Unas décimas para afrontar el «efecto llamada»

España se ha convertido durante los últimos años en un verdadero paraíso de turismo sanitario. Al calor de una permisividad política y de unas condiciones sociosanitarias sin parangón en toda la UE, centenares de enfermos procedentes de otras latitudes y de Europa, especialmente del Este, han campado a sus anchas por nuestro país en espera de consulta, cirugía y, según se cuenta, hasta trasplantes. Una vez satisfecha su necesidad, la mayoría retornó a sus países dejando una factura imposible de cobrar para el sistema público. Esta situación y el intento de frenar el efecto llamada fue uno de los grandes objetivos del anterior Gobierno, que acotó la «universalidad» sanitaria no por falta de humanitarismo sino porque, sencillamente, llegó un momento en el que a España no le alcanzaba para pagar más. Hablamos de tiempos de crisis. La más grave desde la Guerra Civil, lo que justifica algunas medidas, aunque puedan ser ahora tildadas de egoístas y contrarias al espíritu de la Medicina. El Gobierno del PSOE ha vuelto a abrir la Sanidad a la inmigración sin que se conozca, todavía, el coste exacto que tendrá la medida. Algunos expertos lo cifran en 4.000 millones, incluyendo el gasto en farmacia, lo que puede ocasionar importantes tensiones de tesorería si la medida no va acompañada de una mejora de la financiación. Las décimas concedidas por Hacienda a las autonomías no parecen suficientes.

Source: A tu salud

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