Reflexiones diez años después

Es conveniente reflexionar sobre qué se debió hacer. hace exactamente el 15 de septiembre una década. para aliviar la economía española de las conecuencias del inicio de una crisis financiera importante. Y esto conviete hacerlo, precisamente en estos momentos, en qeu como se señaló en ABC el 11 de septiembre de 2018, la OCDE nos informa de que su Índice compuesto de indicadores muestra que en el pasado mes de julio el llamado «club de los países ricos» detectó que en España la pérdida de fuelle fue mayor que los países de la Unión Euorpea», lo que muestra «que España se ha unido a la desaceleración en lo que habían estado otros países europeos en el primer trimestre del año, comprado con el mayor en los úiltmos meses».

Esto indica un primer paralelismo con lo sucedido en 2008. La crisis que entonces se inició fue global, pero la española fue catastrófica. Basta señalar que el PIB por habitante de España cayó, en euros 2010, de 23.963 en 2008 a 21.262 en 2013 -o sea, de 100,0 a 91,2- mientras que Francia pasaba entre la mismas fechas de 31.599 a 31.252 -o sea, de 100,0 a 98,9-.

De esta manera, había caminos diferentes entre la Europa del Mediterráneo y la Europa más desarrollada que exigen revisar muy seriamente ahora lo que entonces ocurrió. ¿Qué había sucedido en el caso de España? No se debe olvidar que en 2004 se había iniciado el Gobierno de Rodríguez Zapatero, y nada se había hecho para reactivar nuestra economia, porque se había adoptado aquello que condenaba Schumpeter como un mensaje típico del progresismo en su obra magna «Capitalismo, socialismo y democracia»: «El buscar, por encima de todo y de modo incansable, el apoyo popular logrado a corto plazo». En el 2009 el Banco de España señalaba -y en el fondo denunciaba- que nuestra deuda concreta «frente al resto del mundo representaba al cierre de 2009 algo más del 90% del PIB», lo que suponía «más de 10 puntos porcentuales por encima del reajuste del año anterior, de los que más de siete puntos porcentuales corresponden al aumento neto de deuda pública en poder del resto del mundo».

Pero, por otro lado, ahora surge un problema muy serio, el de la caída en el ritmo de actividad de Europa, y lo que observamos además en otros países, concretamente en el conjunto iberoaméricano, con crisis tan serias como la de Argentina, como los problemas de México en relación con sus enlaces con Estados Unidos, aparte del caos existente en Venezuela, los cuales generan una alianza con los mercados europeos que perturban la exportación española. El empeoramiento del saldo de la balanza por cuenta corriente es algo que, obligadamente, tenemos que tener muy en cuenta.

Fueron momentos entonces en que no se adoptaron las medidas adecuadas, que no solo Mundell, sino cualquier profesor de estas materias en nuestras universidades señalaría entonces -¿y cómo no ahora?-. comenzando con la liquidación de rigideces en el mercado laboral. Dadas las carecterísticas del respaldo parlamenario del Gobierno Sánchez, esto es inimaginable.

«La catástrofe de hace diez años, por no haber sabido reaccionar el Gobierno de Zapatero, fue colosal»

El segundo problema es el de disponer de energía abundante y barata. Basta tener en cuenta el debate actual sobre la liquidación, a causa de la realidad medioambiental, con declaraciones ministeriales incluidas, de las energías carboníferas y nucleares, mientras siguen sin estar resueltos los problemas señalados entonces por Linde de Castro en el transporte y distribución, hasta eliminar que España sea una «isla energética» en el ámbito europeo.

El tercer problema es el demográfico. La evolución de España en este sentido hace surgir el problema de las pensiones, y no se atisba encaje adecuado a nuestro problema del déficit estatal si no se le atiende, pero eso es difícil por sus consecuencias electorales.

El cuarto problema se desprende de nuestro retraso científico y técnico, como acaba de señalarse por el Instituto de España, lo que se ha de unir con una aportación valiosa de Victor Pérez-Díaz, quien señalaba que la educación de los jóvenes españoles podía haber mejorado respecto al pasado, pero comparada con la de los europeos occidentales es una edudación «relativamente mediana», en lo que poseemos un nivel parecido al de Italia o Portugal, «totalmente dispar del de los paíess nórdicos y los Países Bajos». Y sin resolver todo esto, ¿cómo lograr superar crisis económicas?

Había un quinto problema hace diez años, pero se resolvió: el del esquema crediticio, que se había mal planteado tras la crisis de 1977. Es algo, cuando los problemas son tan importantes.

La catástrofe de hace diez años, por no haber sabido reaccionar el Gobierno de Rodríguez Zapatero, fue colosal. Jordi Maluquer de Motes la calfica como la etapa «más negativa de la historia de la economía española, en el tiempo acutal», o sea tras el cataclismo económico de la Guerra Civil, y fue la que se creó desde 2008 a 2014. Y tras lo enunciado, si las cosas de la economia nacional empeoran a partir de ahora, ¿la reducción de los cuatro serios problemas señalados es imaginable? Esa es la cuestión que el recuerdo de la crisis de Lehman Brothers nos acarrea hoy.
Source: ABC

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