La industria se rebela ante el mayor control de Hacienda sobre las bebidas alcohólicas

Imagine que llega a un bar, pide un tercio de cerveza y la botella lleva un código QR que, al pasar el móvil, identifica al establecimiento y a su titular, entre otros datos. No es un espejismo provocado por la canícula: es el plan que ha diseñado el Ministerio de Hacienda desde el año que viene para las bebidas alcohólicas. En 2018 los recipientes «de bebidas derivadas» incorporarán un código de seguridad de barras o un código QR que sea capaz de registrar la «trazabilidad del producto
», señala el proyecto de decreto que ultima el ministerio para cambiar el Reglamento de Impuestos Especiales.

La intención de esta reforma del precintado es mejorar el control sobre el pago de estos tributos, detalla el preámbulo de la futura norma. El texto apunta que el código deberá ir en los «tapones o cierres» si bien solo será obligatorio para botellas o latas de más de medio litro –en las de menos capacidad bastará con que vaya en el estuche si no supera los cinco litros–.

La Federación Española de Bebidas Espirituosas (Febe) tacha de «absolutamente inviable» la propuesta de Hacienda, en conversación con ABC. «El sector no puede asumir ni económica, ni técnicamente que la marca fiscal se convierta en un elemento de trazabilidad del producto», detalla. La industria del alcohol ya se ha reunido con Hacienda para proponer alternativas a esta reforma, apuntan desde Febe. «Apoyamos la creación de una precinta más robusta, que dificulte su falsificación», dice la patronal, que ofrece su «total predisposición» a colaborar con Hacienda para «buscar vías de actualización de las marcas fiscales que eviten el fraude». Y remarca que en diez países de la Unión Europea –entre ellos Francia y Alemania–, las bebidas no tienen precinta.

Como fuere, desde Hacienda recuerdan que el proyecto se publicó en trámite de información pública para que los agentes afectados propusieran cambios y aun no es firme. La propuesta de Hacienda sería, según Febe, «imposible de asumir» por los cambios en «la línea de producción, el cambio de funcionamiento del almacén, en sus dimensiones y acondicionamiento, o el desarrollo de un software específico».

Según el borrador, el código deberá ser «capaz de almacenar los datos relativos al establecimiento al que son entregadas las precintas (código de actividad y establecimiento) y a su titular (número de identificación fiscal) así como al destinatario registrado ocasional, al receptor autorizado, al representante fiscal de un vendedor a distancia establecido en otro Estado miembro de la UE o al importador». Es decir, todo el viaje trazado por la botella desde la compra mayorista hasta el gaznate del cliente.
Source: ABC

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