Hoy en día ya se puede decir que no son para siempre, aunque su costosa y lenta eliminación con láser dependerá de factores como los colores, las tintas o la dimensión. Sin embargo, hacerse un tatuaje requiere meditarlo con calma porque puede acarrear consecuencias con las que no se contaba. Por ejemplo, quien ha elegido decorarse así el cuerpo no puede donar sangre hasta entre 6 y 12 meses después de hacerlo para descartar enfermedades o riesgo de infección sanguínea, lo que se denomina período de ventana o de latencia, comenta a Efe el doctor Dionís Muñoz, dermatólogo y miembro de la Academia Española deSeguir la noticia