Macri sacrifica al presidente del Banco Central para frenar la devaluación del peso

El presidente de Argentina, Mauricio Macri ha sacrificado al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, después de que el dólar se fuera por las nubes y rompiera el techo de los 28 pesos. Luis Caputo, hasta ayer ministro de Finanzas, lo ha reemplazado en un puesto que, en Argentina, está bajo la lupa no sólo de los mercados sino de los ciudadanos. Su primera misión es, sin duda, frenar la devaluación del peso.

El ministerio de Caputo pasó a fusionarse con el de Economía que está en manos de Nicolás Caputo (no son parientes) que se convierte en una especie de superministro de Economía y Finanzas.

Macri, poco amigo cambios en su equipo y menos si vienen condicionados por las circunstancias, ha liberado a Sturzenegger de un peso que, visto lo visto, no podía soportar. Las reservas del Banco Central para frenar las «corridas» del dólar le hicieron perder cinco mil millones de dólares de las reservas y sólo en la última semana unos ochocientos sin que la divisa estadounidense encontrase un techo tolerable. La
montaña rusa del «billete verde»
, desde abril, se convirtió en vértigo dentro y fuera de Argentina. La inflación, el azote del bolsillo de los ciudadanos, ahora se ha estimado que rondará el 30%. En este contexto a Luis Caputo le toca recalcular el GPS del Banco Central.

El ministro de Economía, Nicolás Caputo, en rueda de prensa, ha resumido el actual escenario: «Esta semana hemos visto nuevamente turbulencias en el mercado cambiario y eso lleva preocupación a la gente, Queremos expresar tranquilidad y normalidad», ha insistido tras advertir que, «nuestro programa económico se basa en la flotación de la moneda» pero el objetivo es las «fluctuaciones» sean «suaves». Estamos en ese «camino».

El rescate del FMI
Artífice del acuerdo con FMI de 50 mil millones de dólares, el ministro ha recordado: «El próximo miércoles, Argentina recibirá 7.500 millones de dólares de los quince previsto en la primera entrega. Será para apoyo presupuestario» y el resto, «para fortalecer» las reservas del Banco Central.

Frente a los cuestionamientos de la política económica se ha defendido: «A pesar del cambio de nombres, el programa económico del presidente Macri sigue siendo el mismo». En cuanto a las metas, estableció, «el cambio histórico de la lucha contra la inflación al eliminar las transferencias del dinero del BC al Tesoro que alimento durante 70 años la inflación en Argentina». Una de las exigencias del FMI, que coincide con el plan del Ejecutivo es, «acelerar la reducción del deficit».

En un mensaje a la sociedad, siempre atenta a los vaivenes de la economía, ha apuntado: «Entender lo que está pasando ayuda a bajar la ansiedad… La sequía nos resto más de un punto de crecimiento del PIB y unos 8.000 millones de dólares que hubieran ingresado al mercado». A esto, ha explicado, se ha sumado «la subida de tasa de interés en Estados Unidos y del petróleo, factores desencadenados cuando todavía Argentina no había podido corregir sus desequilibrios».

De nuevo en referencia al rescate «preventivo» del FMI ha añadido

: «Es un programa para prevenir crisis no para curar crisis. No aumenta el endeudamiento de Argentina, remplaza un financiacimiento caro y escaso, por otro más barato y estable». Dicho esto, ha abundado, «el FMI no es una solución mágica. Argentina tiene problemas eonómicos dede hace setenta años».
Source: ABC

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