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    Categories: Economía

Debate abierto: apuntes para impulsar la educación de la era del cambio

Tal y como merece uno de los ejes fundamentales de la sociedad, la educación siempre está en el centro del debate político e institucional en nuestro país. Sin embargo, el carrusel de reformas y contrarreformas que ha conocido nuestro modelo educativo a lo largo de las últimas décadas confirma que la disensión siempre se ha impuesto por goleada al consenso. Una secuencia repetida de demolición y reconstrucción que no ha ayudado a asentar unas bases sólidas que permitan afrontar el mayúsculo reto que supone enseñar en un contexto de permanente cambio. Preguntamos a algunas de las principales asociaciones que representan a los distintos protagonistas del ecosistema educativo por sus propuestas para pertrechar las aulas frente al vendaval de la disrupción y para conseguir colocar a nuestro sistema formativo más cerca de los modelos de referencia a nivel internacional.

1. ¿Cómo puede responder nuestro sistema educativo a las exigencias de una realidad en constante cambio, marcada por la disrupción tecnológica?

2. ¿Qué se debe mejorar para que España avance en los principales baremos internacionales de evaluación de la calidad educativa, como el informe PISA?

Elena Cid, directora general de la Asociación de Colegios Privados Independientes (CICAE)

1. La educación en España y en todo el mundo atraviesa un profundo cambio, una revolución. Los colegios no podemos seguir enseñando como en el siglo pasado, como en la era industrial, caracterizada por un profesor que transmite conocimientos y cuyos alumnos de manera pasiva escuchan y memorizan contenidos. La interrupción de internet, de la inteligencia artificial o de la robótica ha cambiado la vida de todos y, por ende, el futuro de nuestros alumnos, que resulta incierto y desconocido. Por ello, nuestro reto debe ser formarles para ser personas competentes, que tengan una base de conocimientos, pero también de competencias como pueda ser un pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad o capacidad de trabajar en equipo.

2. Es esencial la enseñanza competencial, en la que el alumno sepa poner en práctica los conocimientos que adquiere, resolver problemas y enfrentarse a desafíos. Nuestros colegios trabajan desde hace años con metodologías más participativas, con proyectos educativos más flexibles que se adaptan a las necesidades de los alumnos para que desarrollen sus habilidades y capacidades. La fórmula funciona, más de veinte colegios de CICAE se han sometido voluntariamente a pruebas PISA para Centros Educativos y las calificaciones obtenidas superaron la media de los países de la OCDE, siendo líderes a nivel mundial en cuanto a resultados académicos.

José Antonio Poveda, secretario regional de Escuelas Católicas de Madrid (ECM)

1. Nuestro sistema educativo es propio de una obsoleta sociedad industrial. Hay que apostar por una educación abierta, flexible en sus contenidos y formas de evaluar, que conceda autonomía y confianza a los centros educativos. Unos centros que deben ofrecer proyectos educativos definidos, distintos entre sí, apostando por valores humanos y morales, lo que es fundamental en una sociedad marcadamente tecnológica. En definitiva, la tecnología debe estar al servicio del proyecto educativo. Nuestra Educación debe ser plural; debe apostar por la libertad de las familias, la calidad y la equidad.

2. Avanzar en esa apertura, en esa mayor libertad de las familias y autonomía de las escuelas, traerá ese reconocimiento internacional. España dispone de un excelente sistema educativo. Cuenta con excelentes profesionales. La escuela concertada católica se caracteriza por su compromiso educativo y social, su proyecto integral, y su profesorado altamente vocacional. Tenemos lo principal, por lo que debemos mejorar en lo «accesorio». La educación es la principal inversión de un país, por lo que se deben mejorar los recursos invertidos, prestigiando socialmente la función docente; y se debe crecer en autonomía y creer en una educación competencial, que incluye el conocimiento. Autonomía y competencias son indispensables.

Alfonso Aguiló, presidente de la Confederación Española de Centros de Enseñanza (CECE)

1. Hay una cierta resistencia hacia la tecnología, igual que hacia el bilingüismo, y es cierto que presentan dificultades, pero son cuestiones que han venido para quedarse y que hay que resolver. Hay que fomentar la innovación, que se valore la eficacia de cada innovación y que se resuelvan los problemas que se presenten, pues no toda innovación es buena ni toda innovación funciona bien a la primera. Y no suele ser una cuestión tanto de recursos como de actitud: en educación hay que estar dispuestos a adaptarnos a un continuo cambio, porque cada alumno es diferente y cada aula y cada escuela también.

2. Quizá habría que prestar más atención a esas evaluaciones internacionales y a cualquier otro modo de valorar el resultado de nuestros esfuerzos. En medicina es fundamental medir el efecto de cada tratamiento, y en educación no debería ser demasiado diferente. Entiendo las reticencias hacia los abusos de los rankings y de la publicación de resultados, pero tenemos obligación de saber si lo que hacemos aporta valor. Es preciso impulsar una mayor cultura de la evaluación, que siempre es un modo de rendir cuentas y sobre todo de saber en qué debemos mejorar.

Juan Santiago, presidente de la Asociación de Centros Autónomos de Enseñanza Privada (ACADE)

1. Mediante un proceso de profunda transformación. La sociedad ha cambiado y el sistema educativo debe cambiar también. La tecnología ha provocado transformaciones muy importantes en nuestro ámbito personal y profesional y el desarrollo de competencias digitales y tecnológicas es fundamental en este entorno. Los alumnos tienen que enfrentarse a retos muy diferentes a los del pasado y para ello necesitan manejar herramientas adecuadas. Esto, además, nos obliga a desarrollar en ellos la capacidad de adaptación y aprendizaje a lo largo de toda su vida y también a formarlos en valores universales, empatía y colaboración, pensamiento crítico, curiosidad, creatividad y liderazgo.

