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    Categories: Economía

La pesada cuesta de septiembre

Tras el pequeño paréntesis estival, especialmente extraño este año para la mayoría de nosotros, volvemos a la rutina, no tan rutina, de la vuelta al trabajo –presencial o no–, la vuelta al cole y, como no podía ser de otra manera, la vuelta a las peleas políticas en un escenario que es, probablemente, peor del que esperábamos hace tan solo unos meses. Ya no hay duda de que la segunda ola de la pandemia ha llegado y vuelve a azotar a España con más virulencia que a nuestros vecinos europeos. De momento no hay un nuevo confinamiento total, y confiemos en que no llegue a haberlo, pero las medidas cada vez más restrictivas que se están aplicando en muchos territorios de España, y las restricciones y cuarentenas que han aprobado otros países del mundo, incluidos los europeos, para los viajeros procedentes de nuestro país, dibujan un sombrío panorama para un sector, como el turístico, que representa casi el 12% del PIB español y el 13,5% del empleo. Pero no solo es el turismo.

La famosa cuesta de enero parece que este año se ha adelantado a septiembre para buena parte de los españoles: para los trabajadores inmersos en ERTE, que temen ahora que lo que empezó con un paréntesis temporal se convierta en una pérdida definitiva de los puestos de trabajo; de los jóvenes que acaban de terminar sus estudios y que deberían acceder al mercado laboral y que ahora no pueden ni siquiera hacer prácticas; de los autónomos que a duras penas pueden mantener sus pequeños negocios y de muchas empresas pequeñas, pero también grandes, que han visto disminuir su cifra de negocios y sufren para hacer frente a los pagos mensuales y miran con temor al futuro. Pero ante este poco halagüeño escenario, no es el momento de tirar la toalla, sino de mirar hacia delante y de buscar entre todos soluciones que permitan mitigar el impacto de la pandemia en trabajadores y empresas, para que la economía pueda seguir avanzando, aunque sea al ralentí, de modo que se sanee y se prepare para tirar con fuerza cuando la llegada de una vacuna o de fármacos que puedan combatir el Covid, nos permitan volver a la ya tan añorada «normalidad».

Está bien, en este sentido, que los agentes sociales y el Gobierno negocien ampliar los ERTE, especialmente en el sector turístico, hasta la próxima primavera, e incluso hasta el verano, si no se recupera la actividad. Con un ERTE no se rompe la relación laboral con la empresa y siempre se puede volver. Si las compañías finalmente no aguantan y tienen que recurrir a los ERE, muchos de esos trabajadores que van a la calle nunca recuperarán sus empleos. El problema, como siempre, está en quién lo paga. Pero aunque esta fórmula ahora sea cara para el Estado, a medio y largo plazo será peor que las empresas se vean abocadas al cierre y a los despidos. Y además están las ayudas europeas que se pueden usar para este fin. Y el próximo paso serán los Presupuestos. Pero ponerse ahí de acuerdo será más difícil. Eso sí, la UE marcará el camino, así que no habrá muchos atajos por los que desviarse.

Las cifras. El sector turístico representa casi el 12% del PIB español y un 13,5% de su empleo, superando con creces al segundo país europeo con más peso del turismo en su economía, que es Portugal, con el 8% o Francia, con el 7,4%. Estas cifras explican, en buena parte, por qué España es uno de los países con la economía más afectada por la pandemia y las medidas de confinamiento.

José Ignacio GoirigolzarriGoirigolzarri, de «prejubilado» a «líder» del sector bancario
Cuando José Ignacio Goirigolzarri con 55 años dejaba en 2009 su cargo de consejero delegado del BBVA, con una pensión garantizada de más de 50 millones de euros, es probable que no se imaginara que en el futuro jugaría un papel protagonista en la consolidación de la banca española. En 2012 fue el elegido para suceder a Rato en la entonces quebrada Bankia. Y ahora, con los tambores de fusión sonando fuerte, tiene todas las papeletas para convertirse en el presidente del mayor banco de España por activos, el que resulte de la fusión de Caixabank y Bankia. No fue fácil, pese a las ayudas públicas, enderezar Bankia y tampoco será fácil su nueva tarea.
Source: ABC

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