Trastornados por la comida
Sentarse a la mesa se ha convertido en un quebradero de cabeza. Y no tanto por el pánico a la báscula –que también– sino por miedo a perder la salud con cada mordisco. Las listas de alimentos proscritos nos inundan, el gluten es el nuevo satán y el aceite de palma ya es un eufemismo para cianuro. La carne roja, ni probarla, y del azúcar mejor ni hablamos. Todo esto aderezado con infinidad de programas de cocina, realities varios y sonrientes cocineros en las portadas de las revistas (que antes ocupaban las estrellas de cine) obliga a altas dosis de resiliencia para meterse en laSeguir la noticia