Alemania quiere a Isabel Schnabel, una de sus «cinco sabios», en el BCE

En una jugada a varias bandas en Bruselas, fue sacrificada la candidatura para sustituir a Draghi del presidente del Bundesbank, Jens Wiedmann, en aras de la presidencia de la Comisión Europea que terminó ocupando la también alemana Ursula von der Leyen. Desde entonces la política de tipos negativos del italiano al frente del BCE no ha hecho sino consolidarse y ganar continuidad con el nombramiento de su sucesora definitiva, Christine Lagarde. La incomodidad de los alemanes en el consejo no tiene precedentes en la historia de la entidad y la última en dar el portazo ha sido Sabine Lautenschläger, que presentó su dimisión Comité Ejecutivo a finales de septiembre por su desacuerdo con la reactivación de las compras de deuda por parte de la institución. Ahora acaba de filtrarse el nombre de la próxima alemana que Berlín quiere en el BCE y su perfil es totalmente novedoso. Se trata de la economista Isabel Schnabel.

Con una larga experiencia en el ámbito académico e investigador, pero ajena hasta ahora a la toma de decisiones, Schnabel forma parte desde 2014 del Comité de Sabios que asesora al ejecutivo de Angela Merkel y su candidatura para el puesto en el BCE será sometida a debate en el Eurogrupo del próximo 7 de noviembre. Tiene solo 48 años, una edad muy por debajo de la media del BCE, y sus posiciones respecto a la política monetaria son fundamentalmente moderadas, muy lejos de la disciplina que Weidmann estuvo un día destinado a defender en la institución europea.

Desde que Mario Draghi anunció el último paquete de medidas extraordinarias y mientras al BCE le llovían críticas en Alemania desde los cuatro puntos cardinales, Schnabel previno tanto a sus colegas como a las personalidades económicas que las expresaban, contra los ataques a la institución. Pidió «mesura» y «responsabilidad» a las declaraciones y recordó que «naturalmente se puede discutir sobre medidas concretas, pero los políticos, periodistas o banqueros que refuerzan el relato acerca de que el BCE roba dinero a los ahorradores alemanes están jugando un juego muy peligroso», dijo en una entrevista concedida a Handelsblatt, «eso estalla tarde o temprano».

Recordaba en la misma entrevista como en Reino Unido se había criticado y echado la culpa de todo durante décadas a la UE y que «fue eso lo que terminó conduciéndonos al Brexit». Schnabel comparte la opinión de muchos de sus colegas y compatriotas alemanes acerca de la «exageración» de las últimas medidas lanzadas por Draghi, que en su opinión han ido «mucho más allá de lo necesario», pero se centró en pedir, especialmente al gobierno alemán, «no dejar solo al BCE sino apoyar su política, por ejemplo, con rebajas de impuestos».

Alemania no disfruta de un derecho explícito a contar con un representante en el máximo órgano de decisión del BCE, si bien el equilibrio de poderes en la zona euro le reserva un puesto en una suerte de ley no escrita. En sustitución de Mario Draghi, Italia estará representada a través de Fabio Panetta, a quien el Eurogrupo ya ha avalado como sustituto del francés Benoit Coeuré, cuyo mandato finaliza este año.

El nuevo equipo tendrá que valorar las primeras consecuencias del último plan Draghi, pensado para agitar la inflación y dar más tiempo a los gobiernos pero que a corto plazo lo que está consiguiendo es una avalancha de emisiones de bonos high yield y de préstamos apalancados en septiembre hasta niveles no vistos en Europa en los últimos 19 meses. La suma alcanza en un solo mes los 22.100 millones de euros entre las dos modalidades que usan las empresas con peor solvencia y mayor riesgo para financiarse. Pese a que nadie cues­tiona que su ac­tua­ción ha sal­vado el euro y en cierta me­dida a la propia Unión Europea, en las úl­timas se­manas se han agudizado las crí­ticas contra Mario Draghi, en especial la vuelta a la compra de activos públicos y privados.

A los seis exbanqueros centrales contrarios al nuevo paquete de estímulos de septiembre se han sumado voces destacadas como la de la presidenta del Banco Santander, Ana Botín. A las más que conocidas objeciones de los bancos centrales de Alemania, Holanda y Austria, se ha añadido nada menos que la del gobernador del Banco de Francia, François Villeroy de Galhau. Todos consideran que, tras tantos años de compras de activos, ahora ya no va a producir un efecto positivo el reinicio del programa. Y a partir de ahora contarán con la presencia afín en el Consejo de Gobierno del BCE de Isabel Schnabel, que es de la misma opinión, pero que no parece dispuesta a dejar dañar la reputación del BCE para combatirla.
Source: ABC

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