Eulen centra durante los últimos días todas las miradas por la huelga de su plantilla, encargada de los controles de seguridad del aeropuerto de El Prat. No es la primera vez, sin embargo, que la compañía se enfrenta a un conflicto interno. De hecho, en los últimos años su trayectoria ha estado condicionada por una «guerra civil» entre los propietarios de la sociedad.
La historia de Eulen se remonta a 1962, cuando David Álvarez Díez constituyó Central de Limpiezas El Sol. Años más tarde, el empresario también fundó El Enebro, sociedad que, entre otros activos, integra las Bodegas del Grupo Vega Sicilia.
La empresa creció rápidamente y se extendió a numerosos servicios. Limpieza, mantenimiento, trabajo temporal, seguridad o auxiliares son algunos de ellos. Su recorrido le ha permitido emplear a más de 84.000 personas y estar presentes en países como
España, Portugal, Estados Unidos, Colombia, Costa Rica, Chile, Jamaica, México, Panamá, Perú, República Dominicana, Libia, Omán y Qatar.
Todo este desarrollo se vio truncado por las guerras internas de la compañía. Desde 2009 varios de los hijos de David Álvarez urdieron distintas maniobras para arrebatarle el mando de la compañía. Por ello, en 2013 el empresario constituyó junto a su hija María José una sociedad para controlar el 60% de Eulen.
Dos años más tarde, el fundador de la compañía falleció y la guerra civil terminó por desencadenarse. La tensión fue en aumento después de que María José quedara al mando de la empresa, tal y como recogía el testamento del empresario. El relevo quedo refrendado por un albacea.
Esta decisión, sin embargo, no tuvo el beneplácito de cinco de los hermanos de la presidenta de l
a compañía (Marta, Elvira, Juan Carlos, Emilio y Pablo), que denunciaron esta sucesión. Incluso demandaron al albacea en varias ocasiones por «falta de parcialidad» y «conflicto de intereses». La división llegó a tal punto que los hermanos incluso llegaron a pedir la dimisión de María José Álvarez en junta de accionistas.
El conflicto se terminó de resolver hace poco más de un mes. La formalización notarial de la de la participación de la herencia del fundador de Eulen y las operaciones particionales otorgadas por el contador-partidor provocaron que María José Álvarez se hiciera con el 95,32% de la sociedad Daval Control, a través de la que controlará el 59,14 del capital de Eulen.
Los cinco hermanos «díscolos» criticaron duramente la medida. Aseguraron que estos hechos demostraban «una vez más la ausencia de imparcialidad del albacea contador-repartidor al no informar al mismo tiempo a todas las partes afectadas por el reparto, cuando además el citado albacea está pendiente de un juicio de remoción en esas funciones», al ser el socio director de uno de los despachos de abogados que asesoran a Eulen y María José Álvarez.
Source: ABC