Los coches nuevos gastan un 39% más de combustible de lo que dice el fabricante

Las cuentas no salen. Todo lo que se creía estar avanzando con la nueva normativa de misión de gases se retrocede a causa del mayor uso de combustible. Eso es al menos lo que se desprende de un estudio realizado por el Consejo Internacional de Transporte Limpio (ICCT), que compara datos de casi 1.3 millones de automóviles de ocho países europeos y que concluye que un coche nuevo de 2017 consume en promedio un 39% más de combustible que lo que dice el fabricante.

El ICCt ha estado evaluando desde 2012 los datos de consumo de combustible de los automóviles nuevos. Había datos previos, tomados en 2001 por organizaciones de consumidores, que señalaban que los coches recién salidos de fábrica consumían en realidad un 8% más que lo que decía el folleto de compra, pero la adecuación de los motores a los nuevos requisitos medioambientales han disparado esa diferencia hasta porcentajes mucho más elevados. En 2017, los automovilistas europeos gastaron en combustible una media de 400 euros más que lo que podían calcular de acuerdo al gasto que establecía el fabricante. Y en 2018, fecha de entrada en vigor de una normativa más exigente, el gasto vuelve a dispararse, dañando no solamente los bolsillos de los compradores de coches sino también el clima que se pretende proteger, puesto que a más quema de combustible se producen más emisiones.

Según el ICCT, la mitad de la reducción de CO2 lograda desde 2001 es contrarrestada por esta desviación en el consumo. El director general para Europa de este organismo, Peter Mock, solicita sanciones para los fabricantes que se sirven de cifras de consumo poco realistas para obtener ventaja comercial. «Solo con sanciones ejemplarizantes podremos evitar una reducción significativa de la diferencia entre los valores de consumo teóricos y los reales», dice, explicando que para el estudio se han utilizado datos de 15 fuentes diferentes, que incluyen compañías de leasing como LeasePlan y Travelcar, páginas web como Spritmonitor.de y análisis especializados como los de Autobild. Además ha sido utilizada una encuesta que llevó a cabo el gobierno federal alemán sobre la movilidad de la población. Todo ello apunta a que el consumo de combustible declarado, que resulta de pruebas estandarizadas en los laboratorios, no responde a la realidad.

Los nuevos procedimientos de prueba, en vigor desde septiembre del año pasado, deberían proporcionar valores más realistas porque tiene en cuenta situaciones y velocidades habituales en el tráfico, pero difícilmente recogerá situaciones reales como diferencias climatológicas o condiciones de las carreteras, por lo que las diferencias podrían continuar, perjudicando los objetivos de protección del clima.

«El consumo de combustible está directamente relacionado con la emisión de dióxido de carbono (CO2) que daña el clima», recuerda Mock. Según una decisión preliminar de los estados miembros de la UE, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo, la industria automotriz debería reducir las emisiones de CO2 de los automóviles nuevos en un promedio del 37,5% hasta 2030. El punto de partida son las especificaciones para 2021, así como 95 gramos de CO2 por kilómetro en promedio. «Los legisladores han aprendido de errores pasados y a partir de 2021 los fabricantes estarán obligados a registrar el consumo real de emisiones de CO2 mediante medidores de consumo, pro es necesario desarrollar métodos de medición más fiables y establecer sanciones significativas que disuadan a los fabricantes de mantener este fraude».
Source: ABC

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