2. El siglo XXI exige un modelo educativo que no se base exclusivamente en la adquisición de conocimientos, sino que apueste decididamente por el desarrollo de las competencias y habilidades que permitan a los alumnos enfrentarse con éxito a los retos que les propone una sociedad en continua transformación. En los informes internacionales como PISA destacan los excelentes resultados de los alumnos de los colegios privados no sostenidos con fondos públicos, que obtienen hasta 30 puntos más que el resto de alumnos españoles, lo que supone una ventaja de un curso escolar. Esto es así porque los centros privados tienen mayor capacidad para responder a las necesidades y demandas sociales y un carácter innovador que les permite adaptarse a los cambios de forma más inmediata. Por ello, para continuar desarrollando estos proyectos y dado que no están financiados con fondos públicos, es necesario dotarlos de una mayor autonomía diferenciada.

Leticia Cardenal, presidenta de la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado (CEAPA)

1. Llevamos tiempo insistiendo en que hace falta un cambio de modelo, de metodología, de currículo. No se puede seguir enseñando a nuestro alumnado con metodologías arcaicas y ancladas en el pasado. En plena era digital, la educación debe adaptarse a su tiempo: el libro digital o internet son solo algunas de las posibles opciones que, además, reducirían la carga que soportan en sus mochilas los estudiantes.

2. Desde CEAPA no creemos en pruebas estandarizadas como el Informe PISA. La propia asesora en innovación educativa de la OCDE Valerie Hannon reconoció que este tipo de evaluación es «limitado» porque no mide las aptitudes que necesita el alumnado para este siglo. Coincidimos con el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales en que este tipo de pruebas nos aleja del reconocimiento de la educación como un derecho. Dicho esto, consideramos que sería necesario evaluar al sistema educativo, no sólo al estudiantado. Es preciso, por otra parte, mejorar la inversión en educación para tratar de mejorar nuestro sistema educativo.

Pedro Caballero, presidente de la Confederación Católica Nacional de Padres de Familia y padres de Alumnos (CONCAPA)

1. Desde CONCAPA apostamos, como no puede ser de otra forma, por las nuevas tecnologías porque la educación no puede quedarse anclada en una época, sino que tiene que evolucionar con los medios y circunstancias de cada momento. Los padres lo vivimos en casa y los profesores tienen que ver la forma más adecuada de integrarlo en la escuela, porque motivará más a sus alumnos y conllevará una formación y actualización continua de los conocimientos, sabiendo también que hay que establecer unos límites y unas protecciones adecuadas en cuanto al uso de las nuevas tecnologías. Es demasiada información y hay que enseñar y aprender a manejarla convenientemente y a analizar cuáles son las fuentes más fiables, que ellos puedan ver que en la información «no todo vale» y eso puede ayudar también mucho en aspectos como la protección de datos o el acoso escolar, por no hablar de su propia salud mental y física.

2. Habría que empezar por adecuar y mejorar los planes de estudio del profesorado y continuar por valorar más su trabajo y devolver su autoridad, actualizar los conocimientos, motivar e ilusionar a los alumnos y, desde el punto de vista de los padres, que las familias se impliquen más en la educación de sus hijos, porque el colegio no puede ser nunca una guardería. La familia y el colegio tienen que trabajar conjuntamente por el bienestar y la educación del niño, porque los padres cuando tienen a sus hijos a menudo sobreviven con la buena voluntad de que el niño «sea feliz» y que otros se encarguen de poner los límites. Lo importante no son los informes sino la educación.

Ramón Izquierdo, secretario estatal de Acción Sindical de Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE)

1. Desde luego que de varias formas. Una de las fundamentales es la de la formación permanente del profesorado, de todas las etapas educativas, en el uso de las nuevas tecnologías como herramientas educativas. Pero, si nos centramos en los efectos que dicha disrupción provoca en nuestro tejido productivo y de cómo nuestro sistema educativo prepara y debe preparar a los trabajadores del presente y futuro inmediato, nos debemos centrar en la Formación Profesional reglada y la necesidad de potenciarla, fundamentalmente en lo que se refiere a su contacto directo con las empresas y la capacidad de adaptabilidad a esos cambios y avances tecnológicos. Una reforma de la Formación Profesional integral que aúne la FP reglada, la formación continua de los trabajadores y la formación ocupacional de los desempleados, todo ello en colaboración continua entre las empresas y los centros educativos, podría ser una buena respuesta del sistema educativo.

2. Lo fundamental es dar estabilidad al sistema y abordar la reforma profunda que necesita nuestro sistema educativo, algo que debería hacerse desde un mínimo consenso y con altura de miras por las principales formaciones políticas. Para esa reforma es imprescindible contar con el profesorado, que son los profesionales de la educación. Por ello, es necesario apostar por los docentes, establecer una Ley de la Profesión Docente y un Estatuto de la Función Pública Docente, donde se regule, entre otras cosas, una verdadera carrera profesional con incentivos para el profesorado, que le motive y valore su trabajo diario y su especial implicación. Esto asegurará una mejora sustancial en los indicadores internacionales. Un ejemplo es Portugal, que lo implantó hace años y ha ido mejorando sus resultados en PISA notablemente.
Source: ABC

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