Lagarde defiende el Fondo de Reconstrucción como «herramienta permanente»

Quedó muy claro en el momento de su creación que el Fondo de Reconstrucción europeo era un instrumento nacido de una situación excepcional y que se recurría a la emisión de deuda conjunta, de mano de la Comisión Europea, en una ocasión «única». Pero ni siquiera ha comenzado a llegar el dinero a los países socios cuando el Banco Central Europeo comienza a hacer campaña a favor de convertir esta práctica en «permanente». «Europa no debe retrasar la distribución de los 750.000 millones de euros del Fondo de Reconstrucción y debería también debatir la creación de una herramienta fiscal permanente para el bloque», ha defendido su presidenta, la francesa Christine Lagarde.

«El objetivo de la Comisión es poder distribuir estos fondos a principios de 2021, y este calendario debe mantenerse», ha dicho, «pero espero que también haya un debate sobre una herramienta presupuestaria para la zona euro, cuyo precedente es nuestra experiencia actual».

Lagarde hacía estas declaraciones al diario francés Le Monde, horas antes de acudir a la conferencia del BCE convocada en Frankfurt sobre el futuro de la zona euro, en la que quedaba así abierto el debate. «Si la crisis empeora significativamente, la opción de tratamiento médico se retrasa aún más y la economía continúa colapsando, entonces ciertamente tendremos que pensar en más medidas de política monetaria y, en particular, fiscal», ha dicho allí Robert Holzmann, presidente del Banco Central de Austria y que también forma parte del Consejo del Banco Central Europeo.

Lagarde ha subrayado, por lo demás, que «la pelota está en el campo de los Estados», que deben presentar sus propios planes para que el Ejecutivo comunitario los someta a examen y los parlamentos nacionales los aprueben. «Es crucial que este plan excepcional, que ha levantado importantes tabúes en ciertos países, sea un éxito», subrayó la presidenta del BCE, haciendo ver que la emisión conjunta de deuda como primer paso podría ver frustrada su vocación de permanencia si hay países que no responden adecuadamente. Los riesgos serían que el uso de los fondos no sea selectivo, que se pierda «en los laberintos administrativos» o que no llegue a la economía real para darle una orientación más digital y más verde.

El presupuesto de 750.000 millones de euros ya ha despertado en Bruselas un debate acerca de la necesidad de condicionar las ayudas al cumplimiento de los principios del Estado de Derecho, con la oposición de algunos Estados que se sienten señalados por esas reglas. Lagarde teme ahora que los comportamientos de los gobiernos europeos no estén a la altura y terminen frustrando el importante paso adelante.

Además ha asegurado en Frankfurt que, en caso de un agravamiento de la situación económica, el BCE no ha agotado todas sus posibilidades y «si hay que hacer más, haremos más». A su parecer, lo más grave del impacto de la crisis a largo plazo son las pérdidas de empleo, y por eso «nos parece esencial que las redes de seguridad puestas en marcha por los gobiernos durante esta crisis no se retiren de forma prematura».
Source: ABC

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