Reyes Magos se escribe sin «R»

El día de Nochebuena de 2018 culminaba uno de los episodios correctivos del mercado más severos de la última década. Una corrección que fue determinante para que el 93% de una muestra de 34 activos financieros arrojara rentabilidades negativas el año pasado, en lo que fue el peor ejercicio de la historia en este sentido (tomando datos desde 1900). Uno de los mandamientos básicos de un inversor, la diversificación, resultó a todas luces un ejercicio baldío en 2018.

Una corrección que comenzaba poco más de dos meses antes, el 11 de octubre, con germen en la preocupación del mercado por el recalentamiento de la economía de EE.UU. y la consiguiente aceleración del endurecimiento monetario de la Reserva Federal, y que finalizaba con un giro de 180 grados en la percepción del propio mercado, que digería mal el turrón, temeroso de una recesión inminente e instando implícitamente al banco central estadounidense a acometer recortes de tipos de forma agresiva nada más comenzar 2019. La recesión «volvía» a casa por Navidad.

En aquel momento, las piezas del puzle no encajaban. En primer lugar, por la incongruencia entre los argumentos de origen y destino que barajó el mercado en la corrección. Y, en segundo lugar, porque las dos caras de la economía global -fortalezas y desequilibrios- distaban mucho de presagiar una recesión económica salvo que se tratara de una profecía autocumplida y que las propias pérdidas en el mercado financiero terminaran arrastrando al abismo recesivo a la economía mundial. Tan pronto como llegó la temida recesión, se fue: bastó un inicio del año tranquilizador en las bolsas para que aquellos miedos empezaran a difuminarse el mismo día de Reyes.

Ha pasado un año, y los temores recesivos siguen siendo objeto de debate. Esta vez no encuentran reflejo en las cotizaciones del mercado, que está cerrando un ejercicio excepcional por lo positivo, sino en el sentimiento de los agentes económicos, sintetizado por el «índice de la palabra R» de The Economist, que mide las perspectivas de una futura recesión en función del número de veces que los periódicos The New York Times y The Washington Post publican la palabra «recesión», y que en los últimos trimestres ha aumentado de forma considerable.

¿Hay argumentos esta vez para que estos temores recesivos vuelvan a apagarse de nuevo con el desmontaje del alumbrado navideño? Aunque la incertidumbre geopolítica siga presente, podría reducirse como consecuencia de cierto alivio en el conflicto comercial entre EE.UU. y China y una resolución acordada del «Brexit». Además, la relajación monetaria acometida durante 2019 y la solidez del sector servicios (consumo) constituyen dos palancas necesarias (y probablemente suficientes si la «guerra» comercial no lo impide) para evitar un descenso más acusado de la actividad global.

Se formulan planes de estímulo fiscal más contundentes en las principales economíaas del planeta

Y no sería para nada quimérico observar desviaciones al alza en el crecimiento de la economía mundial si, por un lado, la bruma comercial se despeja lo suficiente como para generar un notable impulso de la inversión empresarial aparejado a la reactivación del comercio global y, por otro lado, se formulan planes de estímulo fiscal más contundentes en las principales economías del planeta. En cualquier caso, será difícil que ambas variables drenen: en el caso de la inversión, por el soporte estructural del factor reposición de la capacidad obsoleta; en el caso de la política fiscal, porque la presión de los agentes económicos es de suficiente cuantía para disuadirla a que retorne a un estadio contractivo.

En la alternativa de un agravamiento de la incertidumbre política y contagio de la contracción manufacturera al sector terciario, el escenario recesivo ganaría enteros, pero con matices en su gravedad e impacto en mercado: se trataría de una recesión técnica (apenas dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo debido a unos desequilibrios muy atenuados -balanzas por cuenta corriente y balances del sector privado- en comparación con recesiones pretéritas más severas) con capacidad más limitada para generar correcciones profundas en los precios de los activos de riesgo.
Source: ABC

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *