La presión de las nuevas normas contables y del supervisor y los inversores, que no ven con buenos ojos que los bancos se dispersen en actividades distintas de la financiera, forzaron a Caixabank a poner fin al modelo de banco industrial que desarrolló durante décadas. La salida de Repsol con la venta de su participación del 9,36% en la petrolera marcan el inicio de una nueva etapa en la que la entidad catalana se centrará en exclusiva en el negocio bancario y asegurador. La regulación bancaria surgida tras la crisis, conocida como Basilea III, penaliza con mayores requerimientos de capital a los bancos con participacionesSeguir la noticia