Falta de dramaturgos impide a Panamá tener un teatro que refleje su realidad

La veterana actriz panameña Ceila González confesó en una entrevista con Efe que el teatro le ha permitido «comprender y amar al ser humano», y lamentó que la falta de dramaturgos impida ahora la puesta en escena de obras que reflejen la realidad de este país.

Falta de dramaturgos impide a Panamá tener un teatro que refleje su realidad

Con más de 40 años en el campo de las artes escénicas, González ha personificado todo tipo de personajes, desde una condesa hasta vendedora de flores. Su talento también ha estado presente en la industria del cine y la televisión.

En una entrevista con Efe, esta dama de la escena panameña graduada de la Escuela Nacional de Teatro en 1974, valora su experiencia y la situación del teatro en Panamá, donde ha ganado premios como el Crespillo Ovalle, la Copa Harry Iglesias, y Premios Escena (mejor actriz principal y secundaria).

«Tengo 44 años de actividad teatral y la fórmula es que siempre que haya papeles que pueda interpretar y me llamen, ahí estoy yo. También se requiere ser disciplinado, cooperador, responsable, llevarse bien con los compañeros y ser puntual», dijo la actriz.

Y esas son las características que compañeros y directores de González resaltan al tratar de encuadrar su personalidad y presencia artística.

«Ceila para mí es disciplina, amistad y amor al teatro. Representa la transición de dos generaciones y todavía nos está aportando talento a las generaciones actuales. Amiga de sus amigos. La actriz que todos queremos en un elenco», dijo a Efe el director y productor Daniel Gómez Nates.

Acreedora de un reconocimiento del Instituto Nacional de Cultura (Inac) por su contribución al desarrollo del Arte y la Cultura Panameña, González confesó que el teatro le «ha dado muchas satisfacciones, la principal comprender y amar al ser humano», pero que también le «ha quitado, quizás pasar más tiempo con la familia».

Calificada por el director Edwin Cedeño como «una mujer completa» y una «actriz versátil, disciplinada y comprometida», González asegura que tras tantos años en escena, aún siente «minutos antes de salir cosquilleo en el estómago, el corazón se me quiere salir y ganas de hacer pipí (orinar), algunos piensan que se va con el tiempo, por lo menos a mí no».

Señala que el de la abuela en la obra «La Nona» (2007) fue un personaje que la marcó, y que le hizo merecedora de Mejor Actriz Principal en los Premios Escena del 2008.

«La abuela lo único que hacía era comer de todo: flores, pan, sopa, vinagre, apio, a cada rato era insaciable. Decidí comer de verdad, para darle realidad a la obra, pero cuando daban tres funciones al día no aguantaba y quería explotar, por supuesto que no comía en todo el día».

Entre tantas anécdotas recuerda que en el montaje «El Gran Drama», que se presentó en el Teatro Nacional a finales de la década de 1970, se quedó «sin voz, por una pastilla» que tomó para el resfriado y de la que resultó ser alérgica.

«Cuando salí al escenario dije unas cuántas palabras y perdí la voz. Sin embargo, yo continúe hablando aunque no se oyera. El público empezó aplaudir al ver que seguí actuando pero no pude salir en el segundo acto», rememora.

Sobre la situación actual del teatro panameño, González cree que es estelar, pues «hay más salas de teatro, por lo tanto más obras, más actores y más trabajo para todos», pero encuentra una debilidad: «la falta de dramaturgos»

A la nueva generación de artistas, González les recomienda que vean «todas las obras de teatro, buenas y malas».
«Uno aprende lo que se debe hacer de las buenas y lo que no se debe hacer de las malas. Da risa pero es así. Tomar cursos cada vez que puedan. Respetar al que tiene más años en el teatro y, sobre todo, no creerse mejor que nadie. Humildad ante todo», apostilló.EFE

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Source: Informe21

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