Planear España desde los cimientos

Tras las nuevas elecciones, es momento de repensar el tema de la Educación. Constituye los cimientos, la base sobre la que se apoya una sociedad que aspira a proveer de mayores cotas de progreso y bienestar a sus ciudadanos. Por Educación no solo entendemos la acción de proveer de conocimientos y habilidades a los ciudadanos de cara a su inserción laboral, sino también la necesidad de transmitirles valores que refuercen el sentimiento de respeto y convivencia en democracia.

Es sin duda un debate apasionante, tantas veces demorado por los partidos políticos, que han proyectado sobre el asunto una mirada cortoplacista y más interesada en planteamientos ideológicos. Sin embargo, se trata de un tema capital que nos concierne a todos. En primer lugar, a los jóvenes, llamados a tomar las riendas de la sociedad, pero también a los partidos políticos, docentes, familias y empresas. Estas últimas como instituciones generadoras de riqueza, piedra angular en el desarrollo personal y profesional de los individuos y sostén del Estado de bienestar.

Conscientes de este reto, las asociaciones territoriales de la empresa familiar vinculadas al IEF han unido fuerzas con la Asociación Valenciana de Empresarios para conocer el estado de la Educación en España y hasta qué punto su situación genera disfunciones notables para el cuerpo social.

Si nos atenemos a lo que señalan los informes, obtenemos una fotografía en la que predominan los tonos grises. He aquí algunos datos para la reflexión: contamos con un porcentaje de repetidores alto y creciente a lo largo de la enseñanza obligatoria, a lo que se suma una elevada tasa de abandono educativo temprano, prácticamente sin parangón con otros países de la Unión Europea. Asimismo, los niveles de competencias de nuestros alumnos cuando terminan sus estudios son más bajos, en especial en materia digital y de idiomas.

A diferencia de otros países europeos, en España los estudiantes siguen eligiendo preferentemente la opción del Bachillerato, en detrimento de la FP. Y posteriormente, en la universidad, existe un notable desajuste entre el tipo de estudios cursados en mayor medida y las demandas del mundo laboral. La oferta de plazas y la matrícula se caracteriza por la escasez relativa en ingenierías y otras carreras técnicas y la abundancia en ciencias sociales y jurídicas y humanidades, lo que quizás explica unas tasas de paro elevadas y que su empleo, muchas veces, no se corresponda con su nivel de formación.

A la vista de la situación descrita, las asociaciones involucradas en este estudio, hemos querido aportar nuestra visión para mejorar nuestro modelo educativo. Primeramente, mediante el estímulo de actitudes como el esfuerzo, el espíritu de superación y el trabajo. Hablamos de unos valores que también deberían fomentarse desde las propias familias. Quizás, de esa manera, seríamos capaces de contrarrestar el interés menor que nuestros estudiantes demuestran por la excelencia como base para la obtención de buenos resultados o el déficit que España presenta de vocaciones emprendedoras. Asimismo, sería prioritario dar protagonismo en las titulaciones a otro tipo de competencias y habilidades transversales, que deberían ser también evaluadas. En relación con este punto, la capacidad de entender y expresarse en inglés debería ser una competencia a trabajar desde los primeros niveles de enseñanza.

Ineludiblemente, la formación debe responder de modo ágil y flexible a las necesidades que plantea la digitalización, y eso solo será posible con una íntima comunicación entre empresa y sistema educativo. A este respecto, las prácticas deberían adquirir más peso en la etapa formativa, haciendo la función de puente entre los dos mundos. De igual manera, el desarrollo de la Formación Profesional, y en especial la FP Dual, es fundamental como alternativa para la inserción laboral del estudiante.

Nuestras autoridades deben saber que en este esfuerzo reformador pueden contar con el compromiso de las empresas y de los empresarios. Pero urge, de forma ineludible, acometer un cambio profundo del marco regulatorio que cuente con un amplio consenso político-social.
Source: ABC

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