La primera jornada de huelga de los vigilantes de seguridad del aeropuerto de El Prat ha comenzado y, de momento, no tiene fecha final. Los trabajadores de la empresa Trablisa, que gestiona desde el año pasado la seguridad del aeródromo barcelonés, han convocado una huelga indefinida de 24 horas desde la medianoche del 9 de agosto. Aunque la Delegación del Gobierno en Cataluña ha decretado unos servicios mínimos del 90%, este paro indefinido complicará el tráfico de viajeros.
Por ello, es preciso acudir «con varias horas de antelación a El Prat, pues por la experiencia de otros paros similares, todo hace indicar que los pasajeros aéreos se tendrán que enfrentar a grandes aglomeraciones y se producirán fuertes demoras», aconseja la abogada del portal reclamador.es, Esperanza Palacio.
«Una vez en el aeropuerto, el viajero puede dejar constancia de la hora de llegada, por ejemplo, mediante una fotografía o el ticket del parking. Esto es importante en el caso de producirse un perjuicio grave derivado de esta huelga que pueda ser reclamado posteriormente», señala Palacio.
Además, hay que tener en cuenta que, «si el viajero pierde su vuelo como consecuencia de esta huelga de personal de seguridad de El Prat, no podrá reclamarlo a través del procedimiento tradicional de una reclamación aérea, pues se trata de una causa ajena a la aerolínea y, por tanto, de fuerza mayor. Y esto quiere decir que no corresponde a la aerolínea compensar económicamente al pasajero». ¿Quién se hace cargo, entonces?
Reclamar a Aena
Desde reclamador.es recomiendan «presentar una reclamación por daños y perjuicios frente a Aena, pues esta empresa es la responsable de este aeródromo y su buen funcionamiento». Estos daños pueden ser, por ejemplo, billetes de avión comprados por perder el vuelo como consecuencia de la huelga de seguridad —siempre y cuando estén debidamente acreditados—. Así, para cursar esta reclamación, lo primero es dirigir una queja contra Aena. «Si no accede a reembolsar los gastos ocasionados con motivo de la huelga de personal de seguridad de El Prat, se debería estudiar el inicio de acciones en vía judicial», concluye Palacio.
Facua Consumidores en Acción comparte el mismo criterio y aconseja a todos los pasajeros afectados que reclamen ante Aena los posibles perjuicios que pudieran sufrir, en caso de perder un vuelo o por un retraso importante a consecuencia de la protesta laboral.
Y es que esta asociación considera que ni la sociedad estatal de aeropuertos ni tampoco el propio Ministerio de Fomento deben eludir su obligación de responder ante el problema y las consecuencias que puedan sufrir los pasajeros —colas y esperas de de una hora— a partir del inicio de la huelga.
Así, el operador aéreo debe asumiar el coste de la comida y bebida que los afectados deban afrontar por las esperas, del alojamiento si el pasajero no reside en Barcelona y se ve obligado a pernoctar en la capital catalana, así como el coste de los vuelos que pierdan, incluidos los de conexión que hayan perdido a consecuencia de los retrasos sufridos en el capital catalana.
Para ello, Facua recomienda a los usuarios que conserven los justificantes de cada gasto que se vean obligados a realizar, a fin de sostener las reclamaciones que presenten ante Aena y añadirlos a la misma y pedir a la sociedad estatal aeroportuaria que corra con esos gastos.
Aunque la asociación defiende el legítimo derecho de los trabajadores a la huelga como medida para defender sus derechos y reivindicaciones laborales, considera injusto que deban ser los consumidores quienes soporten las consecuencias finales y los perjuicios económicos derivados de los retrasos. Con todo, reitera que los perjuicios que están sufriendo los usuarios no son atribuibles a las aerolíneas, sino al deficiente funcionamiento de un servicio esencial del aeropuerto del que Aena es responsable principal.
Por último, Facua critica, una vez más, que las asociaciones de consumidores y usuarios no tengan representación en los comités de coordinación aeroportuaria, en los que sí están presentes las administraciones, los sindicatos y la propia Aena.
Source: ABC