Llega el mes de agosto, periodo que tradicionalmente ha sido sinónimo de vacaciones en la sociedad española. En esta época, la actividad, aunque no llega a paralizarse del todo, suele sufrir un declive. Las personalidades políticas se toman un respiro, a excepción de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, que hace unos días hizo público que este año no disfrutará de vacaciones porque las considera voluntarias, aunque también defendió «el derecho de todos los trabajadores a cogerlas». Pero, ¿cuál es el panorama actual dentro de la empresa española durante las vacaciones estivales? Hoy día, agosto sigue considerado como el mes de mayor aglomeración vacacional en el entorno empresarial, aunque la globalización, la salida al exterior de las empresas y las nuevas tecnologías han trastocado la manera de disfrutar las vacaciones a los directivos de cada empresa.
«En economías muy globalizadas, si tienes oficinas en Latinoamérica, por ejemplo, debes de estar al tanto de lo que pasa en otros países porque para ellos no es una época de vacaciones», explica José Antonio García, socio de Ackermann y director general de Ackermann Middle Management. Asimismo, fuentes de Deloitte, que opera con compañías del Ibex como el Banco Santander, Sabadell y Ferrovial, confirman que durante el mes de agosto están bajo mínimos ya que no hay volumen de servicios que prestar porque las empresas en ese mes reducen su actividad. Pero a cambio señalan que mientras los empleados disfrutan de su tiempo de vacaciones deben estar alerta a través de sus teléfonos y correos electrónicos ante cualquier urgencia que pudiera surgir.
Las vacaciones, por tanto, han dejado de percibirse como una época de desconexión total del trabajo para convertirse en un tiempo de actividad mínima. «La alta dirección se toma sus merecidas vacaciones, adaptadas a sus respectivas responsabilidades, es decir, con sus llamadas, sus correos y ese tipo de cosas. Por ejemplo, el consejero delegado, Josu Jon Imaz, descansará unos días en agosto, pero tiene dos viajes de trabajo programados», afirman desde Repsol. Lo mismo ocurre con la multinacional Cosentino, donde «los miembros del comité de dirección y principal staff ejecutivo no tienen una desconexión total. De hecho, en agosto hay planificadas diferentes acciones, como reuniones de trabajo o eventos públicos», explican.
En cuanto a la actividad, muchas empresas reducen durante parte del mes su producción. «Agosto suele ser el mes tonto del tercer trimestre del año y se nota», asevera García. Las compañías, sin embargo, tienen controlado ese receso en sus cuentas compensándolo con un mayor rendimiento en el mes de julio. Aun así, aquellas que sufren una menor actividad ya no realizan ese receso durante el mes completo, sino que el espacio de tiempo se ha ido reduciendo con los años, siendo las dos semanas centrales las más propensas para una caída productiva y la concesión de vacaciones.
Por otro lado, hay empresas que sustituyen el periodo productivo por otros, como el de mantenimiento y la mejora de sus instalaciones, como ocurre en Volkswagen, que dedica durante el cierre de algunas de sus plantas a su restructuración para ponerlas a punto para poder fabricar los nuevos modelos durante la próxima temporada.
En lo relativo a los sectores, los que no se dedican al ocio o servicios turísticos observan cómo se reduce la productividad. «Debido a la actividad baja más del 50% de la plantilla toma sus vacaciones durante este mes», afirman desde la Asociación Española de Renting (AER). También hay comercios que cesan su actividad esta época estival porque al no tener una clientela significativa, no tienen justificación para seguir operando durante ese periodo. Sin embargo, hay empresas que no disminuyen su actividad durante todo el año. Sus relaciones con otros países no permiten un recorte de sus prestaciones, como cuentan desde Iberdrola y Cosentino, por lo que a pesar de contar sus directivos con algunos días de vacaciones, en el personal de gestión y acción comercial la actividad es continua.
Source: ABC