Dos escuelas cara a cara

Ver a Colombia y Uruguay enfrentados en un partido de la Copa América es presenciar el choque no solo de dos selecciones de alcurnia, sino el cara a cara de escuelas absolutamente diferenciadas en concepciones, carácter e historias. Los colombianos, en su serio proceso de madurez futbolística, han ido llegando al cielo del fútbol, ese exclusivo lugar donde solo habitan aquellos que se consideran élite universal.

En Colombia hay, además del interés que levanta su juego, ver la redención de James Rodríguez, sin discusión el mejor jugador de la Copa, para disfrutar de su inteligencia, de su soltura, de su claridad para adivinar dónde están sus compañeros y entregarles, sin mezquindades, cada pelota.

Mientras al equipo les cuesta el gol, una heredad de décadas que los sigue persiguiendo “como el moscardón en la oreja”, como decía Gabriel García Márquez en relación a su adherencia al periodismo, James está ahí, equilibrando los partidos, y tapando cada agujero visto en la pared de los atacantes. Claro que él no será el único, porque hoy día hablar de Colombia es hablar de un fútbol que se acerca a la perfección…

Uruguay es otra cosa. No tiene la sutileza ni el candor de los colombianos, pero cuenta con un espíritu aguerrido como pocos, ese encimarse y no dejar jugar, y, al final de la jornada, vencer. Tiene a Erwin Núñez, su más alto valor, un jugador capaz de, cuando las cosas se tornan oscuras, decidir un partido. Los uruguayos descansan sus posibilidades con un mediocampo florido, de matices, de eficiencia, con Federico Valverde llevando el timón, con hombres como Ugarte y De la Cruz llevando sin desafinar los instrumentos a su cargo, y una zaga de poder para que el grupo se vea compacto, hermético.

Uruguay no perdió mordida y garra ante Brasil, y eso es mucho decir, y Colombia lo sabe. Será, pues a la hora del gran enfrentamiento un choque de dos escuelas futbolísticas de raigambre. Una, Colombia, de depurada estética y categoría individual; otra, Uruguay, de alto sentido práctico y empecinado en hacer prevalecer su fútbol de mediocampo…
Por eso, pues, es muy difícil elegir.

Porque la batalla no solo va a estar en el manejo del partido que a veces es intrascendente, sino en el hacer prevalecer una concepción del fútbol sobre la otra, una razón encima de la otra. En pocas horas sabremos quién será uno de los dos finalistas de la Copa América. Sea la gente de la Nueva Granada, o sea la gente de la República Oriental, será un enorme y digno representante del fútbol del continente.

Nos vemos por ahí.

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Source: LIDER EN DEPORTES

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