «la respuesta al cambio climático podría llevar a una inversión significativamente más elevada».

El documento deja traslucir que el organismo se mantiene cauteloso con la economía en general y afirman que los datos apuntan a una dinámica de crecimiento débil pero estable. Añaden que hay «indicios leves» de que la inflación subyacente está aumentando, así como que el sentimiento ha mejorado gracias al retroceso de las tensiones comerciales mundiales, pero que las tensiones geopolíticas «no son propicias para reducir la incertidumbre». Su mensaje más tranquilizador es que «los datos recibidos desde la última reunión de política monetaria señalaron una dinámica de crecimiento débil pero estabilizadora de la zona euro», en un apunte de una cita textual del economista jefe del BCE, Philip Lane.

Pero todo el texto es coherente con la preocupación acerca de los efectos secundarios indeseados y deja entrever que la supuesta continuidad de la que Christine Lagarde llegó presumiendo a la presidencia del BCE tiene más de un matiz. La deriva que tomará la anunciada «revisión de la estrategia monetaria» está todavía por desvelarse y no sabemos si Lagarde tiene además pensado algún cambio en la política comunicativa de la entidad.
Source: ABC

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