España se mira en el espejo de EE.UU. para defenderse de las inversiones de China

La inversión extranjera cada vez preocupa más en España. Recibir capital foráneo no son todo ventajas sino que, en ocasiones, puede suponer un riesgo para el país. Por ello, el Gobierno invitó a principios de mayo a una delegación de Estados Unidos para «enseñar» su manera de analizar los riesgos de las inversiones extranjeras. Una visita de apenas unos días en la que cuatro representantes norteamericanos compartieron sus conocimientos adquiridos durante décadas respecto al control y vigilancia de estas amenazas. Todo ello con especial foco en el peso de China en el mundo.

El gigante asiático tiene invertido en España alrededor de 10.000 millones de euros. Una cantidad que año a ño va en aumento, al mismo ritmo que su riesgo. Y en Estados Unidos están ya acostumbrados a evaluar cierto tipo de inversiones. Michael S. Considine, del Departamento de Energía norteamericano, destaca que cuentan con «procedimientos muy rigurosos» para dilucidar si una inversión concreta genera problemas para la seguridad nacional. «Revisamos caso por caso, pero no todas las inversiones que entran en EE.UU. El proceso es voluntario, si no serían miles y miles de casos», dice.

EE.UU. confirma que la mayor cantidad de investigaciones las realizan sobre inversiones procedentes de China

La comitiva estadounidense hace hincapié en que el objetivo de la evaluación que realizan en su país sobre las inversiones está en fijar ciertos límites a lo que pueden hacer las empresas foráneas. «Tenemos una política abierta pero sabemos de la realidad de que tenemos que poner límites», defiende Considine.

Esos márgenes son los que han tratado de transmitir a las instituciones españolas; personal de distintos ministerios como el de Industria, Comercio y Turismo y el de Asuntos Exteriores. El representante del Departamento de Energía que vistió España destaca la buena sintonía con las delegaciones españolas, al igual que desde la Secretaría de Estado de Comercio mantienen la misma postura.

Así las cosas, China es la gran amenaza para Estados Unidos, aunque Considine niega que pongan el foco más en el gigante asiático: «No es un tema de centrarse más en un determinado país. Revisamos lo mismo en todos los casos y no tenemos como objetivo ciertos países». Pese a ello, sí que reconoce un incremento del número de investigaciones en estos últimos años sobre las inversiones procedentes de China. «Proporcionalmente, hay más casos de ese país que del resto», señala.

Mayor control
El creciente poder del territorio asiático hace que España busque los conocimientos de Estados Unidos. Ante ello, nuestro país tiene pendiente aprobar un nuevo reglamento sobre inversiones extranjeras para proteger el territorio en base a la seguridad nacional. Desde Comercio indican que su tramitación seguirá los cauces habituales para este tipo de normas: deberá aprobarse en Consejo de Ministros, con lo que previsiblemente esperarán a que se conforme un nuevo Gobierno. Ya ha pasado el trámite de audiencia pública y apenas queda su aprobación por parte del Gobierno. Sin embargo, esta idea en España no proviene de nuestro país.

Se trata de adoptar el marco europeo sobre inversiones extranjeras, después de que se aprobara hace escasos dos meses un nuevo reglamento comunitario sobre el tema. En él otorga capacidad a los Estados miembros para autorizar o no las inversiones extranjeras, aunque se reserva la potestad para emitir dictámenes respecto a las llegadas de capital foráneo que pongan en peligro programas de todo el bloque como Horizonte 2020 o Galileo. En este caso, España tiene 18 meses para adoptar ciertos requerimientos que exige el nuevo reglamento comunitario.

Buena colaboración
Considine, de hecho, destaca la buena predisposición no solo de España sino de la Unión Europea en general para lograr un intercambio de información y conocimientos fluido entre regiones: «Es positivo para EE.UU. y la UE compartir información, cuáles son los riesgos, cómo actuar…». Lo que está por ver es el alcance que tendrá esta norma cuando cada Estado miembro adopte lo requerido. La posibilidad de que los países sean los que decidan en última instancia sobre las inversiones genera un brecha difícil de cerrar.

Por lo pronto, España ya cuenta con su nuevo reglamento pero el periodo electoral ha retrasado su aprobación. La seguridad nacional también preocupa en nuestro país.
Source: ABC

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