En Italia, en octubre; en Reino Unido, el primer día posible después del 31 de octubre -¿el 10 de noviembre?-; en España, ya veremos… todo parece indicar que en Europa vamos a tener un otoño caliente en lo que a elecciones se refiere. En sí mismo no es ni bueno ni malo que haya elecciones. En general, desde los mercados son vistas con recelo, más en los últimos tiempos en los que los partidos populistas han irrumpido con fuerza.
Sin embargo, tanto en Italia como en Reino Unido los comicios pueden ser el primer paso para salir del atolladero en el que están inmersos. Tres años después de la pifia de Cameron en forma de referéndum, los británicos continúan en su particular laberinto. Unas eventuales nuevas elecciones pueden servir para aclarar las cosas. Hoy las casas de apuestas dan como el escenario menos probable el Brexit de May, la probabilidad de un Brexit sin acuerdo ha ganado algo de fuerza; pero todo apunta a unas nuevas elecciones y que sea el nuevo Parlamento el que decida por dónde tirar.
Un nuevo Parlamento elegido con el Brexit como principal y casi único asunto de fondo es lo más parecido a un nuevo referéndum. Boris Johnson ya está en campaña. Como era de esperar ha tirado por la calle del medio para anular a los brexiters. «Cuánto peor mejor», parece que es la máxima que se ha instalado en el número 10 de Downing Street. Adelanto electoral, patada a seguir en los plazos europeos y cartas nuevas para decidir hacia dónde ir.
Y en el caso italiano, unas nuevas elecciones servirían para terminar con este gobierno de coalición antinatural entre populistas de izquierda y de derechas que llevan casi dos años al frente del país. No parece difícil que salga algo mejor que lo ahora tienen (básicamente ha sido un gobierno de coalición que la parte de Salvini ha estado minando desde dentro y en campaña desde el primer día). Con todo, con los italianos nunca se sabe: su capacidad para el disparate político es insondable y contrastada.
Source: ABC