Inmunoterapia contra el cáncer de cabeza y cuello más agresivo

Pocos fármacos han conseguido en la Medicina tantas indicaciones como beneficios para los pacientes. Lo cierto es que desde la primera aprobación, allá en 2015 para el melanoma metastásico, la molécula inmunoterápica nivolumab –comercializado por BMS como Opdivo– ya ha conseguido otras cuatro a las que se suman ahora el carcinoma de células escamosas de cabeza y cuello y el linfoma de Hodgkin más resistente. Se trata de una buena noticia para los primeros, porque no había ninguna terapia para los enfermos en fase metastásica con cáncer de cabeza y cuello y también para los segundos, «porque el 70% de los casos que reciben nivolumab responden al tratamiento», explica Mariano Provencio, presidente del Grupo Oncológico para el Tratamiento de las Enfermedades Linfoides (Gotel) y jefe de Oncología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid.

En este sentido, Ramón García-Sanz, coordinador del Grupo Español de Linfoma y Trasplante Autólogo de Médula Ósea y hematólogo del Hospital Universitario de Salamanca, apunta las posibilidades de emplear la inmunoterapia en tumores hematológicos. «Supone una gran oportunidad para ese porcentaje de pacientes, un 14%, en los que no funcionan los trasplantes ni el resto de opciones terapéuticas», apunta García-Sanz. Sin embargo, Provencio aclara que de momento sólo se estudia la opción de trasladarlo a fases más tempranas del linfoma de Hodgkin o tumores hematológicos similares «porque en no Hodgkin no hay buenos resultados, de momento».

En cuanto a las posibilidades que ofrece en cáncer de cabeza y cuello, Ricard Mesía, presidente del Grupo Español de Tratamiento de Tumores de cabeza y Cuello (TTCC) y jefe de Servicio del Instituto Catalán de Oncología (ICO Badalona), subraya que «supone una gran oportunidad para la supervivencia de los enfermos porque la mortalidad es altísima y las tasas permiten encontrar un 17% de casos que sobreviven a los dos años». El experto subraya la buena tolerancia de este tipo terapia, «ya que son menos tóxicos que la quimoterapias y los pacientes tienen más calidad de vida». El presidente de Gotel añade que «para ser más claros puedo poner el ejemplo de una mujer, una ejecutiva, que tenía el linfoma muy avanzado y que, tras recibir la terapia, la presencia de focos tumorales han desaparecido. Y no sólo eso, puede llevar una vida normal, ir al trabajo y estar con su familia».

Source: A tu salud

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