El aterrizaje de las terapias CAR-T en España constituye una grandísima noticia para los pacientes. Se trata, en pocas palabras, de una inmunoterapia que modifica genéticamente las células defensivas de los enfermos para combatir varias enfermedades hematológicas que, hasta la fecha, contaban con un pésimo pronóstico. El resultado de su aplicación es una mejora milagrosa de la supervivencia y, a la larga, un ahorro de costes esencial para el sistema por el menor uso de recursos hospitalarios que se derivará de ello. Sin embargo, a corto plazo amenazan con causar un roto colosal a las arcas públicas, pese al esfuerzo denodado de la Administración para arrastrar los precios a la baja mediante el impulso de los denominados CAR-T académicos. Los hematólogos han dado la voz de alerta al reclamar que la inclusión de estas terapias en el sistema vaya acompañada de la financiación pública pertinente. El Ministerio de Sanidad está dando los primeros pasos en este sentido, pero convendría una mayor firmeza para que no suceda lo que ocurrió en el pasado con los tratamientos contra la hepatitis: que las comunidades se queden sin fondos para aplicar los tratamientos. Resulta vital por ello que el Consejo Interterritorial alcance acuerdos concretos sobre productos y costes y que Hacienda intervenga en el proceso para aportar fondos extra si fuese necesario. Sin más financiación, la revolución médica que irrumpe no llegará a ser tal.
Source: A tu salud