Invertir en un mundo en pleno cambio

El rápido avance de la tecnología y los cambios demográficos a nivel global están produciendo una serie de fuertes disrupciones que marcarán el futuro de la economía mundial en los próximos años y décadas. El coche autónomo, la robotización o las innovaciones para luchar contra el cambio climático son algunas de ellas. Esta nueva realidad va a conllevar una serie de desafíos y de oportunidades para los inversores que no siempre es fácil discernir. En ese sentido, hay tres criterios que pueden ayudar a identificar temáticas de inversión interesantes para construir una cartera de futuro.

Las temáticas deben ser «invertibles» y de largo plazo. A la hora de seleccionar un tema de inversión, es preciso que haya evidencia de su potencial para generar crecimientos interanuales a partir del 10% durante la próxima década. También hay que asegurarse de que haya un universo de inversión lo suficientemente significativo como para que se pueda garantizar la necesaria diversificación entre regiones, sectores y capitalización de mercado.

Un ejemplo sirve para ilustrar la importancia de este criterio. Pongamos que queremos invertir en economía colaborativa (aquella que han impulsado startups como Airbnb o Uber). Sin duda, estamos ante una tendencia prometedora pero hay que tener en cuenta que muchas de estas compañías aún no han salido a bolsa y, por lo tanto, son inaccesibles para la mayoría de los inversores minoristas.

El tema debe tener una cierta pureza. El segundo aspecto fundamental que hay que definir es el nivel de exposición a la temática (o de «pureza») que deben tener las empresas que tengamos en cartera. Con este criterio, lo que se pretende evitar es invertir en compañías en las que la temática en cuestión represente únicamente una parte muy pequeña de los beneficios. Un ejemplo en este sentido sería el coche eléctrico. Si quisiéramos invertir en él, probablemente nos veríamos obligados a hacerlo en los fabricantes tradicionales de automóviles, pues son ellos algunos de los actores que más están innovando en la materia (aunque la mayoría de sus beneficios provienen de los vehículos de gasolina).

Oportunidad para la gestión activa. El estado de la disrupción en el sector empresarial es cambiante, por lo que resulta crítico identificar y hacer seguimiento a las compañías con mimbres para triunfar a largo plazo en la temática. También es crucial identificar a los candidatos con menos posibilidades de triunfar dentro de esta economía en evolución porque puede haber perdedores incluso en áreas de alto crecimiento estructural como las que suelen centrar este tipo de inversión. Por eso, es conveniente apostar por la gestión activa en lugar de optar por una cesta de acciones expuestas al tema en cuestión a través de un ETF que se limite a replicar un índice temático, por ejemplo.
Source: ABC

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