Relacionan la baja exposición a la contaminación con la muerte prematura

Las exposiciones a corto plazo a partículas contaminantes, incluso a niveles más bajos dentro de los márgenes que las autoridades ambientales de ese país consideran seguros para la población, se relacionan directamente con un mayor riesgo de padecer una muerte prematura. Estos son los datos que un grupo de científicos estadounidenses han presentado tras estudiar los índices de muertes precoces entre las personas mayores en EE.UU.

Relacionan la baja exposición a la contaminación con la muerte prematura

Ciertos subgrupos son particularmente vulnerables a la contaminación del aire a corto plazo. Este porcentaje de mortalidad es mayor en aquellas personas cuya economía es más deficiente. Dato lógico, teniendo en cuenta se enfrentan a una carencia en alimentos frescos y saludables, así como el difícil acceso a servicios sanitarios.

La investigación se ha realizado con una recopilación de unos 13 años de datos, concretamente desde el inicio de siglo hasta aproximadamente 2013. Se evaluaron las exposiciones diarias a la contaminación del aire utilizando modelos de predicción y posteriormente, vincularon los resultados con los índices de mortalidad de una muestra reducida de la población.

El resultado deja entrever que no hace falta respirar durante mucho tiempo aire contaminado para que los síntomas hagan meya en nuestro organismo.

La contaminación, incluso a niveles muy bajos, influye en la muerte prematura.

«Este es el estudio más exhaustivo de la exposición a corto plazo a la contaminación y la mortalidad hasta la fecha», dijo Francesca Dominici, profesora, codirectora del centro donde se ha lelvado a cabo el proyecto y autora principal del estudio. «Encontramos que la tasa de mortalidad aumenta casi linealmente a medida que aumenta la contaminación del aire. Cualquier nivel de contaminación del aire, sin importar qué tan bajo sea, es perjudicial para la salud humana».

Los estudios han demostrado que las partículas finas inhalables (PM2.5) y el ozono, en particular el ‘ozono de estación cálida’, aquel que se encuentra de abril a septiembre, están relacionados con un aumento en las tasas de mortalidad.

Según los Estándares Nacionales de Calidad del Aire Ambiental (NAAQS) establecidos por la Agencia de Protección Ambiental (EPA), las exposiciones a largo plazo a PM2.5 se consideran seguras si promedian 12 microgramos por metro cúbico de aire (12 μg / m3) o menos por día en el transcurso de un año.

Una amenaza que no entiende de fronteras

Durante el período de estudio, fallecieron 22 millones de personas en la población de las muestras recogidas. Los datos indicaban que los que, en apariencia, eran pequeños aumentos de PM2.5, tenían en verdad un enorme impacto cuando estos porcentajes se aplican a toda la población de EE.UU, y por consiguiente, habría provocado la muerte adicional de miles de personas durante esos 13 años.

Esos resultados están desempeñando un papel clave en una revisión actual de los NAAQS anuales por parte de la EPA. Los nuevos hallazgos sobre el riesgo de mortalidad a corto plazo de la contaminación del aire sugieren que la EPA debería volver a evaluar los NAAQS diarios.

«No importa dónde viva, en las ciudades, en los suburbios o en las zonas rurales, siempre que respire la contaminación del aire, está en riesgo», afirma Qian Di, otro de los autores involucrados en el estudio.

Fuente: muyinteresante / MF

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Source: Informe21

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