Despedidos del Santander en Portugal acampan en Belém para pedir una solución

El Santander comienza el año de manera convulsa en Portugal porque los 60 primeros despedidos de este 2022 han decidido pasar a la acción. El grupo, que anticipa la cifra global de 145 hasta diciembre próximo (si las previsiones no se modifican y terminan siendo más), acabó su jornada laboral a las 16.30 horas (17.30 en España) de este viernes 14 de enero e, inmediatamente, se quedaban sin trabajo. De modo que todos ellos decidieron alzar su voz de manera visible, ya que son empleados que integran las listas del paro cuando todavía los separan unos cuantos años para alcanzar la jubilación.

Por tanto, la ira se podía palpar entre los afectados, que no dudaron en ir camino del Palacio de Belém (sede de la presidencia de la República) para comprometerse con los esfuerzos para frenar la situación. Se suman a la tarea quienes rechazaron las condiciones de despido o de prejubilación anticipada ofrecidas por una empresa que obtuvo beneficios por valor de 5.800 millones de euros en los nueve primeros meses de 2021 (contando sus negocios en España).

Precisamente por esta razón protestan los empleados, es decir, por no entender cómo es posible que semejantes ganancias desemboquen en una cascada de despidos. La intención del colectivo pasa por acampar en Belém hasta que consigan ser recibidos por el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, pues pretenden que intervenga para que el banco cese los despidos.

Los trabajadores se dispusieron a repartir entre la gente una hoja informativa en la que critican: «Es inadmisible que el poder político no haga nada frente a este crimen social». Y prosiguen: «Los banqueros colocan en el desempleo y destruyen las vidas de miles de trabajadores que, a lo largo de las décadas, contribuyeron para el lucro millonario de la banca, en general. Solo el Santander Totta entregó en los últimos 10 años cerca de 4.000 millones de euros para llenar los cofres de los banqueros españoles». No todos participarán al mismo tiempo en la acampada, ya que han optado por alternar los turnos a la hora de pasar la noche. Serán unos 10 o 15 de inicio, que irán siendo relevados.

El responsable de la división portuguesa del Santander, Pedro Castro e Almeida, ha exhibido en diversas ocasiones su satisfacción por la buena marcha de la firma en el país vecino. Así lo hizo, por ejemplo, a mediados de 2019, cuando los beneficios se elevaron un 4,6% respecto al primer semestre de 2018. Una prueba palpable de la consolidación del banco al otro lado de la frontera. «Estos resultados dan continuidad al crecimiento sostenido de la entidad», aseguró el CEO luso, quien explicó: «Somos un banco cada vez más próximo y enfocado al cliente, por lo que estos números muestran que estamos prestando un buen servicio y que merecemos su confianza».

Las nuevas oficinas, con aspecto de Work Café, vienen funcionando muy bien a lo largo del territorio portugués, ya que se ha transformado la experiencia de acudir en persona para ser atendido. También se ha potenciado la concesión de crédito online para empresas, una demostración de la decidida apuesta del Santander por las nuevas soluciones digitales, lo que se ha traducido en una simplificación de los procesos operativos.

Hasta el punto de que sus clientes digitales en suelo portugués protagonizan un fuerte crecimiento: constituyen ya casi el 20% y totalizan 756.000. De modo que el Santander vive una ascensión imparable en Portugal que refrenda las líneas de actuación marcadas por Ana Patricia Botín y ejecutadas por Castro e Almeida desde finales de 2018.

Tanto es así que se ha convertido en el primer banco del país vecino, en medio de un panorama en el que las empresas locales del sector atraviesan por ciertas dificultades, especialmente relacionadas con las necesidades de liquidez.

La andadura del emblema español se refrendó desde que se incluyeron por primera vez los datos del Banco Internacional de Funchal (Banif), cuyos activos saneados adquirieron por un global de 150 millones de euros. Una operación polémica porque los círculos económicos lusos consideraron que se realizó de forma precipitada y a bajo precio. Todas estas circunstancias las conocen los trabajadores que ahora deben retirarse de la actividad y encienden sus ganas de activar los mecanismos de lucha.
Source: ABC

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